Voy a abrir esta crítica admitiendo abiertamente que Paramore no ha sido una banda que me haya llamado la atención durante su periplo discográfico hasta nuestros días. Si bien he podido escuchar algunas de sus canciones y no parecerme malas, no he tenido ningún tipo de conexión especial más allá de que las pusieran en los Rock Band o Guitar Hero de turno y me las quisiera sacar al 100% con la guitarra. Pero la vida pasa y las recomendaciones de YouTube también… Un cálido día de 2018 (o frío, es un decir) me apareció la sugerencia de que escuchara un tema del más reciente álbum de Paramore ¿que podía perder?
Spoiler: Nada, a partir de aquí para mi era todo ganar.
Pero dejemos de lado mi anécdota de ser mundano ante un ordenador por un momento y vamos a ponernos en el ángulo de la banda con este disco. Paramore en 2013 sacó su álbum homónimo y después de años siendo vistos como esa banda de punk pop y power pop de gente joven liderada por la cantante Hayley Williams (talentosa pero juvenil), por fin parecían llegar a una cierta madurez musical. Esa madurez que había llegado tras la salida de dos de sus integrantes, los hermanos Farro (guitarrista y baterista), los dejaba como un trío que usó su momento de cambio para dar un importante paso en su carrera.
Y es curioso, porque recuerdo esa época y lo importante que parecía ser para ellos, ya que por esa época se publicaron un montón de videos dedicados a analizar ese disco y a entrevistarles en radios o galas donde eran invitados por YouTube. Pero de nuevo, no conectaba con su música (nada que ver con que la considere mala), es decir, era consciente de que estaban siendo exitosos pero simplemente era un espectador mirando de lado lo que pasaba en el mundo mainstream y siguiendo mi camino. Pero en ese punto de ver florecer el éxito de su obra (hacia 2015), la banda sufriría una buena implosión.
Deconstrucción y reconstrucción
El bajista de la banda Jeremy Davis saldría de la formación en 2015 acompañado por una batalla legal por sus derechos en las canciones que se alargaría hasta 2017. Sumemos que Hayley Williams ante toda la tensión en el seno de la banda, la abandonó temporalmente dejando a Taylor York (guitarrista) como el único miembro de la misma. Pero Williams regresaría y en 2016, York retomaría su amistad con el antiguo batería de la banda, Zac Farro, y este se reincorporaba en 2017 para las grabaciones de este disco y la composición de algunos temas. El ciclo se cierra con el divorcio de Hayley Williams en 2017.
Otro elemento especial que se añade es que en el momento que se decidieron a componer música, York intentó tirar por el estilo que había caracterizado hasta entonces a la banda (punk pop) pero no surgían ideas lo suficientemente buenas. Pero a la que dió paso a un estilo más ligado al new wave o synthpop de los 80, fué cuando se encontró componiendo con más soltura. York, estaba desconfiado que este estilo encajase con Paramore, pero Williams aunque al escuchar sus creaciones empezó dudando, luego entendió que era el camino a seguir. Con la entrada de Zac Farro, este entró en sinergia por el nuevo sonido y haría sus aportaciones a nivel creativo.
Taylor York (amarillo), Zac Farro (azul), Hayley Williams (rojo) |
Tristeza a todo color
Uno de los elementos más especiales de este disco es su contraste entre el tono alegre de la mayoría de las melodías y las letras de las canciones más tristes, críticas, nostálgicas o escépticas. A parte le suma más contraste el hecho de lo limpia que es la producción de Justin Meldal-Johnsen y Taylor York en la que se da mucha importancia en dar capas de sonido y detalle a las composiciones, dando como resultado un conjunto que sería como un disco de los años 80 con los medios de la actualidad. Pero desgranemos un poco las canciones del disco para entender mejor lo que os expongo.
Hard Times como primera canción del disco ya es una imagen perfecta de una canción que parece de baile y celebración con un estilo funk/new wave muy típico de discos de primera mitad de los 80 (por ejemplo, de Madonna) pero que su letra es bastante negativa. Williams habla sobre la difícil época que se le había echado encima tras la partida de Davis de la banda. La falta de motivación y la autocrítica influenciada por las opiniones externas de la gente que miraba desde fuera la situación de la banda, también son tratados. La cantante se pone en la situación de querer esconderse en un hoyo hasta que todos los problemas hayan pasado.
En Rose-Colored Boy seguimos con el mismo new wave que escuchábamos en la primera canción, pero en este caso el mensaje es una queja sobre esas personas que nos obligan a ver la vida de color de rosa cuando estamos pasando un mal momento. En esta canción me parece brillante la mezcla instrumental del pasado con la forma de cantar de Williams que es más heredera del bubblegum pop (o como le llamo normalmente, pop chicle) que le da la pátina moderna. Los coros “low key, no pressure, just hang with me and my weather” enunciados en plan animadora redondean una composición fantástica de pop actual.
