viernes, 3 de abril de 2015

Crítica clásica: Thriller de Michael Jackson (1982)

Todos tenemos nuestros referentes Hay algunos que sirven a título individual, pero otros lo son para generaciones completas. Como hablamos de arte y en concreto de música, en la actualidad hay muchos músicos que siguen las bases de hace 30, 40 o 50 años para tirar adelante con sus carreras musicales. Pues he aquí uno de esos que se nombran en cualquier conversación decente sobre historia del pop. El disco más vendido de la historia, uno de los mejor valorados y bla, bla, bla... Pero con el tiempo que hace desde su salida al mercado (33 años), es hora de que me embarque a tratarlo, porqué lo fácil es citarlo por aquí y por allá como un estudioso de Michelangelo hablando de como Vasari nombra al pintor (haciéndole la pelota descaradamente).

Aquí venimos a ser justos con un disco que marcó un antes y un después en la industria, pero que en realidad tubo su proceso, primero el de maduración del artista y luego el de creación y ensamblaje de un disco complejo y muy trabajado, que no sólo es merito del hombre que vemos en la portada, sino también de un entorno que lo condujo a triunfar. Porque ¿quien no conoce a Michael Jackson? Pues probablemente alguien que haya dedicado su vida a la reclusión alejada de la humanidad y aún así creo que con resignación, tiene pistas de quien es (o más bien era) este afroamericano cantante (decir negro no es racista, pero válgame la corrección). Pero este sin duda debe ser uno de los discos que más lo ha puesto en el ideario de la gente de a pie.

Para entender su contenido nos tenemos que imaginar a un Michael de veintipocos con una dilatada carrera que recorría desde su infancia. De golpe y porrazo, tras unos cuantos discos en solitario normalitos, tirando a buenos, saca un disco que golpea muy fuerte gracias a la batuta disciplinada y perfeccionista del productor y músico Quincy Jones. Off the Wall (1979) empezaría una etapa dorada de Jackson, que sobrepasaría todo lo que había hecho en solitario o junto a sus hermanos en The Jacksons. A día de hoy el disco ya cuenta con más de 20 millones de copias sueltas por el mundo y sigue creciendo. Una exitosa gira le siguió, pero entonces la clave era saber como hacer un producto que diera la talla respecto al disco anterior e incluso superarlo, ya que el cantante lo deseaba.

Michael Jackson junto a Paul McCartney colaboraron durante estos años
También durante ese tiempo haría un disco con The Jacksons, Triumph (1980). Avalado por su éxito como solista, el álbum consiguió dos discos de platino. Además participó en el audiolibro y banda sonora de E.T. el Extraterreste (1982), pocos días antes de la publicación del disco que hoy vemos. Por lo tanto, Michael era un personaje muy cotizado y valorado musicalmente, igualmente estaba en la fase de buscar el perpetuo ascenso en ventas, calidad y valoración del público. Igualmente en esta vida es difícil tener todo lo que uno quiere y sobretodo cuando se vive un momento de ambición en el trabajo o en la vida. Algunos diréis ¿con lo forrado que debía estar este tío, de que narices se quejaba?

Por lo que parecía, Jackson era afortunado en lo musical pero estaba en una etapa de transición personal en la que buscaba salir del núcleo familiar (a ratos conflictivo) y hacer amigos, pero difícilmente lo conseguía. Probablemente con este disco quería hacerse respetar y demostrar que sus virtudes no eran flor de un día o suerte de un disco. Con ese objetivo en mente Jackson y Jones empezaron con la composición y a discernir que se quedaba y que se descartaba del disco, el resultado debía ser redondo (claro es un disco... chiste malo) a poder ser, intachable. Por esa razón no sólo debían actuar como buenos músicos, sino como grandes estrategas.

Entre otras cosas, se unió al reparto grandes músicos de calidad asegurada para ayudar: Paul McCartney, Steve Porcaro (tecladista de Toto), Eddie Van Halen, Steve Lukather (Toto), David Paich, Paul Jackson Jr... Vamos un plantel de lujo y un presupuesto de 750.000 dolares para gastarse en hacer la octava maravilla del mundo. Con ciertos meses de trabajo detrás, de bien seguro podían prever un éxito similar al disco anterior, almenos eso creían con la realización muy esmerada de cada canción. Otro factor que tuvieron muy en cuenta fue como se había renovado la industria musical en esos 3 años desde el anterior disco y se pusieron entre ceja y ceja sacar música que estuviera a la vanguardia pero que a la vez supiera beber de referentes del pasado.

Michael Jackson - Wanna Be Starting Something (Wembley, 1988)


Para eso, entremos en materia. El disco empieza con Wanna Be Starting Something, un tema que bien podría haber entrado en Off the Wall y es que en realidad casi lo hizo. La canción en su momento fue descartada porque Jackson y Jones querían pulirla más. El resultado final fue una canción con mucha base funky y ritmos que remiten a lo africano. Igualmente la temática de la canción es bastante oscura, ya que aparentemente trataría de los rumores infundidos hacia el. Pero esta canción demostraría esa pose que os he dicho al principio de sobreponerse sobre las difamaciones y triunfar. Pero a la vez se habla de que la canción iba a personas que el conocía y que no llevaban una buena vida. Un hit que no envejece.

