miércoles, 5 de agosto de 2015

Crítica: Currents de Tame Impala (2015)

Imaginemos una continuación natural para mucha música del pasado; como revival y como una evolución lógica y que muy poco a poco ha añadido innovaciones sin que perdamos las ideas originales que tenía esa música. Si hacemos ese ejercicio un tanto laborioso podríamos obtener como resultado a Tame Impala. Esta banda formada por el australiano Kevin Parker hacia el año 2007, tenía una base en la que él en solitario iba creando poco a poco y de manera perfeccionista su música. Hablamos de un chico que se lo guisa y se lo come a la hora de crear con todos los instrumentos y que luego se vale de sus compañeros de banda para las actuaciones en vivo. Aunque tal vez ahora en el estudio se vale más de dos de sus compañeros creativos más cercanos, Jay Watson (teclados, guitarra) y Dominic Simper (percusión y guitarra).

Si hacemos un poco de repaso a su catalogo discográfico veremos que desde su EP de presentación homónimo, esta banda ha trabajado en el terreno de la psicodelia. Pero todo el reconocimiento llegó a través de su primer disco oficial de estudio, Innerspeaker (2010), que resultaba ser una evolución del sonido beatleliano de la segunda mitad de los años 60. Un disco realmente trabajado que recibió la aclamación de la crítica y una nominación a los Grammy. En 2012, volvieron de nuevo con Lonerism que era una fusión entre lo visto en la música de The Beatles, con un tanto de fusión con la primera época de Pink Floyd y algunos toques de hard rock. Personalmente, su estilo me parece muy satisfactorio y aunque vocalmente Kevin Parker me recuerda horrores a John Lennon, no hay otra por mi parte que rendirme a lo que estos dos discos ofrecieron en su momento.

Pero después de 3 años de arduo trabajo de perfección musical, Tame Impala vuelve con un nuevo disco que quiere evolucionar su estilo. Tengo claro que en esto del arte hay siempre tres posturas: el continuista, el rupturista o evolucionista y el que hace revival del pasado. Yo tengo claro que se puede tomar cualquiera de las tres vertientes y sacar música de calidad si es que esta tiene personalidad y aunque hasta ahora esta banda ha hecho creaciones de notable consideración, creo que escuchando los dos discos anteriores, ya es hora de sacar su parte más personal, sea tomando la postura que sea, pero diferenciándose. Currents es el disco que servirá para determinar que podemos esperar de esta banda, el que nos puede dejar con ganas de más o pensar en esta banda como un capricho actual de recuperar sonidos del pasado sin más. Veamos si resulta fructífera la espera...

Primera canción, Let It Happen y sorpresa bastante notable. Parece como si esta banda hubiera pegado un salto de los 60 a los 70/80 con elementos de la electrónica actual y ciertos puntos de psicodelia. Tiene un sonido bastante indie (que se sale del mercado típico) y colorista y eso me hace pensar en si la música indie está dejando de ser minoritaria entre la población para ganar un relieve entre un buen porcentaje de interesados en la música. Fuera de estas reflexiones, la canción no está nada mal pero tiene momentos un poco repetitivos, afortunadamente una guitarra en el último tramo le da un poco más de potencial a la canción, que creo que debería haber sido unos 3-4 minutos más corta. Pero en principio ya se percibe un cierto cambio en el sonido de la banda, una evolución.

Nangs, sólo resulta ser un aperitivo que conduce hasta The Moment. Y en definitiva no está nada mala como suena la canción, ya que me hace pensar en los hits pegadizos de los años 60, con ese toque feliciano, pero con la instrumentación de los 70-80 y una percusión que recuerda a la música dance de los 90. Es como convertir el sonido de The Beatles a algo más moderno, pero de forma diferente al sonido de The Stone Roses (banda muy recomendable y de la que en breve hablaré), aquí estamos ante algo más discotequero. Las letras son algo abstractas, exponiendo algo que conjugue con el ritmo de la canción, ya que el único interés real es reforzar la música. Pero por hacer un suponer es como un mensaje de moverse, de divertirse hasta el momento de la muerte (almenos eso parezco intuir).

Tame Impala - The Moment (2015)


Y siguen las buenas impresiones sonoras con Yes I'm Changing, que suena totalmente a una balada de los años 70 modernizada. Podría pensar en referentes como Carpenters de muestra del sonido al que me refiero o también a las baladitas de Bee Gee's, pero con un sonido constante que hace que tengamos una canción tranquila de bailar abrazados a la pareja. Evocadora como mucha de la música psicodélica, también parece tener un poco del sonido mágico que mostraban Procol Harum a finales de los 60. Un poti poti modernizado que luce bién y que aunque me recuerda mucho al estilo de los anteriores discos, tiene un cierto punto de evolución y eso acaba siendo una nota muy positiva al final de cada tema. De momento el disco, sin ser perfecto, parece estar tomando la senda de renovación que reivindicaba al principio de este articulo.

