viernes, 19 de febrero de 2016

Crítica: Music Complete de New Order (2015)

Hasta hace unos días, cuando me avisó nuestro colaborador del blog Adrià Calvo, no me había parado a pensar en hacer una crítica del trabajo nuevo de New Order. Al recalcarme bastante el hecho de que el contenido del disco podía ser bastante bueno y como falca, mejor que el binomio de discos Waiting for the Sirens Call (2005) y el Lost Sirens (2013). Siendo el segundo un conjunto de descartes retrabajados del disco de 2005, pues me ha levantado la curiosidad de como sería el nuevo material de estos ingleses después de 10 años sin componer de zero. Pero antes haré un poco de presentación de la banda, eso si, a mi manera. New Order es una de las grandes bandas baluarte del synthpop de los 80, nacida de las cenizas de la banda Joy Division después de la muerte de su cantante Ian Curtis. Su trabajo en la década ochentera fue esencial para el desarrollo de la música pop electrónica y aunque me he propuesto no nombrar ninguno de sus discos de entonces (hasta que haga una crítica sobre alguno de ellos), os remito a que le deis una buena escucha.

En la etapa nueva en la que se encuentran, la banda ya sin su bajista clásico Peter Hook, han estado reviviendo la llama que dejaron con leves chispas en 2007. Ciertamente estos veteranos músicos ya dejaron en su tiempo una impronta muy potente y debido de alguna forma a su descenso de calidad en el nuevo milenio, ya no se veía tanto como esa banda atemporal que podía sobrevivir e innovar, sino más bien como una banda que a tenor de lo que ocurría en el nuevo mundo musical, ellos se adaptaban. Si bien Get Ready (2001) resultó ser un ejercicio interesante y de calidad, sin impresionar, lo que ha venido luego, almenos en mi caso, no ha tenido un calado similar. Por eso, cuando el año pasado supe que New Order iba a publicar nuevo disco, no me sentía emocionado, sólo me quise mantener a un lado hasta que me decidiera a escucharlo con calma. Ese momento ha llegado...

En este disco hay almenos un aliciente curioso por el que me anima a ver que ocurre, el retorno de Gillian Gilbert. Ella ha podido ser la excusa perfecta para volver a rescatar la electrónica dentro del sonido de la banda (que aunque no se había perdido, ya no era dominante). Y claro, los primeros segundos de Restless me parecen muy esperanzadores, los teclados coloristas pegan perfectamente con la portada del disco. Es un regreso a los sonidos típicos de la banda sin tanta euforia, pero con acierto. Un buen primer hit para trasladar a los conciertos, aunque tal vez me hubiera gustado un poco más pasional a nivel cantado, para que calara más hondo. La siguiente canción del disco, Singularity, ya fue presentada en varios conciertos antes de la publicación del disco. La melodía de bajo que abre, es bastante típica de lo visto en la banda de Manchester. Mejora un poco la impresión del single de entrada consiguiendo por su ritmo dinámico y su sonido más majestuoso que se complete una entrada de disco de calidad.

Y entonces con la entrada de Plastic me motivo, que sonido tan genial de teclado. Es de esas canciones que defino de "electrónica deportiva" ya que es uno de esos temas para ponerse en el gimnasio mientras haces las prácticas de aeróbic. Hasta la forma de cantar y los coros me hacen pensar en esa versión tan deseable de su música. Con letra simple y pegadiza, es una composición totalmente apta para las mejores pistas de baile de música electrónica y house. Otro acierto es Tutti Frutti, que también encaja en el ambiente de la música house. Una música que deja atrás ciertas sobriedades que la banda había mostrado en discos anteriores. Ese "Tutti Frutti", que algunas veces suena en la canción es de esas horteradas a lo Ibiza Mix y de la escena Pacha de los 90 que como un placer oculto me hace reir y disfruto. La intervención de Elly Jackson de La Roux acaba de dar la puntilla de que esta canción parece venida de una escena de los 90, que New Order solo vivió con Republic (1993).

New Order - Tutti Frutti (2015)


Con un toque más funky aparece People on the High Line, que también cuenta con la participación de Elly Jackson. Este tema, realmente pegaría más en un disco de La Roux por su influencia sonora, pero igualmente, le sienta genial tener una canción así. Se nota que la gran baza de este disco, es que de buenas a primeras es más divertido de escuchar que sus predecesores de la era post 2000. Stray Dog sigue plenamente con esas intenciones, haciendo una canción pseudo-instrumental con muy buena ambientación. Donde si que a mi gusto baja la calidad es en Academic, un tema que creo que le falta un poco de garra y carácter para ser más destacable. No rompe para nada los principios de cualquiera de las versiones de la banda que podríamos encontrarnos después de todos los discos que ya han realizado. Aún siendo un tema notable que me hace pensar en algunos momentos de la esencia más Joy Division (con un pelín más de alegría), hay una cierta magia que no encuentro.

Entonces llegamos al primer tema problemático, Nothing But a Fool, canción que a nivel sonoro resulta mejor que la anterior pero que creo que peca de no sintetizar más sus ideas. Es decir, podría mostrar todos los detalles que tiene en menos minutaje, ya que se acerca peligrosamente a los 8 minutos. La canción tiene detalles que la hacen muy buena, pero que bien seleccionados y sintetizados en la estructura de la composición lo harían excelente. Y nos remontamos a los niveles de energía de Technique (1989) con Unlearn this Hatred, que podría haber llegado a más en caso que fuera cantada con más coros y con más entonación y pasión. No se puede negar que tiene un ritmo pegadizo y que la melodía tiene miga. Y es que siendo sincero sería injusto decir que no disfruto el contenido que me está ofreciendo el disco, ya que hasta en los momentos más "flojos" sabe darte un poco de pie a la imaginación con adornos o estribillos que bien pulidos llegarían lejos.

New Order -Unlearn this Hatred (2016)


The Game, es de esas canciones que me conecta con Visage por un lado y por otro con los nuevos New Order. Te da momentos de electrónica interesantes, con otros de languidez de guitarra. La parte de batería de Stephen Morris me gusta por sus cambios y su tempo. A nivel instrumental la encuentro rica, pero de nuevo digo, me molaría que Bernard Sumner me sorprendiera un poquitín más cantando. Y ¡bieeeeen! Superheated me lo ofrece por fin. Debo premiar lo bien trabajada que está a nivel instrumental y como en ciertas cosas me recuerda a Vampire Weekend. Brandon Flowers se lleva mi aplauso por subir el nivel del tema y a Gilbert por su brillante trabajo. Y mirando el disco desde un poco de distancia, me parece el trabajo más coherente de la banda a nivel sonoro desde Get Ready (2001), incluso lo mejora.

Y por poco, muy poco no le llega al nivel del Republic (1993), pero es tan buena señal que esta banda me demuestre que sabe hacer música con este nivel que seguramente de cara a un próximo disco ande algo más atento. No puedo evitar eso si encontrar algunos tropezones en el contenido del álbum y no creo que lleguemos a aquellos niveles de pasión creativa juvenil que mostraron entre 1981 y 1993 (bueno y antes en Joy Division). Music Complete es un décimo disco que sirve para confirmar que siguen con vida y capaces de expandir su estilo con muy buena calidad pero sin salirse de unos patrones que ya conocemos y que en su día mostraron con una energía descomunal.

Nota: 8,2

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