lunes, 30 de marzo de 2015

Crítica: Rebel Heart de Madonna (2015)

Hace ya 10 años fue la última vez que me sentí ilusionado con un disco de Madonna, con el energizante Confessions on a Dancefloor (2005). En ese momento sentía que la diva del pop estaba perfectamente en sintonía con la electrónica pop del momento y que sabía colocarse en primera linea aún siendo una mujer cuarentona (demostrando que se puede ser muy joven con esa edad). Pero si en esos tiempos era una gran y vanagloriada veterana del sector, hoy lo es mucho más, de veterana.

Lo segundo ya no tanto, debido a un conjunto de discos más conformistas y menos auténticos que en opinión personal han apagado un poco la llama de la nueva Madonna del siglo XXI. Y es que ese es el dilema, la artista que tenemos a día de hoy es una persona que en su momento fue toda una revelación en el mercado de la música popular. Pero hoy en día se ha convertido en una más de esos grandes nombres (a nivel de fama) que vende por su nombre. Aunque es una figura que seguirá vendiendo tickets para sus conciertos y conseguirá casi plenos, hemos de admitir que eso se debe más a su legado pasado que a sus logros actuales a nivel compositivo.

Recuerdo que en Hard Candy (2008) se fusionaban aciertos del disco del 2005 con grandes lacras del chicle pop actual, haciendo que el disco perdiera la contundencia del anterior. MDNA (2012) me parecía por otro lado un disco que exploró sonoridades interesantes, pero muy petardo y banal. Por lo tanto dos discos para llenar arcas, pero dos balas que aunque podían haber demostrado al mercado el baremo de calidad mínimo, se desaprovecharon lastimosamente. Y no es que pretenda atacar gratuitamente a la artista pero con la edad que tiene y por la pose que siempre demuestra me creía que sacaría discos más comprometidos en la causa de hacer una música accesible pero sofisticada.


Hoy hago esta crítica en post de ver como ha encaminado su carrera con el nuevo trabajo y si considero que va a tener alguna trascendencia o va a ser un mero disco más de Madonna. Como bien os dije unas críticas atrás, existe un mercado musical que se le puede denominar el AAA y que son aquellos artistas que por la seguridad que dan a las discográficas, se invierte más dinero en sus discos sea a través de mayor nivel de producción y instrumentación o a través de un mayor nivel de publicidad por televisión, radio fórmulas o incluso cine. Por esa razón soy el primero en exigirle más a esta música, ya que es la que va a influenciar a los que no son demasiado adeptos a investigar ni que sea un poco de música y que se dejan llevar por los 40 Principales.

sábado, 28 de marzo de 2015

Crítica clásica: Love at First Sting de Scorpions (1984)

Si fuerais músicos ¿hasta que nivel os gustaría llegar de fama? Ser conocidos en vuestra ciudad, provincia, país... o por el contrario aspiráis a llegar a nivel continental o internacional. Otro cuento además es si queréis que sea en el ámbito que sea, se os conozca moderadamente o mucho. Muchos os preguntareis ¿y a que viene todo esto? Simple, esta era la situación en la que se encontraban los Scorps en este punto del cuento. Ya llevaban muchos años trabajándose con discos de alto nivel una considerable fama y por eso, los que se enganchaban con los nuevos discos en el carro de los alemanes, veían su bagaje. lo disfrutaban y ampliaban sus ventas.

Antes funcionaba así el mercado, requiriendo una mayor implicación del artista y paso por paso subir los peldaños de la fama y reconocimiento. Como podeis recordar, con Animal Magnetism (1980) ya dieron sus primeros pasos importantes en el mercado americano entrando en una posición honorable en las listas oficiales de éxitos. Pero había sido con Blackout (1982) que analizaré de aquí un tiempo, donde dieron el gran petardazo de ventas con disco muy muy sólido. Su próximo paso tenía que ser lo suficientemente bueno para conservar lo que había conseguido el disco anterior e incluso si cabe, aumentar las miras. Así que en 1983 junto a su productor de confianza, Dieter Dierks, se fueron al estudio de este en Alemania para grabar nada más y nada menos que su noveno álbum de estudio.

