domingo, 21 de junio de 2020

Crítica: Worlds Apart de Saga (1981)

Como ya he relatado en algún artículo anterior, los años 80 no fué precisamente la década más fácil para cualquier forma de música progresiva. Entendámonos, fué una década en la que existieron bandas fantásticas del género pero su situación no era ya dominante ante la presencia de los sonidos del new wave o synthpop. Pero la relación con estos estilos de música no era mala, al contrario, habían bandas de rock progresivo influenciadas o con intención de virar hacia esos estilos. Genesis, Rush o Yes que habían sido mastodontes en el género, vivirían a lo largo de la década una transformación muy pronunciada a su sonido mirando a este tipo de música.

Pero ya a finales de los 70 empezaron a crearse bandas del entorno progresivo que de forma natural tenían en su ADN elementos de las nuevas formas de pop o rock dominantes en la siguiente década como Toto o The Alan Parsons Project. Pero para la banda que hoy trataremos, tenemos que echar la mirada a Oakville (Canadá) sobre el año 1977 cuando los músicos Michael Sadler (vocalista y multiinstrumentista) y Jim Crichton (multiinstrumentista) decidirían hacer un nuevo proyecto musical juntos tras la desintegración de su anterior banda, Fludd. Esta nueva banda se llamaría Saga.

Hagamos entonces otro salto en el tiempo hasta principios de 1981, momento para el cual ya tenían 3 álbumes de estudio publicados y con los que se habían percatado que sus discos eran mucho más reconocidos en Alemania (donde la gente se los hacía traer de importación) o Puerto Rico antes que en su país o en Estados Unidos, donde ellos publicaban oficialmente su material discográfico. Pero su éxito había sido el suficiente hasta el momento como para querer dar un paso adelante a nivel de producción y ficharon a Rupert Hine, que ya había trabajado anteriormente con músicos como Camel o Murray Head.

Jim Gilmour, Jim Crichton, Michael Sadler, Steve Negus e Ian Crichton

Mejorando la receta

Rupert Hine era un productor dispuesto a experimentar con las herramientas que tenía o a forzar ciertas situaciones para cambiar la actitud con la que grababan sus tomas. Empecemos con la primera canción del disco, On the Loose. Un dia por la mañana cuando estaban grabando las canciones en The Farmyard (un estudio en el establo de una granja de Inglaterra), Michael Sadler se encontró que Hine le había colocado una escalera y el micro para grabar en una viga a bastantes metros del suelo para que al grabar la toma, Sadler lo hiciera con algo más de nervio y sensación de urgencia (sacado de una entrevista a Michael Sadler para el canal de YouTube, boom 97.3).

Hine consideraba que la voz de Sadler era realmente buena, pero que en los discos anteriores había sido demasiado de “chico de coro” y era hora de darle más carácter y lo logró. Un punto para Rupert Hine. Dejando de lado las bromas, si nos centramos en la canción hay bastante a destacar. La intro a teclado de Jim Gilmour (tecladista y segunda voz) ya nos muestra el tono que tiene buena parte de este disco, enérgico y alegre. A partir de aquí el buen guitarreo de Ian Crichton (si, el hermano de Jim) y la constancia en la batería de Steve Negus son la base de una canción rockera típica de principios de los 80. La voz de Sadler sin duda se benefició del experimento de Hine y comanda de forma intrépida.

En el minuto 2:23 es cuando se da un break en el que realmente se puede apreciar la calidad instrumental de esta banda. No es algo muy extenso pero el medio minuto que está por acontecer fue la razón que me hizo tomar la decisión de explorar esta banda la primera vez que lo escuché. El unísono entre la guitarra de Crichton y el teclado de Gilmour, más luego la aparición de Sadler tocando un piano sintetizado me sigue poniendo la piel de gallina. Toda esta sinergia revienta en los versos cantados de forma más sublime en toda la canción, pura apoteosis. La canción nos habla de la necesidad de tener una noche loca de vez en cuando como válvula de liberación de todo aquello que nos encadena en el dia a dia.

Esta canción sería el mayor éxito comercial de su carrera en el lado estadounidense, consiguiendo incluso difusión en la primitiva MTV. Sacaron ventaja de que por aquel entonces la cadena aún no tenía un gran archivo de videoclips y ellos hicieron el suyo para esta canción. La MTV lo vió como agua de mayo, puso el videoclip y conectó rápidamente con la audiencia del país. El otro gran hit del disco sería curiosamente la segunda canción del disco, Wind Him Up. Si la anterior fué la que llamó la atención en Estados Unidos, esta segunda sería su reafirmación en Alemania. La apertura de la canción parece de un programa de noticias o reportajes de los años 80. El riff de guitarra pide marcha y el teclado se alterna las funciones de protagonista para cuando Sadler sale a la palestra. 

