lunes, 3 de agosto de 2015

Crítica clásica: Van Halen de Van Halen (1978)

A finales de los años 70 fue un momento crucial para el hard rock internacional. Durante toda la década, el sonido inglés había dominado el panorama internacional con bandas como Deep Purple, Led Zeppelin o Rainbow. Bandas como AC/DC o Scorpions ya coleaban con algunos discos de calidad destacable y sus carreras musicales eran ciertamente prometedoras, pero algo cambió el juego. A mediados de los 70 KISS, trajo unas formas de hard rock más gamberras y callejeras. Pero quedaba la gran traca para el final de la década y esa se iba a llamar Van Halen. Este grupo, formado por dos hermanos de origen holandés que de bien pequeños habían llegado con sus padres a Estados Unidos.

La banda empezó a principios de los 70 con Eddie Van Halen en la guitarra y cantando y Alex Van Halen tras los parches. Pero ante tanta banda molona en su época de instituto, necesitaban a integrantes con presencia y talento. Después de varios rodeos, su solución apareció en forma del talentoso bajista Michael Anthony y del esperpéntico y a la vez showman nato David Lee Roth. Durante los primeros 4 años con esta formación se tuvieron que buscar las perras ellos solos y fueron ascendiendo poco a poco en fama hasta llegar a ojos y orejas de Gene Simmons, bajista de KISS, que tras escucharlos les apadrinaría para que llegaran a publicar el disco que hoy veremos. Ted Templeman se puso ante los mandos para producir el disco y el resultado a día de hoy sigue siendo soberbio y una buena muestra de lo que le depararía al hard rock en los siguientes años.

Y es que esta es la realidad, este disco estaba preparado para ser un vanguardista en su mundillo y a fusionar con sutileza y gusto hard y heavy metal. Esa además no es una declaración debilucha y más contando los contendientes hardrockeros que rodearon a este disco. Empecemos por KISS, que por aquel momento estaba consiguiendo un gran éxito en Estados Unidos a través de su hard rock de letras atrevidas, un tanto sexuales y sonido accesible, aunque rebelde. Por otro lado, Rainbow en Inglaterra era la imagen del estilo llevado como algo épico, gracias a la contribución de Ronnie James Dio y su ideario de fantasia tras las canciones que componía Ritchie Blackmore. ¿Más? Claro, Whitesnake empezaría ese año 78 su carrera con su gran frontman David Coverdale. Su sonido era romántico-cañero, como una versión de KISS, pero sin el look de diablos-manga que siempre he visto a la banda de Gene Simmons.

La banda más grande del planeta, Led Zeppelin estaba también con valores a la baja en lo que compositivamente se refiere (aunque nunca bajaran de un nivel notable) con Presence (1976) y aunque remontarían el vuelo de la originalidad con In Through the Out Door (1979) y harían un cierre oficial bastante innovador (Coda no lo contéis ni con dos copitas de más) su carrera se vería truncada por la muerte de John Bonham. O sea que amigos, haciendo de vidente, la cosa no tendría mucho futuro más allá de lo que hemos visto para estos. Y es que estos caían, bandas como Thin Lizzy, AC/DC o Blue Öyster Cult, se iban haciendo un sitio para el que sería en breve el nuevo rock duro de los 80 y marcarían bastante a fuego su rastro en el margen de 1977-1979.

Algunos diréis:¡¡ehh, te dejas una banda!! Bueno, me dejo varias, pero si vamos al grano la que muchos estaréis pensando es Aerosmith. Pero ¡ah! en este momento la banda de Steven Tyler estaba en un momento de decrecimiento. Os puedo asegurar sin dudar ni una mota que su disco Draw the Line (1977) es estupendo y que su siguiente disco Night in the Ruts (1979) también iba a ser bueno, lo que ocurre es que el segundo que os he nombrado palidecía ante sus grandes obras de pocos años antes. Este hard rock que hacían influenciado por el funk y parejo a ciertas cosas de Led Zeppelin, iba a ser pisado por los tíos que hoy veremos. Esta banda, liderada por Eddie Van Halen demostraría que experimentación, potencia y melodías pegajosas y divertidas podían ir cogidas de la mano.


Pero no sólo del joven de los Van Halen vivía la banda, ya que tanto su hermano Alex Van Halen en los parches, Michael Anthony en el bajo y sobretodo el excéntrico David Lee Roth con sus dotes de cantante y showman, tenían un qué especial. Y es que su sonido y su espectáculo eran tan interesantes, que Gene Simmons (cantante y bajista de KISS) les apadrinó para que pudieran sacar su primer disco tras años de bolos por aquí y por allá, más concretamente desde 1972. Ese momento de 1977 en el que empezarían la grabación de su debut, no sabían que estaban cocinando algo que cambiaría las tornas del hard rock e incluso el heavy para los siguientes 10 años, estaban haciendo la semilla del glam metal, si, esa que degeneraría a bandas como Mötley Crüe o Ratt o Poison unos 5 años después.