Como bien os dije ya, la formación de Animal Magnetism tendría una prolongación remarcable en el tiempo, hasta entrados los 90. Eso ayudaría a tener un equipo que avanzó su sonido, sin grandes salidas de campo ni divagaciones. A parte en la banda había 3 mentes creativas destacables: Rudolf Schenker en lo musical y Klaus Meine y Herman Rarebell en las letras. Siempre había funcionado así y estaba claro que ellos tres supieron crecer juntos como músicos y aprovechar su buen rollo con el resto de integrantes para dar buena forma a sus ideas. Porque lo tengo claro, hay bandas que en su segundo o tercer disco ya están tocadas de muerte por sus conflictos internos y el nivel decae, pero esas ansias de escalar y de ver que sería lo próximo tiró adelante con los ilusionados Scorpions.

Los machotes teutones vuelven a la carga

martes, 24 de marzo de 2015

Crítica clásica: Seasons End de Marillion (1989)

La música es mi predilección, no tengo ninguna duda. Su mera compañía ha estado en momentos determinantes de mi vida y por esa razón, la he estudiado en profundidad para entender sus entresijos. Hace unos tres años, un amigo mientras curioseaba entre su i-pod me regaló uno de esos momentos tan sublimes que mi mente no pudo olvidar y todo empezó con un "¿Conoces a Marillion?". Lo que ocurrió momentos después, simplemente fueron algunos de los mejores minutos musicales de mi vida y cuando uno se ha dedicado a escuchar de todo y en todos los sitios, no es algo que se diga a la ligera.

Por eso hoy os quiero acercar a ese momento de mi vida, junto a todo aquello que se puede reflexionar de un disco y de una banda con mucha profundidad y riqueza musical. Además, después de haber leído ampliamente sobre él, voy a confirmar o rechazar diferentes teorías que se hicieron. Pero todo empieza por conocer a la banda y hay mucho interesante por contar. Marillion, podemos considerarlo el gran grupo de rock progresivo de los años 80. Grandes contendientes de los años 70 estaban en horas bajas o habían evolucionado su estilo hacia otros terrenos como el pop o se habían desgranado en otras agrupaciones, pero estos tipos que hoy veremos se mantuvieron muy enderezados cuando otros cayeron.

Desde su formación en 1979, esta banda inglesa pasó por diferentes formaciones y tubo que esperar hasta 1983 para sacar su disco debut, el excelente Script for a Jester's Tear. En su día fueron duramente criticados por parecerse sonoramente a Genesis en la etapa de Peter Gabriel, pero no sabían muchos críticos que darían un paso evolutivo trascendental. En 1984, sacaron su segundo disco, Fugazi, llamado así por los muchos bateristas que audicionaron para la banda y por lo rápido que tubo que ser el proceso de grabación. En este punto solidificó la formación más clásica de Marillion: Fish (Derek William Dick, voz), Steve Rothery (guitarra, miembro fundador), Pete Trewavas (bajo), Mark Kelly (teclado) e Ian Mosley (batería).

Con este disco, se puede decir que se dio forma al rock neoprogresivo (con una presencia muy fuerte de sintetizadores, influencias más comerciales y renovación de los temas y duración de las canciones). Este sonido se perfeccionó y alcanzó su cenit en los discos Misplaced Childhood (1985), que para muchos es su obra maestra y Clutching at Straws (1987), que demostraba que el nuevo progresivo no era un derivado superfluo del original, tratando el éxito mal digerido, las adicciones y el fracaso a través de los ojos de un músico frustrado. Esta fue una etapa brillante y memorable, cuatro discos con unas letras muy cultas y una música tan delicadamente tratada que, incluso a día de hoy, sabe sacar pecho sin ser de lo más pirotécnico del mundo.

Pero Fish durante el periodo de composición del que tenía que ser el quinto disco de la banda decidió marchar, tal vez por desavenencias con la discográfica, que le estaba atando en corto en su carrera musical. Aún quedan las demos sueltas de las canciones que tenían que salir por Youtube y algunas podemos decir que eran mucho más que simples demos. Eso si, al partir peras, la banda se quedó con la música y Fish con las letras para el que sería su futuro disco en solitario, Vigil in a Wilderness of Mirrors (1990). Con ese contratiempo, los integrantes de la banda buscaron a un buen sustituto del cantante escocés y su decisión viró mucho el rumbo que llevarían años después. El elegido era Steve Hogarth, cantante de la banda The Europeans y How We Live.