Los estribillos son entonados con una gran solemnidad acompañados de los teclados y la guitarra. A parte en este tema podemos percibir las sensibilidades progresivas de la banda no sólo en un pequeño break, sino en un conjunto de pasajes que se dan en el corazón de la canción. En ellos destaca la importancia de la guitarra de Ian Crichton en el sonido de la banda, polarizando sus esfuerzos en punteos más alargados y relajados o en más rápidos y puntillistas que se presentan con una precisión pasmosa. La sección de teclados de este tramo, como he podido comprobar en varios videos en vivo del periodo, es tocada por Jim Crichton (que abandona por un momento el bajo), Jim Gilmour y Michael Sadler.

Como curiosidad, la parte en la que Michael Sadler canta suavemente (3:43) fué grabada por Rupert Hint llevando al técnico de sonido a la habitación de Sadler cuando aún estaba medio dormido. A través de los cascos se oía la canción y Hint, que también estaba conectado al sonido de los cascos le dijo: “Bien Mike, ya te sabes cómo es la canción y lo que se tiene que hacer en esta sección”(de la misma entrevista anteriormente citada para boom 97.3). La toma les salió todo lo relajada que necesitaban y que no habían logrado antes con un Sadler más despierto, otro punto para Hint. La canción trata sobre una persona con una fuerte adicción a apostar en la ruleta del casino, perdiendo todo su dinero. Esta persona se intenta convencer que es la última vez, pero sigue cayendo.

Amnesia, es una canción de esquema más sencillo y ligado al new wave. Destaca mucho el peso sonoro del bajo de Jim Crichton y la batería de Steve Negus, que hacen un sonido muy compacto mientras que Gilmour toca unas suaves notas ambientales de fondo. Sadler canta de una forma muy acorde dando un cierto aire exótico al tema, hasta que llega el estribillo. En ese punto la canción se torna plenamente pop y juguetona, muy dominada por el sonido de teclado, recordándome a la sensibilidad pop de Supertramp. La parte del solo es más frenética y mezcla el nervioso punteo de Crichton con los grandes acordes de teclado de Gilmour. Unas gotas del virtuosismo de la banda (sin exagerar) en una canción que nos habla de una persona que sufre amnesia y no sabe cómo encajar las piezas de memoria que aún conserva. La intro que precede la canción es sampleada de los capítulos Nitty Kitty Witty de Tom y Jerry

La siguiente canción, Framed, es otra de las composiciones de carácter más progresivo del disco. Su intro parece bastante alegre e inofensiva, casi naif, pero compuesta con buen gusto. Estrofas y estribillos van reseguidos de la sofisticación que hasta ahora ha mostrado la banda y sin duda de las estocadas de punteos de Ian Crichton. Una última estocada lleva al minuto 2:41 a el tramo progresivo de la canción. Sin duda la exhibición que presentan a nivel instrumental es otro de los momentos álgidos del disco y no tiene nada que envidiar a lo que grandes del género como Rush estaban haciendo por entonces. El otro punto que también merece comentario es a lo que hace referencia la letra de la canción.

Phil Silvers - Sgt. Bilko
En ella, se nos citaría un capítulo de The Phil Shivers Show (1950) dedicado a un personaje llamado Sargento Bilko y del que se haría una película en 1996. Bilko se dedicaría a hacer estafas y apuestas a otras personas aprovechando su gradación dentro de ejercito. Bilko, sería investigado y pillado por el Mayor Thorn, que lo llevaría a un consejo de guerra. La canción haría referencia a este consejo de guerra a Bilko. Eso si, son suposiciones ya que he tirado de una frase que se oye de fondo que dice “No more Ernie Bilko”, ya que en buena medida la canción es muy vaga en describir y da a suponer que alguien ha sido pillado en una encerrona haciendo algún tipo de trampas y va a ser sometido a juicio.