Con Eventually seguimos en esta estela de canciones rítmicas pero que no se salen del patrón de una cierta tranquilidad. Aunque tiene los ingredientes de una posible canción disco o trance, decide avanzar majestuosamente y hacer grandes acordes de teclado sin jugarsela, pero teniendo una fuerte identidad. Y en la forma de cantar empiezo a entender esa referencia que Kevin Parker hacia a Supertramp, con ese tono tranquilo, agudo y mundano que normalmente toma Roger Hodgson en sus canciones. Pero claro, al estar ante un disco más placido y psicodélico, pues evidentemente no se puede escuchar con el mismo espíritu que un disco de pop progresivo de Supertramp, aquí se requiere una mentalidad tranquila, de dejar que fluya la música. Una música notable de temperamento tranquilo.

Tame Impala - Eventually (2015)


Un interludio como Gossip, que me recuerda mucho a la transición a la electrónica que hizo Mike Oldfield a finales de los 70 o también a la música de Vangelis o Jean Michel Jarre nos conduce a The Less I Know Better. ¡Ohh! Una canción de buen funk, con un bajo conductor muy pegadizo y con una parte vocal que le pega muy bien. Los acordes de teclado le dan ese punto que hacen a esta canción gravitar entre el disco de los 70 y los 90, una bipolaridad estupenda y que me gusta que aún tenga un poco de vida. Yo soy de los que tienen la teoría de que si han habido movimientos artísticos que han logrado vivir siglos ¿porqué no rescatar un sonido siempre que le vayamos a hacer justicia? Pues en este caso me parece magnífico que lo hagan. Y si esta es una transición entre dos décadas, Past Life es como regresar a los 80 con las baladas coloristas de Prince, genial.

Y continuamos con la fusión de los sonidos felicianos de Supertramp con los ritmos de Daft Punk en Disciples, de lo mejorcito del disco y no dura ni 2 minutos, me encanta. Es como si hubieran sabido captar las tendencias actuales y darles una pátina retro muy vistosa. No decae para nada la fórmula en Cause I'm a Man, que de nuevo nos recuerda a Prince con un poco de fusión de los años 60. Esta banda va tejiendo un mantel musical que parece decir que los sonidos del pasado no han sido del todo exprimidos y que hay calidad que ofrecer con ellos. Parece que el mejor material se lo han ido guardando para la mitad del disco y la parte final, porqué con Reality in Motion volvemos a tener un gran tema y esta vez muy bailable. Este podría ser el estilo de música que triunfara por encima de toda la comercialidad barata que surge a día de hoy con el pop chicle (Katy Perry, Justin Bieber, Miley Cyrus...)

Tame Impala - Disciples (2015)


Llegamos a los dos últimos temas del disco, el primero Love/Paranoia, es una canción muy relajada y que instrumentalmente tiene color pero que no me llena tanto como la muy notable parte media baja de este disco, se queda sólo un peldaño por debajo. Eso si, nadie le quita ese carácter épico preciosista que contiene como si fuera una especie de oda electrónica. Para terminar está New Person, Same Old Mistakes con un fondo electrónico y un ritmo que me hace pensar en las bases de hip hop que se aplicaban en los 80 y que en la actualidad ciertos músicos han recuperado con gracia, como Kendrick Lamar. Con las particularidades vocales de Kevin Parker, este estilo de cantar tan acompasado pero juguetón me recuerda por algún momento a Syd Barrett pero en otros momentos salta con agudos que me hacen volver a pensar en las baladas emocionales de Prince en el Purple Rain (1984). Este tema contiene algunas transiciones instrumentales que lo añadirían en el género de la electrónica o dance progressivo.

La realidad de este disco es que es un paso adelante musicalmente hablando para Tame Impala. La mayor presencia electrónica y la diversificación de estilos y sonidos rescatados y renovados nos dejan con un trabajo sólido y con grandes momentos, que aunque no me hace tener una euforia absoluta, si que me tiene bastante convencido de que puede ser interesante seguir los próximos trabajos que hagan. Algunos pensaran que la música de mayor calidad por necesidad debe ser un paso adelante respecto a todo lo demás visto hasta el momento, pero desmerecer una música que en realidad sabe digerir unos referentes y traerlos al presente sin desentonar también tiene mucho a valorar. De nuevo debo decir que no estamos ante un disco perfecto o ante la quintaesencia de lo que puede dar la música popular y de baile, pero tiempo al tiempo, parece que en los últimos 5 años se está dando un corriente de músicos dispuestos a que estemos en una nueva era de brillante música.

Nota: 8,1

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