Crítica: Salad Days de Mac DeMarco (2014)

Hasta las personas más elegantes del mundo tienen días desaliñados; días en los que te combinas fatal las zapatillas y el pantalón cutre de pijama con ese fajo de pelo que se ha quedado levantado como la cresta de un gallo y que le llamamos el "quiquiriquí". Pero maravillas de la ciencia o de yo que se el qué, a día de hoy lo que es un poco dejado mola o al menos no te salta la inquisición encima para acusarte de brujo. Estamos en el siglo XXI, un periodo en el que la electrónica inunda hasta la más diabética de las ramas del pop, por esa razón y por la superficialidad de lo comercial, muchas veces reclamo ese sonido casero, tranquilo, de sonrisa emporrada y de imperfección aparente. En ese perfil encaja un joven chaval canadiense que tiene por estilo de vida el despiporre y el no dar explicaciones de nada a nadie, pero eso si, emanando una especie de luz y alegría que pocos artistas saben traer a la música actual. Mac DeMarco representaría el tío con el que no es tarea difícil tener un rato de colegueo, compartir un porrete y cantar tres o cuatro canciones jangle en algún local o polígono abandonado.

Pero no nos llevemos a engaño, ya que este hombre tiene algo bastante interesante que aportar a nivel musical. Su estilo musical une de forma muy sutil la fórmula indie con ciertas raíces camperas/folk que hacen de su música algo sencillo de forma pero pegadizo de una forma un tanto indescriptible. Rock and Roll Night Club (2012) y 2 (2012) eran su carta de presentación y toda una declaración de intenciones a nivel estiístico. Algunos dicen que la música de DeMarco se ha descrito como blue wave (oleada tristona) o slacker rock (rock vago) por ciertos especialistas, pero el propio músico le ha llamado jizz jazz (semen jazz). Todo eso se debe al espiritu tranquilo, feliciano y autocomplaciente de las melodías. Pero la mejor forma de entender el sonido de este hombre es entrar en materia con su disco Salad Days (2014), que en buena medida encumbra las intenciones de sus primeros discos.

Tan sencilla como su música será esta crítica, por eso entremos con la primera canción. Salad Days, que da nombre al disco es una canción sobre ver la vida pasar. A nivel de guitarras, el toque bluesy que le pone y lo acomodadas y dulces que suenan me dejan embelesado entre tanta comodidad. La melodía sabe trasladar el espíritu del que hace gala. Tan digerible que da paso a Blue Boy sin casi desplumarse. Y es que como ya he dicho antes, lo desaliñado es aquel encanto de hacer de lo que no requiere esfuerzo algo guay. Esta canción que también resulta encantadora en la oreja con esa repetitiva guitarra, me sabe mecer el cerebro hasta hacerme entrar en una especie de estado risueño y adormilado. DeMarco a la vez recita una especie de dietario de como es una parte de la gente joven: descontenta con el mundo, preocupada por la superficialidad y que se deja arrastrar por la corriente, intentando gustar momentaneamente para sobrevivir y avanzar.

Por otro lado, Brother habla de un chico que tiene la vida un tanto desubicada, ya que la vive de noches. La canción es el mensaje del hermano diciéndole que es mejor que vuelva a casa y deje el estilo de vida que lleva (no aclara si es porqué trabaja o porqué se va de fiesta). Let Her Go, le sigue como una canción de amor y a la vez de desamor. Aunque feliciana, la canción nos recomienda decir cuando amamos a alguien o cuando tenemos dudas y dejar ir a la otra persona. En este caso estaría totalmente de acuerdo con la nomenclatura de blue wave a esta música, debido a su tono melancólico, conformista y de transito por la vida en el tema amoroso. Y es que la realidad es que en la sociedad de hoy puede existir el amor auténtico, pero el amor duradero sólo aparece cuando no hay necesidad de ninguna otra persona y nos sentimos lo suficiente libres. 

Mac DeMarco - Blue Boy (2014)

Goodbye Weekend, es una clara referencia a la pena de que se acabe el finde y sonoramente también luce ese espiritu tranquilo y algo decaído de la blue wave. Tal vez lo que más me gusta de lo que voy escuchando es que sin grandes ambiciones, llegamos a una música muy satisfactoria. El solo (por llamarlo de alguna forma) no es nada megaexhibicionista pero oye, me parece resultón. Let My Baby Stay, es como una especie de deseo nocturno en el que el amante pide poder estar con la chica que ama. Toda la canción tiene un sonido muy despojado de efectos, pero donde llega a su colofon es en la parte final donde el Mac canta unas notas agudas que realmente llegan al alma, simple pero bonita. Pero la ambición sonora despega en la siguiente canción, Passing Out Pieces.

 Mi médula tiembla del placer con las primeras notas de este tema, suena tan grande... La parte de teclados es enorme en este tema, ya que mezcla unos que suenan a instrumento de viento (trompeta) y unos más parecido a un órgano. La guitarra dulzona de DeMarco, encaja de maravilla en la composición dándole el matiz de gracia. Esta canción de una forma compleja, deja caer alguna especie de trauma o problema vital, pero la letra pide mucho trabajo y parece dar varias lecturas posibles, el videoclip que es realmente visceral parece hablar de una persona desequilibrada y con una vida de drogas y paranoia. Treat Her Better, habla de un chico que parece no tratar bien a la chica que supuestamente quiere. Lo curioso del caso, es que la parte de guitarra es muy dinámica y en parte alegre, como si quisiera tratar algo duro de una forma dulce. La música refuerza la idea de que es algo corriente (que no bueno, ni normal) que se trate mal a quien se quiere, desperdiciando la posibilidad de hacer feliz a quien amas.

Mac DeMarco - Passing Out Pieces (2014)

Chamber of Reflection, es la canción que más rompe con la tónica del disco sin dejar de sonar brillante. Por lo que he oído en varias entrevistas, esta canción iría dedicada a la habitación que DeMarco ha usado para grabar las canciones, meditar y relajarse.A la vez hace referencia a un cierto tipo de cambras que usan los francmasones para hacer sus meditaciones. Los teclados de esta canción tan simples pero incisivos me dejan pasmado. Go Easy, sigue la tónica guitarrera de la mayoría del disco. Esta canción es muy especial por su temática, ya que habla de como Mac y su novia Kiera dejaron atrás la ciudad de Toronto para ir a vivir a Brooklyn. Finalmente Jonny's Odyssey, por sonido sigue la tónica del disco, pero a través de ella (ya que es instrumental) se pueden dejar entrever más las redes de influencia del surfer rock. Lo más curioso es que al final del tema nos agradece la escucha, me cae bien este tío.

Mac DeMarco - Chamber of Reflection (En vivo KEXP, 2014)

Y es que hasta de sus actuaciones en vivo se desprende una buena energía entre los músicos que se traduce en que la melodía llega más y se contagia el feeling en el público. Hablando directamente del disco, me siento muy satisfecho. Un estilo que resulta suave y meloso, con unas letras para nada desorbitadas, pero acertadas y que dan una sensación de folk o surfer rock más urbano. Un estilo de vida y de pensar es muy claramente transmitido a través de su música; y algunos me diréis: "¡Si claro! Como en cualquier tipo de música". Pero os puedo decir que aquí se habla desde una óptica de la juventud que muchos hemos podido palmar en primera persona y no ideas sueltas vacías. Aunque las cosas resulten en principio sencillas, Salad Days esconde en poco más de 30 minutos un recorte de la buena música que se hace actualmente pero que no se muestra tanto.

Nota: 8,4