Mark Kelly, Steve Rothery, Steve Hoghart, Ian Mosley y Pete Trewavas.
Marillion en 1989

jueves, 19 de marzo de 2015

Crítica clásica: Leprosy de Death (1988)

Ayer discutía con una compañera de trabajo cual es el mejor chocolate que existe y así de primeras le dije, ¡el de 99%! El más puro y amargo de todos, además del más sano. No me siento mejor que nadie porqué me guste, ni lo debería sentir. Pero no lo neguemos, el hecho de que nos guste a muchos nos hace sentir que sabemos valorar algo exótico. Mi compañera, en cambio, me dijo que le gusta el chocolate con leche y aunque no es mi favorito, la entendí perfectamente. Un buen disco de pop o rock, igual que un buen chocolate con leche (añádele el extra que quieras) puede llegar a ser algo memorable y digno de dejar que se vaya fundiendo lentamente mientras nos tomamos un café.

Introducción al death metal y a Death

En este portal hemos visto grandes muestras de todos los estilos de "chocolate", pero hoy seguramente os voy a dejar una muestra de las categorías más amargas y difíciles. El death metal es un subgénero de rock duro que nos lleva casi al extremo definitivo del género, casi a chocarnos con la dura pared. Nació como una evolución más extremista del thrash metal que hacían bandas como Metallica, Megadeth o Anthrax y empezaban una liga nueva por si solas. La semilla popularmente se planto en 1981 con Welcome to Hell de Venom, disco que tubo influencia en el thrash metal, el black metal y el death metal. En la corriente que hoy veremos la respuesta fue Celtic Frost, nada más y nada menos que una banda de Suiza que bajo mi punto de vista fue el primer gran ¡si quiero! a ese death metal que aún no tenía nombre labrado.

Morbid Tales (1984) fue el disco de estos suizos que tenía ingredientes del nuevo subgénero y que por lo que creo forma parte de la breve primera fase, más contenida y "menos extrema". Vamos, un bombazo de racimo, pero con la bomba atómica que aún tenía que ser inventada, para entendernos. Eso, queridos amigos, ocurrió con las demos Death Metal de Possessed de 1984. Muchos me direis, ¡eso es antes del disco de Celtic Frost! Correcto, pero pensad que hasta que sacaron el disco Seven Churches de 1985 ellos fueron algo bastante desconocido, aunque respetado en pequeños círculos. Con Possessed ya nos encontramos en Estados Unidos, en la zona de la bahía de San Francisco donde el thrash metal había logrado una notable aceptación.

lunes, 16 de marzo de 2015

Crítica: Hand. Cannot. Erase de Steven Wilson (2015)

A día de hoy la música popular acostumbra a ser muy concisa y encorsetada. Muchos de los grandes éxitos del año son una caída en desgracia respecto a hace 20 o 30 años. No es que sea un viejo carcamal diciendo: ¡La música de antes era mejor! Es que el problema está en que la música más innovadora y de mayor calidad se sale de la seguridad que les da a las discográficas ciertas porquerías que tenemos que aguantar en Los 40 Principales. Y no sólo ocurre eso en el campo de la música, ya que en los videojuegos estamos en las mismas.

El arte interactivo también está padeciendo un gran momento crítico en el que el mercado se ha partido entre un sector de público muy crítico y receloso después de un 2014 desastroso. Por un lado los que desde hace años dejamos de comprarnos un Call of Duty para ver si se daban cuenta que queremos un cambio y luego, los casi 20 millones de usuarios (no incluyo a todos los que juegan al juego de guerra) que piensan que lo mejor del año es este juego, al igual que muchas y muchos prepuberes se creen que el cenit de la música se encuentra en Justin Bieber, Katy Perry o Pitbull. Pero en los dos campos, podemos decir que estos son los AAA (los de mayor presupuesto), grandes promesas de bombástica mediocridad.