Pasamos al cierre de la primera mitad del disco con Time’s Up, un tema intrigante en el que importa más el ambiente y adornarlo de forma sutil y equilibrada, que 40 kilos de piruetas variopintas multicolor. Y si de su mensaje hablamos, permitidme citar al propio Michael Sadler para resolver vuestra duda: “Habla de ser un fantasioso y una persona de inacción que se pasa el día cavilando si podría ser esto o lo otro o de si debería hacer una cosa o otra sin concretar y cuando nos hemos dado cuenta, el tiempo ha pasado y no hemos hecho absolutamente nada”. En esta entrevista que hizo para Songfacts, Sadler exponía que quería hacer reflexionar al oyente sobre cuantas cosas se perdía en la vida por esta actitud. 

Demos la vuelta al vinilo y empecemos con los primeros compases de sintetizador de The Interview. La tensión se construye sin estresar con los riffs de teclado alegres y notas de guitarra sostenidas, todo ello capitaneado por la teatral enunciación de Sadler. Un redoble más contundente que complejo de Steve Negus abre la lata al compás muy marcado de la canción. En ella se parece mezclar el art y el hard rock con los toques poperos que llevan resonando todo el disco, nada complicado, pero a mi gusto absolutamente satisfactorio. La letra parece ser de un manager o empresario musical que le dice a un artista que está demasiado viejo y que no está mal vivir de las joyas pasadas y dar paso a artistas nuevos mientras se va desvaneciendo como figura relevante.

No Regrets (Chapter Five) no se trata simplemente de una canción más, sino un capítulo de toda una saga (de ahí el nombre de la banda) de canciones sobre la preservación del cerebro de Albert Einstein, la preocupación de la especies extraterrestres por la autodestrucción a la que se están sometiendo los humanos y la resurrección a través de la tecnología. En este caso, la canción parece tratar de como los extraterrestres miran con incredulidad como la especie humana que parecía ser prometedora se ha hecho una gran destroza a sí misma y ahora le toca la tarea de reconstruirse. A parte esta canción tiene otro elemento especial, la canta Jim Gilmour.

Su voz más suave pega muy bien con el tono tan tranquilo y ambiental de la canción aunque sea por qué el trasfondo es bastante triste. Conversations le sucede y en este caso nos encontramos una pieza instrumental muy interesante en la que a parte de la melodía, resulta perfecto el compás que Steve Negus pone con la batería y los acentos que pone con el hi-hat que refuerzan. Los solos de teclados y guitarra están a un nivel de coordinación que a mi parecer refleja esa idea de pregunta-respuesta o frases de ida y vuelta de una conversación. Y llegamos finalmente a No Stranger (Chapter Eight) que sería la última entrega de la saga de capítulos mostrados de forma salteada en los cuatro primeros discos.

Portada edición Estados Unidos
Esta que es la composición más larga del disco aunque su pacífica intro se alarga algo más de un minuto y medio para luego explotar con euforia. Rock progresivo y hard rock se unen para dar una de las canciones más cañeras con un Michael Sadler dejando patente su dominio del escenario imaginario en el que ocurre la canción. Sumemosle dos secciones solistas, una plenamente de guitarra enloqueciendo con más pirotecnia que melodía y una segunda que busca ser más solemne y acompañada de teclados que le den amplitud. Al final la canción cierra con una suave melodía de guitarra acústica acompañada de la voz relajada de Sadler, se cierra de la forma que ha empezado. 

Igual que el episodio cinco visto anteriormente en esta crítica, el episodio ocho tiene un mensaje muy interesante para la humanidad. En este caso, el enviado de una especie extraterrestre se pone en contacto con la humanidad y ante el terror de los humanos a su llegada, les advierte que sólo viene a darles una advertencia. En una anterior ocasión esta especie y los humanos se habían enfrentado, por la recibida beligerante que los habitantes de la Tierra les habíamos dado y que esta vez no querían más malentendidos. Ellos por lo visto eran una evolución de los humanos que venían a buscar a aquellos habitantes elegidos de la Tierra que quisieran marcharse con ellos.

Dale Cuerda

Worlds Apart es la obra que más reconocimiento ha recibido de la carrera de Saga y uno de los imprescindibles del rock progresivo de los años 80 según la opinión de un servidor. Sus ventajas vienen de una banda que no está entre los nombres típicos que se enumeran del género y tiene suficiente personalidad para aportar un ejemplo de lo polifacética que puede ser la música de calidad del mismo. A nivel melódico tanto en lo instrumental como en lo vocal el disco me parece memorable y la única tacha que le puedo achacar es que a la letra de alguna canción le faltaría un poco de desarrollo para expresar bien sus ideas.

Valoración: 🌟🌟🌟🌟✰ (Excelente)

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