Entonces ¿que tiene este disco de tan espectacular? Pues empecemos por su primer destello de luz antes de su publicación. El single y cover que hicieron de You Really Got Me, la canción de The Kinks que sería una de las originarias del hard rock, ellos la reversionaron con más potencia, pirotecnia musical, un ritmo desenfrenado y una parte vocal impactante para su tiempo. El género parecía haber evolucionado de manera espectacular desde 1964 (cuando se hizo la original). La parte vocal de David Lee Roth la convertía en puro atrevimiento y provocación, la guitarra con esa distorsión parecía morder y en el solo se elevaba a Eddie Van Halen como nuevo guitar hero de finales de los 70, una genialidad. Otro factor que daba gancho a la canción eran esos coros que gracias a Anthony y Eddie Van Halen, hacían que tuviera ese punto pop tan solido.

Van Halen - Eruption/You Really Got Me (1977)


Y si el single iba a llegar a la posición 36 de las listas americanas, el disco pegaría aún con más fuerza al llegar a la posición 19. Ya desde su primer tema, el también single Runnin' with the Devil, la banda demostraría su potencial dentro de lo que era el heavy metal, con una canción contundente que con su abertura de bajo y su riff simple pero épico abriría una nueva era de metal alejado un poco más del blues y más cercano a sonidos muy electrizados que veríamos poco después con bandas como Judas Priest. Su letra evoca a la vida de carretera, al rockero de sexo, drogas y rock'n'roll, a vivir casi en el dictado del diablo. El acabado simplista de la parte rítmica le sienta genial y es que si Alex Van Halen demostraría ser un genial baterista con los años, sabía cuando tenía que acompasar y poner un ritmo que cimentara la dureza de la canción.

De David Lee Roth que decir, el que más luce toda su artillería de agudos raspados y rotos, una maravilla por su voz tan particular, sin duda una de las mejores voces de su tiempo. Pero cuando su voz se apaga y dejan paso todos a Eddie en Eruption, algo tubo que pasar muy bruto en la mente de los que lo escucharon por primera vez en esa época. Una instrumental con muchos bemoles que ha quedado como un clásico imperecedero y un habitual de sus conciertos. Esas escaleras tan neoclásicas de notas que va elaborando como si fuera una auténtica explosión de volcán o ejem, otro tipo de explosión muy ligada a lo fogoso y sexual son una ruptura con aquellos cánones establecidos por el primer hard rock. Y es que otra cosa clara que aportaba este disco respecto a lo anterior e incluso muchos de sus contemporáneos es su espectacularidad, como si fuera una superproducción.

Van Halen - Runnin' with the Devil (1978)


Más prototípica del género se presenta Ain't Talkin' bout Love, pero no por eso es de calidad inferior. La forma en la que es tocada si que es innovadora, con un cierto palm mute (técnica con el que la nota suena más entrecortada) y algunos armónicos (notas en las que no se apreta el traste de la guitarra sino que sólo se insinúa un poco el dedo sobre la cuerda, para crear una nota aguda y desvanecida). Melódicamente la guitarra es muy dulzona igual que las canciones que se podían ver en los discos clásicos de Aerosmith como Toys in the Attic (1975) o Rocks (1976). Me gusta ver como esta canción sería un equiparable a lo que fue You Really Got Me en el 1964 pero a finales de los 70, como muestra de una época más rebelde, arriesgada y desenfrenada. Y es que durante finales de esa década, como bien veíamos con Scorpions, había una hibiridación muy clara entre el hard rock y el metal, que a ratos los hacía más difíciles de distinguir. De nuevo esta canción no es la mayor muestra de tecnicismo, pero destaca por su sonido grave y contundente, pero curiosamente accesible y melódico.

Otra de las innovaciones del disco se puede ver en I'm the One, un tema que demuestra las virtudes del rock'n'roll coral y surfer rock que habían mostrado The Beatles con la evidente influencia del punk (que da velocidad al tema) y el hard rock/metal que le da potencia. Este tema con una letra amorosa, es un puro divertimento relleno de trucos de guitarra. Una incesante parte de batería que refuerza esa sensación de velocidad del guitarreo y es que el sonido que había logrado el productor Ted Templeman de los parches en este disco resulta magnífico. Era coger todo aquello que para los de Van Halen era clásico y renovarlo con un sonido con muchas agallas y ese furor juvenil que desprendían estos cuatro chavales. Pero ¿verdad que os había dicho que en mi imaginario Van Halen había venido a ocupar el sitio que Aerosmith estaba dejando? Ahora entenderéis porqué.