Luego, por otro lado están los postmodernos que consideran que todo está inventado y han perdido toda la fe en que todo lo que os he nombrado hasta ahora se pueda renovar, porqué para ellos todo está inventado. Pero esa es una posición comodísima, decadente y un poco infantil. No puede ser que haya gente que lucha por innovar día a día y estos tipos miren a otro lado como si no existiera la innovación. Me vais a decir que estoy haciendo una especie de manifiesto contra el mundo actual, pero la realidad es que me estoy quejando muy efusivamente de que el filtro para ser popular y exitoso a día de hoy no vaya ligado a los valores más bellos y currantes de la industria. Por eso, voy a poner mi piedra reivindicando una maravilla de nuestro ahora.

El género progresivo es mi predilección, ya que desarrolla todo el potencial musical y narrativo de un compositor. Estos últimos 25 años, las bandas que más han reivindicado este género han sido las de metal y han hecho una gran labor. Pero esa esencia clásica y floral de lo progresivo se había ido un poco cuando bandas como Marillion o Porcupine Tree (de donde procede nuestro compositor de hoy) decidieron tomar un sonido más serio y maduro, quedando en la palestra bandas como Yes, Pendragon, Transatlantic o Asia como únicos representantes de un estilo más colorista y vital. Pero a finales de la década pasada apareció una figura que le dio un vuelco a la situación, Steven Wilson y poca broma con lo que traía...

miércoles, 11 de marzo de 2015

Crítica clásica: Animal Magnetism de Scorpions (1980)

Cuando hago una crítica, procuro coger el disco que veis al inicio y desplegarlo hasta mostrar el "gran paisaje" que tiene, la "gran historia" detrás de él y por último, que nivel de calidad posee. Lo difícil es cuando te decides a hacer una especie de investigación a lo grande analizando el desarrollo de una banda. Porqué en este caso he tenido que ir más al detalle y ver como evoluciona la fórmula y sus músicos, ya que sería una tontería pensar que estos tíos seguían siendo exactamente iguales a los que vimos con Taken by Force.

Si claro, tenían el mismo carnet de identidad, más o menos la misma cara y seguramente no se habían olvidado de tocar las canciones que habíamos visto anteriormente. Pero todo evoluciona y si bien creo que con el disco anteriormente analizado tocaron un pico musical en su carrera, creo que de manera sutil reconducieron su sonido de manera muy inteligente para la nueva década. Los 80, iba a ser la década en la que el heavy metal se consolidaría hasta el punto de llegar a sus extremos más comerciales y entre los que sacaron provecho de eso, estaban Scorpions. Con eso no quiero decir que los alemanes se volvieran unos heavys de pura cepa, no, seguían haciendo hard rock (que es más suave que el heavy en letra y dureza), pero si querían meter alguna canción que se acercaba al metal, no ponían pegas.

Pero antes debo hacer una advertencia, el término metal en los 80 era menos purista y aunque hay muchos grupos heavys clásicos con todos sus principios, hay otros que como he dicho antes cogieron el sonido y "la pose" y las hicieron más accesibles. Por poner ejemplos claros del mismo año 1980, Judas Priest sacó al mercado British Steel, que los acercó al gran público. Accept publicó I'm a Rebel, un disco muy sólido, comercial y pegajoso (en el buen sentido). Iron Maiden sacaba su esplendido debut y Ace of Spades de Motörhead, Back in Black de AC/DC, Women and Children First de Van Halen o The Game de Queen, nos enseñaban a bandas en el cenit comercial de su carrera.

Ese fue sin duda un año revolucionario para el rock duro y Scorpions, que ya se veían rodeados de tanta superpotencia con grandes discos en grabación, fue de los primeros en sacar el suyo. Pero claro, eso es lo que ocurría mirando al exterior, pero en esa época se estaba solidificando la nueva formación que tenía la banda. Después de la marcha de Uli Jon Roth, se buscó un guitarrista que cubriera la plaza para el que sería su siguiente disco Lovedrive (1979) en el que tuvieron que escoger entre Michael Schenker (hermano del guitarrista líder de la banda y todo un portento) o Matthias Jabs. Eligieron a Schenker y despidieron a Jabs que les había hecho de sustituto de Jon Roth durante conciertos y grabaciones y la jugada les salió como el culo.

lunes, 9 de marzo de 2015

Crítica clásica: Secret Story de Pat Metheny (1992)

