miércoles, 10 de febrero de 2016

Crítica: The Astonishing de Dream Theater (2016)

Hacer una obra de gran formato representa un trabajo muy intenso y largo con un artista. La implicación con la que debe tratar cada milímetro de su creación debe ser el adecuado para que el conjunto general brille, sea por ese gesto dramático de brazo en la escultura, ese adorno sutil en una balconada o el personaje pintado entre la muchedumbre de una guerra (no puedo evitar pensar en La Batalla de Tetuan del genial Mariá Fortuny). En la actualidad, también percibo artistas que les gusta ponerse cara a cara con un proyecto de gran magnitud y los que sois seguidores de este blog, sabréis que tengo predilección por unos virtuosos en concreto, Dream Theater. Y no es que sea un mero hecho de sonido la razón por la que me gusta esta banda; el hecho es que además puedo recorrer un largo catálogo de obras en las que virtuosismo e innovación/renovación han ido de la mano. Eso si, no puedo negar que ciertas de sus obras no me han logrado calar por una sensación extraña de falta de espiritu. Discos como Octavarium (2005), Systematic Chaos (2007) o A Dramatic Turn of Events (2011), aún con sus grandes luces, representaban a mi gusto un cierto tufo de virtuosismo sin suficiente focalización en que el disco tuviera ese "qué" especial, ese aura que los hiciera realmente únicos.

Por suerte en el último disco de la banda, llamado Dream Theater (2013) la cosa mejoró. Lo peculiar del disco es que recuperaba sonidos de diferentes puntos de la carrera de la banda, pero lo hacía de tal forma, que renovaba la fórmula y en definitiva, le daba un regusto fresco, potente y bello. Pero hace unos meses recibía la noticia del que es el disco que hoy analizamos y básicamente las cifras emocionaban a la vez que asustaban. 34 temas, más de 2 horas de música, un álbum conceptual a lo Metropolis Pt.2 (1999) y temática de ciencia (o casi) ficción situado en el 2258. Encima, un disco llamado The Astonishing (el asombroso), parecía advertir a los fans de algo ambicioso, brutal, virtuoso; vamos, casi de orgasmo. Entonces surgieron las dudas que me recordaron los discos menos sólidos (porqué es una banda que no ha sacado un disco malo) y pensé si nos encontraríamos con el enésimo intento de querer compensar vacíos de originalidad con montañas rusas de pretensión.

Y después de varias escuchas al disco, alguna hoja de apuntes y un poco de paciencia debo decir que el disco presenta las dos caras de la moneda: canciones ilusionantes (incluso de lo mejorcito que he escuchado de ellos desde Black Clouds and Silver Linnings de 2009) y por otro lado, un montón de medio tiempos que sin ser malos, hacen de la experiencia de este disco algo menos dinámico de lo que sería deseable. El tercer ingrediente a tener en cuenta es la historia, que para no estropear lo que ocurre en ella solo daré la sinopsis. Estamos en el año 2258 y bajo el dominio de El Gran Imperio del Norte de las Américas, la música sólo es creada por las máquinas. La población mayoritariamente parece despreocupada por la poca creatividad humana, pero un grupo de rebeldes (algo bastante tópico y en verdad, normal) liderados por Ravenskill (hombre con habilidades de crear música) crea un grupo al que por "humildad" (ejem, ejem) se le llama la Milicia Rebelde de Ravenskill.

Se debe decir que John Petrucci (guitarrista), que básicamente es el escritor de todo el relato; ha sabido dotar de variedad de personajes a la historia. Eso si, no negaré que hay momentos un tanto superficiales o tontos, pero que para nada empañan un proyecto que bebe muuucho de 2112 (1976) de Rush. Pero en esta crítica de hoy vamos a hacer algo un tanto especial: un apartado valorando las luces del disco a través de sus temas y por otro lado, el relleno y los momentos más pesados de escuchar. Este sistema me va a servir para valorar mejor la bipolaridad de este disco y al fin y al cabo, para que vosotros os dirijáis al que considero que es el gran material de este disco y que hace que en general brille.

LAS LUCES

Dream Theater - The Gift of Music (2016)


Me acordaré siempre del fuerte impacto que me causó The Gift of Music cuando lo escuché por primera vez, ya que me parece una canción que perfectamente podría haber entrado en Images and Words (1992) por su virtuosismo lleno de matices. La letra de la canción te sitúa en ese futuro distópico y lo hace de una forma emocionante ¿que más le puedo pedir? La voz de James LaBrie suena de P.M. y entonando con pasión como lo hacía en Metropolis Pt.2, pero sin negar que su voz ahora es algo más nasal. El solo de guitarra de Petrucci tiene un acabado sublime y Jordan Rudess (que se destapa como el otro gran compositor del disco), pone unos teclados que rayan la locura. Claro, cuando escuché este temazo por primera vez, mis esperanzas hacia este disco se acrecentaron exponencialmente. Podíamos estar ante el mejor disco en años de esta banda.