Van Halen - Ain't Talkin' bout Love (En Vivo con Sammy Hagar, 1986)


Jamie's Cryin' que era la siguiente canción del disco, era sin duda la típica canción hard rockera melancolica en la que se hablaba de una chica y esa era una seña de identidad muy marcada en aquel tiempo de Aerosmith dentro del género. Por lo tanto, ya tenéis una teoría bastante buena por un lado: Pero por otro lado, Van Halen en este disco se reivindicaba como una banda de grandes riffs; fueran rápidos, contundentes o melodiosos y esa era otra seña de Joe Perry (guitarrista de Aerosmith). Por último, estaba claro que se llevaban una buena cota de mercado que tenía la banda de Boston. Si Rainbow a finales de los 70 era el icono del hard rock serio inglés, Aerosmith tenía que pasarle su corona de hard rock rebelde y vitalista americano a Van Halen.

Para demostrar además que estaban al día de todo incluyeron un tema como Atomic Punk. Un tema que se suelta hablando de la figura del punk como el ser del submundo urbano que era. A mi gusto es como el Welcome to the Jungle (de Guns N' Roses) de los años 70; esa canción que por su temperamento musical te sabe transmitir una sensación salvaje, oscura, potente e incluso heavy. Si a Motörhead le han puesto muchas veces de abanderado del heavy rápido, creo que a esta banda también le tendrían que ofrecer un puesto de honor. Al mismo tiempo, seguían en su faceta más comercial siguiendo los conocimientos que habían dejado Aerosmith en el campo con Feel Your Love Tonight, su coro a media canción le da ese punto tan guay que precede al solo. Una canción de muy notable factura.

Van Halen - Atomic Punk (1978)


Paralela al estilo de Jamie's Cryin' estaría Little Dreamer, otra canción con un riff muy bien buscado y adornado con piruetas y acordes duros. Los coros de fondo tan reminiscentes a lo que hacían The Beach Boys, pegan genial con el espíritu de la canción y lo único que me falla en ella es el final tan brusco que presenta y la repetición del riff que aquí se me hace demasiado visible. Nada grave, ni que no pueda solucionar un temazo como Ice Cream Man, que mezcla primeros momentos de folk, blues y rock'n'roll con un guitarreo potente y un ritmo envidiable en su segunda mitad. Me encanta como David Lee Roth implanta su voz provocativa y en tonos graves al principio jugueteando con sus referentes de cantautores y crooners predilectos. En vivo, de bien seguro que es un tema que saca a relucir su faceta de showman. En verdad, esta canción resulta a la postre ser un cover de uno de los artistas favoritos de Roth, John Brim.

Y se acaba nuestro repaso con On Fire, una canción que muerde con un montón de armónicos y con un riff que más que distintivo es una muestra de muchísima garra y de ser totalmente excéntrico a la hora de tocar la guitarra. Es lo más salvaje que hay el disco, David Lee Roth exprime hasta el infinito su cuerdas vocales y rompe notas brutalmente. A gusto de un servidor es la mejor canción del disco y pone los pelos de punta en todos sus sentidos. Hasta podría decir que debe ser una de las mejores canciones de cierre que he escuchado en un disco de hard rock desde que tengo conocimiento de esta música (y de eso hace mucho más de una década). Con esto, creo que ya podemos a empezar a sacar conclusiones de lo que tenemos como disco.

Van Halen - On Fire (1978)


El debut de Van Halen sin duda sería un golpe de efecto para la industria musical tanto de efectos inmediatos en número de ventas (que a día de hoy ascienden a más de 10 millones), como en repercusión en el hard rock y metal a medio y largo plazo. Podríamos equiparar este debut de Van Halen, con el que ocurrió en 1969 con Led Zeppelin, eso si, a la americana. No debemos olvidar que igual que los ingleses, la banda de los hermanos Van Halen sacaría una ristra de discos que jugarían un papel muy determinante. Eso si, en el momento de su presentación, la energía, velocidad, tecnicismo, atrevimiento y accesibilidad que estos cuatro chavales pusieron sobre la mesa fue algo inaudito para su tiempo. Algunos me achacaran de no considerar que habían otras bandas virtuosas o otras de potentes e incluso alguna de más rebelde y atrevida (AC/DC).

Pero la gran conclusión es que ninguna de las otras unía de tal manera todos los ingredientes para crear una música que se situaba en la vanguardia de lo popular. Frank Zappa siempre hablaría del sonido de Eddie Van Halen y de la banda como un elemento muy innovador, eso si, que acarreó ciertos problemas como el hecho de no estar de moda o ser guay si no añadías los trucos que el guitarrista había aplicado desde este disco. La industria musical, usaría el sonido de este disco y de esta banda como un juguete al que desgastarían en otras formaciones rockeras y de glam, pero que por fortuna divina estos músicos que hoy analizamos, lo trabajarían con gusto y ansias de innovación a lo largo de los años 80. Eso si, como ya sabéis, todo lo que viene después de este disco deberéis esperar un poco para que sea narrado y analizado en este portal.

Nota: 8,75

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