Conglomerado, esa es la definición que podemos extraer de este álbum. Desde su portada hasta su música. Pero a muchos esa palabra os suena a un material con el que se hacen muebles y que acostumbra a ser de media o baja calidad. Es algo hecho de muchas cosas apelotonadas y unificadas que generan algo sólido. También ocurre lo mismo con cierto tipo de rocas formadas por detritos de muchas clases. Pero en la música, si se hace con suficiente inteligencia, toma un significado más positivo y que puede ser de mucha calidad. En el caso que hoy veremos, lo considero claramente así, una obra hecha de detritos que demuestran lo mucho que ha crecido el artista creador ¿Y quien es en este caso el creador/director de esta obra?...

Pat Metheny es probablemente uno de los guitarristas (y en general músicos) de jazz más premiados y reputados de los últimos 40 años. Nacido en Lee's Summit, Missouri el 1954, empezó su pasión por el jazz a través de su hermano, el trompetista Mike Metheny. Cabe destacar que desde que empezó a tocar música supo destacar y rodearse de grandes músicos que lo conducirían a renovar su estilo y a triunfar. Jaco Pastorius (el mejor bajista de la historia), Gary Burton, Lyle Mays (muy destacable tecladista) o Pedro Aznar (brillante multiinstrumentista) le ayudarían e influenciarían en su brillante carrera desde su debut en Jaco (1974), pasando por Offramp (1982) con el Pat Metheny Group un brillante disco que experimenta y a la vez se muestra accesible o Letter from Home (1989) precursor cercano del disco que hoy veremos.

Por eso, para realizar una crítica tenía un serio dilema, ya que en principio me hubiera metido en una de sus obras de finales de los 70 o de pleno en los 80. Pero opté por mostrar una obra de suficiente calidad como para que ni el exigente i perfeccionista Pat Metheny dudara de su fuerza. Crítica, público y yo mismo ahora podemos confirmar que este disco es de bien seguro la opción más acertada. En una entrevista para el canal CNBC, Metheny consideró que esta era su obra más ambiciosa y personal. Por eso, podemos ver esta creación como una especie de hito que consiguió tras años de evolución artística y melódica. En el disco, así como adelanto, podemos ver una paleta con toda la gama de colores que el había trabajado en su carrera.

Pat Metheny con su distintiva cara apasionada mientras toca
En él colaboraron la Pinpeat Orchestra of the Royal Ballet de Camboya, la Orquestra Simfónica de Londres y el Coro del Palacio Real de Camboya. Miembros del Pat Metheny Group y sobretodo su amigo Lyle Mays, participan activamente en dar forma a las ideas del guitarrista. El disco, muestra los sentimientos que tenía Metheny a través de su relación con Shuzy Nascimento, que conocería en el club Jazz Mania de Rio de Janeiro. Metiendome en el disco, todo toma forma. Los primeros segundos de Above the Treetops, ya me hacen alejarme un poco del plano real y me hacen como el cine. Me apagan las luces del mundo de alrededor y entrar en una especie de relato musical.

sábado, 7 de marzo de 2015

Crítica clásica: Led Zeppelin II de Led Zeppelin (1969)

A finales de los 60 la música popular estaba dando un vuelco. Los Beatles habían hecho del pop, uno de los géneros musicales más potentes de la industria (sino el que más). El rock progresivo había nacido de los anteriormente nombrados y de Pink Floyd, a través de la psicodelia. El hard rock daba sus primeras señas con Steppenwolf, Blue Cheer, Cream o Jimi Hendrix. Era una época muy liberal y con mucha afluencia del mundo hippie, pero no ausente de conflictos. La música vivía en ese caldo de cultivo cultural con festivales como Woodstock o el malogrado festival de Altamont (con una víctima mortal) que cerrarían una década revolucionaria.

La escena rockera y sobretodo la del hard rock estaba a punto de dar un gran estallido a las estrellas en la siguiente década, pero hubo un grupo que dio el pistoletazo de salida a este género, Led Zeppelin. Esta banda de Inglaterra empezó con la idea de hacer una formación renovada para The Yardbirds (banda histórica de rock de los 60) por parte de Jimmy Page y por diversos tejemanejes la formación acabó siendo la conocida en la actualidad: Robert Plant (voz), Jimmy Page (guitarra), John Paul Jones (bajo y teclados) y John Bonham (batería). Su primer trabajo como grupo fue en el disco Led Zeppelin (1969) que lo sacaron a la venta en enero. Para abril ya estaban sacando su primer trabajo como músicos de estudio en Three Week Hero (1969) para P.J. Proby y en octubre ya tenían en las estanterías el disco que hoy analizaremos.

