jueves, 20 de agosto de 2015

Crítica clásica: Ommadawn de Mike Oldfield (1975)

Atención: Esta crítica es más breve debido a que es material rescatado de mi anterior blog. Igualmente considero que era recomendable rescatarla, ya que ha sabido mantener mis impresiones sobre el disco.

Pongámonos a principios de los 70, un momento especial para la música y grandes nombres inundaron esos años con hard rock, heavy, funky, pop... Aunque por algun lado había un grupo de cabezas pensantes que decidió jugar con sus recursos musicales, experimentar, hacer algo diferente, evolucionar sus conceptos y hacer de la música además de un arte (que lo es indiscutiblemente), un ecosistema que haga emerger sentimientos y nos sumerja en mundos paralelos y porqué no decirlo en la mente de los propios músicos. Uno de estos cabezas pensantes, fue un joven inglés bastante introvertido y misterioso llamado Mike Oldfield.

En sus precedentes más immediatos, Oldfield había creado dos discos de enorme calado como son Tubular Bells (1973) (¿recordais la música del Exorcista?) y Hergest Ridge (1974) que lo habían alzado como un músico muy prometedor en la escena del rock progressivo. Pero el seguía queriendo crear poniendo un espacio entre su obra y su fama, ya que como otros casos que conocemos, le gustaba crear música pero no el bochorno de las entrevistas o la farandula musical. Con esas ideas y con sus demonios interiores se fue a grabar en 1975 el que sería su nuevo trabajo, en su casa en la bonita llanura de Hergest Ridge.

Desde el primer momento se escucha una tocata de estilo medievalista, como de corte de palacio y según Oldfield es una música que salía de si mismo por las influencias de la música tradicional de su tierra. Pero fijaos como con los segundos de escucha, la melodía se oscurece y se vuelve tétrica. Mezcla la calma y la tormenta, es como uno de esos día donde se ven nubes de lluvia y brilla el Sol. Es una sensación rara ya que te atemoriza primero y luego es como si viniera una brisa que soplara al lado de la oreja y de pronto todo es placidez. Me gusta interpretar eso como los altos y los bajos que siente emocionalmente una persona.


Instrumentalmente, mezcla instrumentos variopintos como la mandolina, el bajo, la guitarra eléctrica, el organillo, los tamborines... Aunque si os fijáis o escucháis, notareis que el virtuosismo de Oldfield se encuentra con los instrumentos de cuerda donde te va clavando escalas ascendentes y descendentes, partes misteriosas, otras alegres como si fuera el mismo él que hablara en cada nota. Como curiosidad, también tocaban instrumentos otras personas, entre ellas los hermanos del propio Oldfield y es que, por poner un ejemplo, las partes que podeis escuchar de flauta de pan son tocadas por su hermana Sally.A partir del minuto 17 (hoy os estoy dando telita de trabajo ¿eh?) se empieza a escuchar un solo muy dramático y muy bonito, en el que directamente la guitarra llora. Esa parte tan emotiva es un llanto a la muerte de la madre de Oldfield el año anterior. Entre la crítica se considera uno de los mejores solos de guitarra de Oldfield, no por complejidad, sinó por sentimiento.

Mike Oldfield - Ommadawn Part I / II / On Horseback (1975)


Llega la segunda parte de lo que es Ommadawn. En esta parte más melancólica notareis que la música es densa, hay muchos instrumentos sonando a la vez y es que en este punto Oldfield decidió encender todas las pistas de audio que tenia en su estudio para amalgamar todos los instrumentos que pudo. Y por comparar de alguna forma, si en el heavy la densidad esta en la percusión de los instrumentos (guitarras tocadas de manera seca y contundente y baterías duras y abombadas) aquí lo que hay es densidad musical. Si separaramos las piezas escucharíamos muchas melodías diferentes, pero con la maravilla que al unirlas generas un ente con vida propia.

Momento crítico, cuando todo se relaja ya que es cuando uno se deja llevar por lo que suena o todo lo contrario, aburre. Y no me refiero a que sea aburrida, sino a que hay riesgos cuando haces música instrumental y es que tienes que ir variando y sorprendiendo al oyente pero además que los que estamos tras los auriculares o al lado del altavoz tengamos ese momento de relax y predisposición. Y es que lo admito, a veces uno tiene ganas de tralla o por el contrario, de algo simple y digerible. Es inevitable incluso para un tio como yo que ha escuchado de todo y se ha curado en salud pensar: "Que ladrillo, esto parece música de ascensor".

El oyente, muchas veces con las cosas nuevas es como cuando te tomas un Tonopan, necesitas un tiempo para que el cuerpo asimile el medicamento y se te pase la cefalea. Lo que pasa que con el tiempo escuchar música como la de Ommadawn pasa de ser una pequeña cura a una costumbre (diría que sana) para nuestras desgastadas orejas.Al final de la segunda parte, se esconde una pequeña sorpresita como un bomboncito al final de esa caja que has ido vaciando de galletas. Primero, te sorprende que haya un bombón entre galletas, pero luego lo degustas y tela esta muy bueno. On Horseback, como buen bombón, digo canción, tiene la curiosidad de que es cantada por el propio Mike Oldfield y evoca mucho a la naturaleza, a pasear, a disfrutar. Cuando entran los coros de los niños al final, ya es cuando llega ese punto encantador, inocente y somnoliento. De alguna forma, el músico también tenía que dejarnos un poco de su encanto interior y esta es la prueba.

Mas festiva sale a relucir esta melodía llamada In Dulci Jubilo que sería un poco la representación de la fiesta y el buen vivir. Con una guitarra brillante de fondo y las flautas dando ese aroma a música popular, incluso celta, aunque Oldfield se alejaba un poco de ese adjetivo las pocas veces que se dejaba entrevistar en su primera etapa en la música. Con todo eso, parece que aquellas largas suites musicales se acortan en conceptos más concretos y en temas más digeribles. Creo que este esquema lo usaría con los años otros grupos de música como Rush en su disco 2112 (1976).

Mike Oldfield - In Dulci Jubilo (1975)


Algo magnífico asoma por Ommadawn, su propio título ya podría significar "locura" y "amor por la música". Evidentemente, demuestra su amor por este arte haciendo un disco variado, lleno de tramos de luz y alegría, pero también otros de tenebrosidad y reflexión. Aunque sinceramente, Mike Oldfield en sus mejores años siempre seguirá este patrón, este cocktail musical que le alzarán sin duda a la altura de genio compositor. Ommadawn por otro lado, lo considero la tercera de las 5 obras mas grandes que Oldfield realizaría en su carrera, conocidas entre los fans como las "opus". Probablemente en una ocasión mas adelante os presente otra de sus piezas esenciales o por otro lado revalorice alguna otra creación de este ilustre músico. Eso si, después de este disco ya nada volvería a ser igual para él. Una genialidad de álbum que algunos sólo concebiríamos una vez en un artista mortal, pero como extraterrestre que es este hombre, podría realizar otras y de muy conocidas. 

Nota: 9,2

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