Y bueno su preámbulo, la instrumental Dystopian Overture pues sabe ser un buen abreboca para lo que viene luego. Por su sonoridad, creo que mezcla ideas vistas en el anterior disco de la banda en canciones como False Awakening Overture, Enigma Machine o Illumination Theory. Un tema muy notable que nos da buenas dosis de épica. Siguiendo a The Gift of Music está The Answer, que la verdad, en sus menos de 2 minutos nos ofrece una melodía ciertamente bonita. Tal vez le sobra esa batería tan potente y hubiera sido más recomendable darle ese aroma acústico (sin quitar la orquestración) de The Silent Man, canción del álbum Awake (1994). A Better Life, también luce por ese estilo algo más holgado que Dream Theater lleva haciendo en los últimos años. La primera vez que la escuché me vino a la cabeza Behind de Veil del álbum homónimo de 2013. Un tema elegante y con sentimiento.

Dream Theater - A Savior in the Square/When Your Time Has Come (2016)


Las dos canciones siguientes que valoro positivamente forman una especie de parábola entre ellas en la que nos encontraríamos con la sensación que me dejó hace años The Spirit Carries On del Metropolis Pt. 2. A Savior in the Square y When Your Time Has Come podrían haber sido unidas bajo una misma canción, ya que se compaginan perfectamente en su sonido dulce, baladero y contundente. Los teclados, guitarras acústicas y pianos trazados en estas dos piezas se encumbran en un solo magistral al final de When Your Time has Come, haciendo un empaque invisible para las dos. Doy un salto de unas cuantas canciones para lanzarme hacia A Life Left Behind, canción con un inicio muy progresivo y que me recuerda a una de las mejores bandas de progresivo de los años 90, Pendragon. Después de la ambición inicial, la canción se encamina más en los terrenos de la power ballad de forma bastante efectiva.

De nuevo dejo atrás algunos temas para saltar esta vez a una de las canciones más notables de todo el trabajo, A New Beginning. Esta canción sabe mezclar en buena medida un aire festivo con sonoridades oscuras ya vistas en algunos discos de Dream Theater como Six Degrees of Inner Turbulence (2001) o Train of Thought (2003). Aquí me encuentro un buen tema para destacar las habilidades de Mike Mangini en los parches. Ya que la canción demanda variedad de ritmos y muchos arreglos exóticos, el ya no tan nuevo batería de la banda se las ingenia para hacer una contribución alucinante. Por un lado sabe mantener su identidad intacta como baterista de pulso fijo, de seguir adelante, pero por otro lado, tiene momentos en los que se saca todos los trucos caseros posibles de la chistera, como hacía el gran Mike Portnoy en la banda.

Dream Theater - A New Beggining (2016)


Llegamos al segundo acto del disco a la espera de más material potente y emotivo, como debe ser en esta banda. Y bueno, no está nada mal lo que nos ofrece 2285 Entr'acte, que es de esas canciones instrumentales de Dream Theater que te sirve de trailer de lo más emocionante que ha venido y va a venir a nivel melódico en el disco. Claro, tal subidón acompañado de la grandísima Moment of Betrayal pues queda encumbrado de forma sublime. Esta canción mezcla la garra de grandes canciones como The Enemy Inside con esa eufórica sensación que transmitía el gran disco Images and Words (1992). Una canción ejemplar y trepidante, que nos demuestra lo mejor de lo que es capaz esta banda si se focaliza, cuando evita ir por las ramas, cuando sabe que entre ellos y su objetivo han de trazar la línea más recta posible.

Y esas sensaciones retornan cuando llega The Path That Divides, que situaría en el período entre el año 2001 y 2005 de la banda. Eso se debe a tres factores principalmente: primero, a que esta canción está muy centrada en ofrecer un sonido duro de guitarra; segundo, que el teclado de Jordan Rudess es vertiginoso y alocado (no busca la belleza, busca el tecnicismo, eso si de buena manera); y finalmente, el hecho de como James LaBrie trata algunos párrafos de la canción de forma más hablada y dura, como en los reproches del hijo al padrastro de Honor Thy Father de Train of Thought (2003). Lo mismo ocurre con The Walking Shadow y My Last Farewell, que son notables canciones (aunque no igualan el resultado de la primera del párrafo). Cerraría este apartado con Our New World, una canción con suficiente gancho para haber sido un buen cierre de disco. Su sonido accesible y alegre, serviría como buen hit en sus conciertos y con una buena orquestra.