Muchos os preguntareis ¿como puede ser que en un año hicieran tanto trabajo? Primero, porqué en esa época era lo habitual. Sacar un disco o dos cada año era algo que muchas bandas tenían que hacer para mantenerse en la cresta de la ola. Segundo, Led Zeppelin y sobretodo Jimmy Page hizo una especie de rescate de riffs de otras bandas segundonas, haciendo canciones nuevas pero de una forma que ni moralmente ni legalmente sería muy aceptable a día de hoy. Aclarado esto, sólo puedo añadir a esto último que en sus primeros discos estos tíos demostraron ser la mejor banda de covers que había parido la música y en sus composiciones demostraban ser muy, pero que muy destacables. Por esa razón ya en su primer disco levantaron muchas expectativas.

Led Zeppelin en 1969, destacable la cara de Jimmy Page, que con curiosidad
escucha otro riff que le podría servir para su próximo disco
Se habían colado con comodidad entre las 10 bandas más vendidas en las listas inglesas y americanas (evidentemente con el apoyo de Atlantic, su discográfica) y su debut, había supuesto una nueva visión en lo que daba de si el rock. Dieron paso con comodidad al "rock duro", poned las comillas que queráis, entre lo más valorado del momento haciendo que algo que daba de si alguna canción de éxito al año, pasara a ser el punto de referencia de muchos (entre otros Deep Purple). Por esa razón cuando en octubre de 1969 pusieron al mercado su segundo disco, podríamos decir que sacaron el "Porqué el hard rock va a partir la pana en el futuro Vol. 2". Este fue un disco que precipitó más las cosas y ahora entenderéis porqué...

jueves, 5 de marzo de 2015

Crítica: Phantom Radio de Mark Lanegan Band (2014)

Voy a ser claro, todos los ingredientes que conforman este disco los conozco. Sé lo que es un CD, sé quien es Mark Lanegan y conozco razonablemente el estilo que este músico propone. Pero la razón por la que en primer término dije "Quiero escuchar este disco", fue por su portada, nada más. No es que desprecie a Lanegan, al contrario, exclusivamente su voz ya da para líneas y líneas en lo que expresión y estilo se refiere. Pero es que a mi personalmente me va mucho lo de pararme ante un disco bonito, dedicarle unos minutos a mirar el arte de su caratula y a ojear el librillo (cada vez más breve) mientras escucho la música y tomo un café.

Esa sensación de dejarse llevar por el encanto natural de las cosas y bueno, no tanto a sabiendas de si me da más o menos popularidad hablar o no de un disco, es terapéutica. Incluso después de leer críticas sobre su contenido, no me siento atado a ninguna de ellas por muy próximos o alejados en opinión que estemos. Por eso me siento bien, porqué estoy cogiendo a un músico que no es que tenga una fama inconmensurable, pero ya tiene a su círculo de seguidores y detractores bien formado. Y yo como buen crítico, aquí estoy dispuesto a pasármelos a todos por el forro. Entendedme, ir con prejuicios en la mente y rechazar cualquier tipo de placer porqué los guay dicen que mola, o forzar el gusto por la música si algo no me entra ni a patadas, acaba siendo una ruleta rusa con la que un día te encuentras con una bala en la recamara y disparas a tus principios.

Personalmente, la primera vez que escuché a Mark Lanegan fue con Queens of the Stone Age cantando A Song for the Dead. Era un puto pino en medio del escenario escupiendo palabras que le reforzaban ese aspecto desértico que tiene la banda de Josh Homme. Era como si un amante de lo picante le descubres la comida hindú. Por esa razón, cuando me enteré que Lanegan seguía como una hormiguita haciendo su trabajo musical, empecé a investigar sobre él. Podría destacar su aportación como cantante en la banda grunge Screaming Trees, con la que generó un sonido muy peculiar y desgarrado. A la vez su colaboración con Queens of the Stone Age, con quien se volvió a establecer como figura en el mundo musical en discos como Songs for the Deaf (2002) o Rated R (2000). Pero su estatus de culto se lo ha ganado en los últimos años.

