Crítica: NunSexMonkRock de Nina Hagen (1982)

Debo decir que hace poco un buen amigo me abrió las puertas hacia una de las artistas más experimentales del mundo del rock. Al principio sentía reservas hacia ella debido a su forma de presentarse en sociedad. Pero a medida que han pasado los meses desde aquel primer encuentro formal con su música, mi admiración ha ido creciendo a medida que he ido descubriendo su discografía. Y es que encasillarla en un estilo sería una tontería bastante grande ya que la variedad tiene tanta importancia en su vida como su necesidad de reivindicarse. Eso da como resultado que sus primeros y más valiosos discos sean metaversos independientes el uno del otro, en los que se ve el crecimiento personal de una Nina Hagen que pasa de ser una jovenzuela punkarra con una banda a una madre que empieza a valorar el mundo místico y extrasensorial.

En este caso vamos a ir a lo último, con tal vez el disco más experimental de la carrera de Hagen, pero antes demos un poco de contexto. Hacia 1980, la cantante y compositora ya estaba haciendo una nueva formación de músicos dejando atrás la conocida como Nina Hagen Band. Pero mientras estaba preparando una gira por Estados Unidos se percató que estaba embarazada y tubo que suspender todo el proceso. Al poco de saber de su embarazo, rompió con el padre de la futura Cosma Shiva, Ferdi Karmelk, con el que había estado preparando buena parte de las nuevas canciones que presentaría en su ya tercer disco. Podemos decir que al mismo tiempo que resultaba convulso este tiempo para Hagen a nivel emocional, era renovador y le abría esperanzas e incertidumbres por el nacimiento de su primera hija.

Navegando en aguas muy cambiantes...

En la primera canción del disco, Antiworld ya nos abre con una visión un tanto surrealista y cómica de la religión en la que mezcla su concepto del mundo entre lo espiritual y lo científico; y hablando de los embrollos que esto conlleva. A nivel sonoro mezcla arreglos muy variados de guitarra, con influencias flamencas y arabescas con un entorno experimental y un ritmo tribal. A nivel vocal, las disonancias son constantes, mezcladas con una potencia y determinación increíbles. Su pronunciación del inglés con acento alemán, le da un toque interesantísimo y rudo a su música. Estando presente este último ingrediente en todo el álbum, sólo hace que darle enteros. Bruscamente y después de un final tenso, pasamos a Smack Jack, que siendo completamente compuesta por Ferdi Karmelk, nos habla de sus problemas para lidiar con su adicción con la heroína. 

Esta canción tiene un sonido más ligado al new wave pero sin dejar de ser una canción extraña y que bajo su manto misterioso y de extraña alegría, esconde un mensaje bastante oscurillo. Y con esta visión casi alucinógena nos podemos quedar para la canción que me ha enamorado de este disco. Taitschi-Tarot, es la canción mas breve del disco pero que más arriesgada me parece, ya que para algunos simplemente se quedaría como una transición synth entre dos canciones, pero merece una mención aparte. Su letra vuelve al tema espiritual, hablando de conceptos budistas y sobre la reencarnación. Esta canción ya la presentaba en vivo hacia 1980, pero con unas formas más bruscas y una batería que rompía la sensación sublime que al final la versión de estudio si que supo tener.

Luego tenemos aquellas canciones que son una clara reminiscencia a los primeros discos que publicó a finales de los 70 con su toque de hard rock y punk. Dread Love, es una canción muy frontal y liderada por la parte de guitarra y una parte vocal que es una locura. Future is Now, es de las que toma la parte new wave con cambios en todos los sentidos que son divertidísimos de escuchar. Esta canción tirando de archivo he visto que ya por 1979 la cantó en vivo para la televisión alemana, cuando ella empezó a mostrar su faceta más controvertida. La canción es sin duda de las mejores del conjunto. Born in Xixax tiene un sonido más post-punk que es conducido por unos acordes graves y muy simples que le dan a la canción un aspecto de sicario chungo, quedando como una pieza rara pero encantadora. Y para no perder el hilo Iki Maska, sigue linealmente el ritmo de la anterior, haciendo que la parte intermedia del disco parezca una especie de opera rock o opera punk. Por cierto, amo los arreglos de saxo y clarinete que hay en este disco y que en esta canción hacen que los acordes que normalmente irían con guitarra son devorados por la parte de viento.

El último tramo del disco vuelve a la raíz del sonido experimental empezando por Dr.Art. Y en esta me tengo que quitar el sombrero, ya que la mayor parte del volumen de la canción son las voces que va colocando Nina Hagen y sus consecuentes overdubs. Las capas de guitarra que ponían Hagen y Chris Spedding quedan en segundo plano y los sintetizadores juegan un papel ambiental y poco melódico. En Cosma Shiva (dedicada evidentemente a su hija), también juega con un sonido más ambiental y etéreo. Las guitarras simplísimas sirven de base rítmica junto a la batería y la voz de Hagen de nuevo supone el grueso melódico de la canción, incluidas las voces de Cosma siendo aún bebé. O finalmente U.F.O. que habla de sus inquietudes y dudas por el tema extraterrestre que se enmarcan en una canción que tiene hasta elementos de lo que hoy llamaríamos dream pop, pero con una presentación más experimental y esotérica.

Conclusiones

NunSexMonkRock me parece un disco fascinante y que tiene casi una intención ritual en la carrera de Nina Hagen. Rolling Stone dijo que este es el álbum más inescuchable jamás hecho y aunque no estoy para nada de acuerdo, si que tengo claro que no es un disco para quien busca cosas convencionales. Acercarse a sus canciones es como hacer una aproximación a una vida en la que se estaban generando muchos cambios y esta publicación se podría considerar la fractura a partir de la cual, la músico alemana viraría a terrenos muy distintos para seguir comprobando de lo que era capaz. Tal vez, la obra más variada (que no las más buena) de esta artista.

Valoración: 🌟🌟🌟🌟 (Muy bueno)