Dream Theater - Our New World (2016)


LOS BACHES Y LAS SOMBRAS

Lo que ocurre  es que este disco no sólo tiene aciertos, también tiene buenas ideas un tanto desaprovechadas que podrían haberse guardado y pulirse para un siguiente álbum. Eso no significa que el resultado final sea malo en ningún caso, pero hace que el disco sea menos redondo de lo que hubiera podido ser. El primer ejemplo que me viene en mente es una canción que no todo el mundo estará de acuerdo con mi criterio. Lord Nafaryus es de esas canciones con una sonoridad tan gruesa como Train of Thought, pero creo que ciertos momentos de sobredramatismo vocal de James LaBrie me joroban un poco el resultado final. Creo que sus riffs podrían haber sido más trabajados y llevados a un futuro disco con un acabado más contundente. En este caso estamos ante un buen tema del que no niego que esconda gratificantes momentos, pero le falta exprimirse mejor.

Y eso se repite en Three Days y me resulta más jodido aún debido a que LaBrie canta genial en este disco, pero hay momentos donde le diría ¡frena amigo, frena! Pero luego hay otras canciones que quieren ser grandes y solemnes y bajan demasiado el pistón. ¡No coño! Un poco más de carbón en las hogueras, sois Dream Theater y acepto baladas, pero por favor, con un poco más de pulso. Lo digo por Brother, Can You Hear Me, Astonishing (esta duele en el alma porqué un poco más ágil me pondría los pelos de la nuca de punta), Chosen, The X Aspect o Heaven's Cove. Canciones que con un empujón de energía extra serían muy dignas, pero que no se porqué su patrón a ratos es horriblemente lento y más que emocionarme, se me hace pasteloso. En Losing Faythe se encumbra esa idea, con una melodía muy bonita pero tan "amoñardada" que me tengo que hacer la prueba de diabetes en cada compás que tira adelante la melodía.

Dream Theater - Lord Nafaryus (2016)


Bueno y llegamos a ese punto en el que pasamos de lo perdonable, no tan malo o con potencial de ser mejor a lo descartable y negativo. Ante todo debo criticar la decisión de poner los instrumentales de los NOMACS como temas a parte, sinceramente o los pones de adorno en algún punto ambiental o los mandas a paseo, porqué Descent of the NOMACS, The Hovering Sojourn (que parece una intro de Nine Inch Nails), Digital Discord, Machine Chatter y Power Down no me dice nada musicalmente. Al menos no en un disco como este, que de experimental parece tener poco y que desentona con lo que viene antes y después. Otro tema a parte diría que es la decisión de hacer un diseño de caratulas y personajes en 3D. Almenos en el arte del disco hubiera sido más acorde hacer el mismo estilo de ilustraciones pero con la técnica de Images and Words o Awake, que tenían un acabado excelente.

Pero debo tomar un poco aliento renovado respecto a lo que pienso de este disco siendo sincero. The Astonishing es un disco conceptual que dispone de suficientes canciones de calidad para que se pueda poner entre la discografía recomendada de la banda. Eso si, cogiendo el material imprescindible tendríamos un disco muy apañado de poco más de 1 hora, la pregunta es ¿para que necesitábamos más? Sólo se podría decir que para desplegar la ambición (a ratos excesiva) del señor Petrucci. Y digo eso, creyendo firmemente que el guitarrista de Dream Theater es uno de los mejores compositores de música popular de los últimos 25 años. Estamos en un disco conceptual que a ratos su argumento cae en tópicos porqué no profundiza lo suficiente en lo que a Petrucci se le da bien tratar, los entresijos de la psicología humana (como hacía muy bien Roger Waters de Pink Floyd).

A diferencia de otros discos nombrados, en este disco noto alma y ganas de hacer algo grande por parte de unos hombres que ya son veteranos condecorados en lo que hacen. Siempre recuerdo la figura de Wagner como ese compositor entrado en años que en un periodo de madurez de su vida tenía mucho que decir y empezó a sacar reconocimientos compositivos. Dream Theater afortunadamente demuestra ser una banda con la que se puede seguir teniendo fe, ya que ofrece unos mínimos muy altos. Pediría tal vez un poco más de innovación en su propuesta, porqué como bien habréis visto, este disco toma mucho de aquí y de allá en su discografía y creo que la senda correcta de cara al futuro estará si como en Dream Theater (2013) le hacen un homenaje al pasado pero con sorprendentes novedades. Una obra imperfecta pero con notables surcos que la hacen disculparse

Nota: 7

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