Colaboraciones con Isobel Campbell y sus últimos discos en solitario Blues Funeral (2012) y Imitations (2013) nos han atraído a muchos a redescubrir su discografía en solitario, que se remonta a principios de los 90 y que ha dejado joyas como Whiskey for the Holy Ghost (1994). Estoy seguro que estamos ante un músico con mucho fondo cultural y que sabe coger sus influencias, transformarlas y ponerle su sello. Por esa razón, cuando giré un poco la mirada y vi que el disco era de su banda pensé: "It's Lanegan Time!".

¡Por favor, muestrenos su mejor sonrisa señor Lanegan!

domingo, 1 de marzo de 2015

Crítica: Redeemer of Souls de Judas Priest (2014)

¿Innovar es un objetivo indispensable para hacer arte de calidad? En mi opinión, creo que no. Siempre he tenido una enorme predilección por encontrar cosas nuevas y que me aporten experiencias diferentes en esto de la música. Como visteis hace unos días, me embarqué en el análisis de Grooms por el puro placer de escuchar algo nuevo que se saliera de mis esquemas. Pero por otro lado siempre he pensado que si tu deseo es mantenerte en un estilo porqué es el tuyo, te sientes identificado y capaz de hacer obras de calidad; pues adelante amigo. Eso me ocurre con Accept; de ellos prácticamente siempre puedo esperar un buen disco porqué hacen lo que les gusta. Aunque han añadido pequeñas trazas de novedad en su música, siguen siendo ellos y eso les hace grandes.

Pero la experiencia me dice que la realidad no sólo se limita a eso. Hay los que se estancan en un género o regresan a el para contentar a sus fans y no dan todo lo que podrían dar de si como creadores, aparecen discos menos creíbles y entonces empiezan los lloros. Lo mismo os digo de la innovación, ya que hay bandas o cantantes que han elevado exponencialmente su mercado tirando su música hacia las nuevas modas, pensando como si fueran jefes de marketing (ellos o sus discográficas). Por esa razón cuando una banda como Judas Priest, con tanto recorrido y que nunca se sabe si el disco que sale será el último, me pregunto como se tomarán lo próximo que compongan. Son veteranos y aunque tienen un montón de reconocimiento, no se si para ellos un disco nuevo es una batalla decisiva o un partidillo de costillada.

Para mirar con perspectiva, creo que lo mejor que podemos hacer es situarnos en la etapa actual de Judas Priest y ver que han hecho. En 2005 sacaron el primer disco de esta etapa en la que volvía el mitológico cantante Rob Halford, le llamaron Angel of Retribution. Ese disco que un tío anunciaba por internet (de Rafabasa nada menos) diciendo algo así como: "¡¡Venga tío, deja de pelartela como un mono. Si quieres que se te ponga dura compra el nuevo disco de los Judas!!". Poesía, pura poesía de estilo Machado. Siendo serios, el disco era ciertamente esperanzador y aunque no era el nuevo Painkiller (1990) sabía defenderse con soltura. Era como Ronaldinho cuando volvió a jugar a Brasil, no era el mejor goleador del mundo pero algunos ya lo rescataban cuando pensaban en la selección brasilera (aunque fuera de suplente).

Actual formación de los "acojonantes" Judas Priest
















Para el siguiente disco se tubo que esperar hasta 2008, tampoco nada grave cuando otras bandas te sacan disco cada 5 o 7 años. Nostradamus fue la siguiente pieza de estos reformados Judas y os puedo decir algo; musicalmente es un disco que, más allá de lo denso que sea, en unos años va a ser bastante rescatable. Pero padecía de un error, era demasiado pretencioso y no sabía filtrar que ideas eran las más sólidas y cuales las desechables. Te tenías que tragar un disco de 1 hora y 40 minutos de tu valioso tiempo (vagueo time) en un concepto que bien podría caber en 60 minutos y eso es más de lo que dura el 80% de los discos. Sería un disco interesante de trabajar si no fuera por la densidad del mismo.