sábado, 18 de abril de 2015

Crítica clásica: Sabbath Bloody Sabbath de Black Sabbath (1973)

Un buen riff es la base de una canción rock y sobretodo, es el distintivo de una canción de heavy metal. Hay grandes riffs inolvidables y ya muy típicos que a día de hoy son tarareados como la cosa más guay del mundo y son las cosas más interpretadas por todo principiante que se hace con una guitarra. Un ejemplo, es Smoke on the Water (1972). Cuantas veces hemos visto a algún tipo echarse la patillada con este riff como si fuera el nuevo grand master supreme guitar hero, sin tan si quiera saber quien coño es Ritchie Blackmore (guitarrista de Deep Purple y Rainbow).

En mi caso, siempre he sido muy prolijo a los riffs de Tony Iommi, ya que de él emergió toda una serie de composiciónes con carácter y muy buen gusto que condujeron el heavy metal desde su creación hasta su primer gran momento de gloria. Particularmente, creo que el escalafón más grande se encuentra en las obras que hicieron Iommi, Geezer Butler, Ozzy Osbourne y Bill Ward en 1973 y 1975. Sabbath Bloody Sabbath (1973) y Sabotage (1975) son a mi parecer dos piedras angulares con las que se aprendería a tallar grandes discos de metal en los siguientes 15 años. Pero hoy nos quedaremos en la primera de estas entregas, porqué siempre me ha tenido enamorado su musicalidad, el ir más allá de 4 acordes y empezar a hacer riffs melódicos pero muy contundentes y satisfactorios.

Bien, pongámonos en situación, Sabbath en 1973 ya había sacado 4 discos de estudio de gran nivel que sirvieron para ir tallando el género con un nivel de excelencia poco discutible. Pero Iommi tal vez estaba un poco desgastado de implicarse tanto en los discos y no obtener el éxito soñado. Si, básicamente se podían tirar el santo día dándole a las drogas y disfrutando de un estatus de fama muy respetable, tenían para sus caprichos pero como artistas buscaban más que comodidades. Os pondré una imagen para que os hagáis una idea bastante curiosa sobre sus seguidores, en Estados Unidos habían consolidado una legión más o menos estable de 500.000 fans que compraban sus discos el año de su salida, pero tenían que esperar más o menos una generación para que ese mismo disco llegara al millón de ventas (10 años). Por decirlo de alguna forma, Sabbath era una banda realmente solvente pero marginal en el mercado. Pero alguien se uniría a la fiesta...


Por aquellos tiempos se hicieron amigos de Rick Wakeman, tecladista de Yes. Este, que era un tipo muy estrafalario y carnivoro, a diferencia de sus vegetarianos compañeros de Yes, se sentía más arropado y partícipe de algo atrevido con Sabbath. Él les guió hacia una musicalidad más compleja que en parte ya habían experimentado en Vol. 4 (1972) e incorporó el rol del teclado (del que era un virtuoso) en la música de estos heavys. Pero al César lo que es del César, Wakeman dejó las lecciones y alguna pequeña intervención, pero quienes lo pondría todo en las rotativas serían Iommi y Butler, que siempre habían estado los cabecillas compositivos de la banda. Los nuevos principios estaban marcados: contundencia, accesibilidad, mayor presencia de las melodías.

Y ¿como consiguen eso? Muy sencillo, te colocan uno de los riffs más ácidos de su carrera solo empezar y con un sonido de guitarra que hierve la sangre del más dormido. Sabbath Bloody Sabbath es una composición realmente imponente edificada en muros guitarreros muy solidos y una batería contundente. Ozzy circula por la canción con mucha fuerza y elegancia, se nota que había aprendido a cantar también a través de la canción y no sólo copiando la guitarra. Sigue el riff de guitarra por un momento y luego se pasa a dar melodía a un fondo acústico muy hermoso. Su primer solo es muy derivado de la melodía, pero es tan majestuoso que lo vale. En el minuto 3 se da una transición con la que entramos en los terrenos del progresivo. Una de las mejores canciones de toda su carrera.

Un cambio notable se da con A National Acrobat, una canción menos abrasiva en su sonido pero que sigue siendo bastante oscurilla. Aquí lo que más me llama la atención es la forma como canta Ozzy, que ciertamente parecía haber pulido su técnica y es que en realidad ha tenido siempre una voz magnífica que aportaba una nueva sonoridad muy diferenciada del resto del mundo. El riff que es realmente bueno no brilla tanto como la canción que da nombre al disco tal vez porqué su tono apesadumbrado lo hace menos gustoso al repetirse. Las progresiones del minuto 4:40 y del 4:55 le dan un tono hasta divertido a la canción, hasta que se vuelve a anudar de manera excelsa hasta el final, haciendo un cierre loco al estilo de King Crimson.