La siguiente canción, Baby Be Mine siempre ha despuntado como una de mis favoritas del disco aún siendo de las menos promocionadas. Eso se debe a su enorme musicalidad, desde el segundo 0 me embriaga con un ritmo y música muy pegadizos. Su buen feeling me ha hecho sentir niño en muchas ocasiones y cuando uno está enamorado esta canción es como darle voz a ese sentimiento. No es que quiera ser ñoño, pero es que yo el amor lo prefiero tratar con euforia y funky y no con baladitas pastelosas. En la parte vocal es destacadísima la pasión con la que frase a frase va soltando con gracia sus sentimientos invitándome a celebrar el buen amor. Las trompetas que acompañan todo el tema son como esos latidos de pasión hacia la persona amada. Y ya van dos grandes canciones.

Michael Jackson - Baby Be Mine (1982)


Tal vez entre lo más flojo del disco se encontraría la canción a duo This Girl is Mine. Hasta el título de la canción se me hace repetitivo junto a la joya anterior. Se debe admitir que es realmente buena y el dueto con McCartney ha sido una gran suma, pero la letra es muy moñeras y a ratos pienso ¡¡Ahhg, mi diabates!! Dos tios diciendo cosas rollo: "Te respeto, somos muy amigos y nos hacemos la pelota bla, bla... pero la chica es mía" como si fuera el lloriqueo de un niño al que le quitan el juguete. Eso si instrumentalmente es muy chula con esa guitarra tan sencilla y cálida y la parte de viento y teclados de fondo le da una solemnidad increible que a día de hoy casi nadie se curra. Ya es triste que ni lo mejor de muchas bandas pop actuales llegue a este nivel.

De golpe y porrazo, el disco se deja de edulcoraciones bien elaboradas y va al grano con la canción que da nombre al disco, claro y al concepto, Thriller. Como buena canción post-disco, se basa en un ritmo pegadizo funky y modernizando muchas de las bases de la música negra. Viento mezclado con un bajo enganchoso y electrónica de calidad y entonces viene la pregunta ¡coño! ¿es que hace 33 se trabajaba con mayor ambición sonora que hoy? Ni la misma calidez, ni gancho, ni gracia ha llegado a mis orejas en años (en lo que pop se refiere) y aunque alguna canción Bruno Mars lo intente, no hay nada equiparable. Un trabajo impecable de producción, sonido y mezcla instrumental en esta canción que aún me eriza el vello.

Michael Jackson - Thriller (1982)


La influencia del hard rock se pasa por el disco con Beat It, que esconde una estructura medio funk, medio ligada al jazz primitivo con su punteo enmudecido. Por lo que dijo el cantante años atrás, la canción estaría inspirada en la idea de West Side Story, como si fuera un musical de rivalidad de bandas pero llevada a su esencia más rebelde y actualizada (respecto claro el año 82). El solo de guitarra de Eddie Van Halen le da un caché increible y a día de hoy me sorprende la enorme variedad sonora que le da esta canción al disco. Pero la historia se pone muy interesante con la llegada de Billie Jean, una canción que en principio Quincy Jones quería descartar del disco pero que por la insistencia expresa de Jackson entró en el disco.

Y al salir publicado el single, Jones se percató de que estubo a punto de cometer un error garrafal al querer excluirla ya que se convirtió en un éxito enorme que engrosó el ya de por si aplastante éxito que tendría el disco. La canción la debemos enmarcar en una época en la que estaba a punto de salir Flashdance (1983) y en el que la nueva música disco tendría una gran vigencia en las salas de baile. Con esa premisa, es indiscutible que la bendita canción creó escuela. El tema de la misma es sobre una especie de espía que se percata de que tiene un hijo. Curiosamente en la canción Wanna Be Starting Something ya hace una referencia a el, siendo una anécdota bastante curiosa y un nexo muy sutil entre canciones: "Billie Jean is Always Talkin', when nobody else is talkin'". Dando sentido a la idea de paparazzi o espía que os había nombrado antes.

Michael Jackson - Billie Jean (1982)


El duo de teclados tocados por Steve Porcaro en Human Nature siempre me han parecido una intro perfecta para una canción que procura tocar a aquella parcela bondadosa de las personas. Jackson siempre tubo esa sensación filantrópica (a veces en exceso con los niños), que le había gustado colmar en alguna canción de sus discos. P.Y.T. (Pretty Young Thing) cuela como una de esas canciones enganchosas de las que hoy se hacen versiones baratas y malas por los Biebers de turno. Una canción agradecida que bien ambientada engrosa el disco sin tampoco ser de lo mejor. Finalmente la pastelosilla del disco, The Lady in My Life, empieza lenta y apalancada. Pero con la batería y la voz brillante de Jackson, la realidad es que se llega a unas recomendables cotas de belleza y delicadez.

Personalmente estoy convencido de la calidad de este disco, no solo porque las canciones sean buenas sino porque se les ha sabido dotar del mejor envoltorio instrumental. Eso si, a diferencia de lo que muchos piensan, este no es el disco perfecto que me han querido vender durante más de 30 años, tiene sus taras, pero muy pequeñas y con esas, sigue siendo el mejor paradigma de pop que uno se puede imaginar, por lo menos hasta que nació su sucesor. A día de hoy se estiman entre 51 y 65 millones de copias que circulan por el mundo (oficial y extraoficialmente) convirtiendolo en el disco más vendido de la historia. Es innegable que tras de si dejó una estela de innovación muy importante en la música popular, la gran lástima y igual que en otros estilos, no tenemos a un sucesor a la talla.

Nota: 9 

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