Otra reflexión interesante surge de la letra de Told You So, en la cual se habla de esa gente en la vida de todos que nos advierte de que estamos haciendo algo mal, nos equivocamos y luego nos saltan con aquella expresión: “Odio decirlo, pero te lo dije”. Williams critica el hecho de que esta gente disfrute de su error en vez de darle opción de rectificar con dignidad. Musicalmente me quito el sombrero con la creación de Taylor York y la química con Zac Farro en qué melodía y ritmo tengan sus giros, pero que fluyan de forma muy suave. Los detalles de teclado en la canción hacen más vital un tema que para nada nos habla de vitalidad.
Más sutilmente entra Forgiveness con una preciosa intervención de guitarra de Taylor York, que no destaca tanto por ser técnica sino por soltar de manera puntillista unas notas dulces pero nostálgicas. Este aparente momento más relajado esconde una letra bastante dolorosa para la cantante de la banda. En ella se trata de la imposibilidad de poder perdonar a su pareja por el daño que le ha hecho aunque él le pide perdón. Williams parece encontrarse en esta ruptura en medio de toda la depresión que ya le estaba generando los problemas en la banda.
Fake Happy trata sobre como en la vida vamos disimulando con una sonrisa o falsa felicidad nuestro dolor interno. Curioso lo enérgica que se muestra la grabación tanto en la parte vocal, la fuerza de la guitarra en el estribillo y el tono juguetón del teclado. Pero para cerrar la primera mitad del álbum sí que se baja la intensidad. 26 es una balada preciosista con pequeños detalles y una suave orquestación de cuerda que hace más solemne el momento. Momento en el que se nos habla de cuándo volvemos a nuestro “yo” más realista tras una época en la que hemos estado en las nubes fantaseando con que todo es bonito. Para hablar de su versión más realista Williams hace incluso una referencia a una canción suya del pasado, Brick by Boring Brick del álbum Brand New Eyes (2009).
Pool con su entrada mágica y su parte instrumental sublime nos esconde una canción dedicada a una relación en la que la protagonista sale y vuelve aunque sabe que es tóxica. El loop festivo-depresivo de este disco me tiene ya bastante pillado y valoro mucho como a estas alturas del disco el estilo se mantiene uniforme pero siempre con algún truco en la chistera que me saca la sonrisa. En Grudges (idea original de Farro) despierta un sonido de teclados agradable y nostálgico, los versos son con la onda new wave que hemos tenido todo el disco y el estribillo estalla en puro power pop. Williams decidió usar esta canción para explicar sus sentimientos sobre el regreso de Farro y como es el proceso de reencontrarse en un punto diferente de la vida y volver a reconstruir una amistad.
Fanart realmente bueno hecho por ALart |
Otra interesante reflexión viene con la canción Caught in the Middle. En ella Hayley Williams nos habla de la sensación de estar siempre mirando hacia el pasado con nostalgia o hacia el futuro con temor. El presente es visto como una celda que nos atrapa entre dos puntos pero la cantante busca no evadirse demasiado del ahora para no ser tomada como alguien que no afronta su vida. Por otro lado en Idle Worship, la reflexión recae más en la mitificación que se tiene de un artista que se admira. Al final este artista es una persona humana que tiene sus errores y problemas e idealizarlo es sólo una fórmula de decepción para el fan que ha montado su concepto fantasioso de ese ser humano.
La siguiente canción en la secuencia aparece como un outro a Idle Worship. No Friend es una pieza en la que la instrumentación queda como el sonido dominante en la mezcla y de fondo se oye la voz de Aaron Weiss (integrante de la banda MewithoutYou) narrando la historia de Paramore a través de referencias a letras de canciones de la banda. Probablemente es la composición que menos me llama del disco, no por mala, sino porque realmente no siento que ofrezca nada nuevo, sólo un interesante tránsito a Tell Me How.
Esta última canción parece un mensaje a Jeremy Davis y la situación que él tiene con la banda y especialmente con Williams. En este punto, Davis estaba en plena batalla judicial con la banda por sus royalties y no existía comunicación con los miembros de la misma. La cantante expresa su pena por no poder hablar con él y resolver todo el conflicto como amigos. Igualmente se muestra en la letra un atisbo de que el ex bajista de la banda aún quiera volver a retomar la amistad aunque por ahora guarde ese sentimiento en el fondo de su orgullo.
Esta balada de cierre parece comunicar a través de su música el auténtico tono que tienen las letras de todo el disco. Pero parece que este álbum ha estado hecho de una forma catártica para sus integrantes, ya que ¿cuantas veces en esta vida nos hemos sentido mejor por expresar nuestros sentimientos y no dejarlos pudrirse en nuestra mente? En definitiva, After Laughter es un disco no convencional para la banda que lo ejecuta, pero tampoco lo era su situación. El hecho es que su honestidad de mensaje y sofisticación musical lo convierten en uno de los discos mainstream más meritorios de la década pasada.
A veces los humanos somos como los coches, necesitamos una cuesta abajo para pillar velocidad.
Valoración: 🌟🌟🌟🌟 (Muy bueno)
No hay comentarios:
Publicar un comentario