Black Sabbath - Sabbath Bloody Sabbath (1973)



Como en todo buen disco de Sabbath, se incorpora una pequeña o en este caso, no tan pequeña, pieza instrumental que sirve de transición ambiental del disco. Fluff es una seña del increíble gusto compositivo que tiene Tony Iommi tocando la guitarra y el teclado. Me gusta que un disco sea variado e imaginativo y que te pueda dar tanto diversión como relax y este tema me lo confirma. Solo que claro, cuando llega Sabbra Cadabra, se queda en la comidilla de paso. Un riff muy melódico y mordedor, de esos que te demuestra que su compositor es uno de los maestros de su tiempo. Los teclados de Rick Wakeman hacen acto de presencia y le dan un punto de tensión dramática y misteriosa. El piano tocado por Iommi es muy sólido y más por una persona que realmente dedica mucho tiempo a la guitarra.

Killing Yourself to Live empieza echando un riff distintivo muy destacable. Es como un buen espadachín que sabe dar las mejores estocadas sin atacar al azar. La transición sobre la que que se sustenta la entrada de Ozzy es extraña, pero eso juega mucho a favor de que la canción tenga su carácter bien diferenciado. La canción se solidifica con unos acordes que son como el cimiento y nuevo cambio acojonante que mezcla parte solista y buena melodía de fondo. Otra joya del catálogo que merece una enorme consideración por su sonido ambicioso y experimental. El último minuto de la canción vale como argumento validísimo de lo grande que es su composición.

Black Sabbath - Sabbra Cadabra (1973)


Si queréis algo raro de narices sea melódicamente o vocalmente solo hace falta que os pareis a escuchar Who Are You? Personalmente creo que es la más floja del disco, no por rara, sino porque noto un poco de inseguridad en ella. La idea que contiene, eso si, es realmente innovadora y tiene mérito que mantengan la tónica heavy con algo que pegaría como transición en un disco progresivo. Y digo transición porqué tras ella, Looking for Today brilla como una canción con un sonido realmente positivista y que dista muchísimo de lo visto anteriormente en esta banda. Si, han podido haber canciones tranquilas, pero que den la sensación incluso alegre que tiene esta? Lo dudo, esto es una rareza que en verdad suena magnífica entre sus creaciones y que no dudaría en colocar en un concierto.

Llegamos a la última canción del disco, Spiral Architect, una genialidad increible desde el momento en el que la guitarra acústica siembra dulcemente el terreno que dará sus frutos con buen metal progresivo. La voz de Osbourne, enriquecida rítmicamente por la bateria de Ward y los zumbidos de bajo de Butler crean un marco muy bonito que solamente la parte de guitarra y violín logran que alcance lo sublime. Sin duda, se nota que tras este tipo de canciones había un trabajo de elaboración ambicioso y no se quería una simple prolongación de lo visto en los tres primeros discos o una idea primitiva de progresivo como en el disco anterior. Importaba mucho el trabajo ambiental/orquestal para dar solemnidad a los temas y les sale de lujo.

Black Sabbath - Spiral Architect (1973)



Estamos ante el primer disco de metal progresivo?

Amigos míos, este es uno de esos discos que puede ser un auténtico aventajado a su tiempo, un vanguardista. Digamos que el metal progresivo no echaría auténticas raíces hasta los años 80, pero Sabbath, como grandes padres del género se dedicaron a evolucionar el género en todas sus facetas a lo largo de sus 6 primeros discos. Los primeros 3 fueron los riffs, el cuarto era una evolución en la musicalidad y estructura de las canciones y el quinto y sexto serían los que añadirían progresiones a sus piezas, haciéndolas más variadas y ricas. Y aunque otras bandas como King Crimson ya habían hecho canciones progresivas con sonidos distorsionados o rudos con la canción 21st Century Schizoid Man (1969) o el disco Larks' Tongues in Aspic (1973), las versiones más puras de heavy metal eran las de Black Sabbath.

Entonces Sabbath Bloody Sabbath, lo consideraría el primer disco como unidad que es progresivo y metal a la vez dando por pura lógica la inauguración del metal progresivo. Pero maticemos una cosa, el subgénero aún tendría que evolucionar mucho y bandas como Iron Maiden, Mercyful Fate, Qüeensryche o Dream Theater tendrían que ir confeccionando su sonido de una forma más real. Mientras Iommi diría que buscaba enriquecer el metal y llegó sin saberlo al progresivo igual que Colon llegó a América sin saberlo, los otros que he nombrado ya pensaban en el concepto de manera clara y sin dudarlo, decían que lo que buscaban era eso. Aún así no dudaría en decir que el metal progresivo nació de manera real en 1973 y que a partir de ahí todo fue crecer y evolucionar hasta entender lo que estaban haciendo.

Por lo que respeta al disco como entidad individual, es excelente y merece formar parte de los grandes álbumes de la historia del género. Una mejora sustancial en la creación de melodías, el riff continua liderando pero sin comerse literalmente la estructura de los temas y además se añaden progresiones que hacen que el metal se articule con un sentido más artístico y ambiental. Ozzy demostraba haber mejorado mucho vocalmente y estaba mas enfocado entonando notas agudas y con mucho carácter. Sería sin duda uno de los 3 mejores discos de su carrera y porqué no decirlo, mi favorito (aunque eso no signifique que sea al que más nota ponga). Lo que más me atrae de él, es que lo noto muy sofisticado respecto a Master of Reality (1971) por poner un ejemplo y sincero con su tiempo, cosa que no diría de 13 (2013) aunque sea un buen disco.

Nota: 9

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