En los 80, hubo gente que supo sacar los frutos de todo esto y como no, Ozzy Osbourne (ex cantante por entonces de Black Sabbath) también lo hizo. Dos discos al mercado como Blizzard of Ozz (1980) y Diary of a Madman (1981) con un guitarrista como Randy Rhoads, eran el mejor abrebocas para una década que iba a brillar muy intensamente en lo que a metal se refiere. Rhoads era como el pichichi del mejor equipo de fútbol legendario que uno se pudiera imaginar, pero en la guitarra. Técnica depurada, sonido caballeresco, espectacularidad y muchas ideas innovadoras que mezclaron potencia y velocidad con una música asequible para cualquier amante del rock duro. Pero para Randy Rhoads, el sueño terminó cuando en un accidente de helicoptero perdería la vida en 1982. Ozzy Osbourne se veía de nuevo en el pozo que fue a parar tras ser echado de Black Sabbath, pero Sharon Arden (si, la que luego sería su mujer), le dio un empujón de nuevo para que siguiera la gira con un guitarrista sustituto, que sería Brad Gillis (Night Ranger) y grabara Speak of the Devil (1982, disco en vivo) y ya encontrarían a un sustituto...
Ese sustituto, después de un proceso de ciertas dudas terminaría por ser Jake E. Lee y a título personal, debo admitir que su intervención es la que más me llama entre todos los guitarristas de la carrera en solitario de Ozzy Osbourne. Eso se debe a que como guitarrista supo seguir la estela de Randy Rhoads pero con unos sonidos algo más alegres o haciendo una referencia a la pintura, con una paleta de colores más viva y que se acercó a una vertiente más melódica. Por eso, Bark at the Moon, tema que da nombre al disco resulta más una excepción en la que se hace mucha referencia a ese sonido más speed metal que lograban algunas canciones de Rhoads. Muchos acordes poderosos y escalas neoclásicas adornan este tema, hasta que culmina en un solo mítico en la discografía del cantante británico. Destacar el efecto que hace Lee con algunas notas agudas, que transmiten un aire más tenebroso y fantasmagórico a la canción.
A partir de ahí, el disco se va guardando sorpresas, como el cambio que se da al iniciar You're No Different, en la que los teclados de Don Airey toman mayor protagonismo. A lo largo de los años he visto a mucha gente en otras críticas despreciar esta canción por su sonido más accesible sin dar valor al gran aire épico que tiene. Lo fantástico de esta pieza es que me recuerda a Mr. Crowley, pero llevando la música a un terreno más reposado y melancólico. Afortunadamente, el nivel se mantiene alto con Now You See It (Now You Don't), en la que tenemos un riff con mucha pegada que domina toda la canción. La batería refuerza los puntos sinuosos de la guitarra y a nivel vocal, como podremos ver a lo largo del disco, la voz de Ozzy es la idónea para el espíritu que tienen las melodías. Le podría achacar que repite mucho el riff que define la canción, pero sabe hacer de él un hilo conductor por el que va navegando la parte vocal. Y es que como cantante Osbourne, había logrado pasar de reseguir el riff de guitarra en el inicio de su carrera, a tener un estilo más transversal en lo que a la guitarra se refiere.
Jake E. Lee con Ozzy Osbourne detrás |
Louis Clark, el encargado junto a Don Airey de los arreglos de teclado y cuerda |
Llegamos a los últimos temas que me faktan por valorar; primer con Spiders in the Night, un tema que juega más con el misterio y en el que el bajo juega un papel protagonista. Hace unos 7 años, cuando di la primera escucha seria a este disco, era una canción que tenía en menor estima. Pero con los años he entendido que su presencia conjuga realmente bien con el aura del disco. Finalmente, la única canción que siempre he relegado a un segundo plano del disco y que en verdad, si la miramos por lo que es, no deja de ser una notable y brillante composición. So Tired, es una canción que si la sabes escuchar sin prejuicios puede ser una bonita experiencia y es que las baladas buenas, como esta, saben emocionar por su trabajo de fondo, por lo instrumental y en este caso lo debo decir: bendito sea Louis Clark (Electric Light Orchestra) por el trabajo tan precioso que puso en este disco en lo que son los arreglos de cuerda. Intercalado con el texto podéis ver una imagen de el pensativo en los teclados.
En definitiva, entre todos los discos de estudio de Ozzy Osbourne puedo decir que Bark at the Moon me parece su cúspide musical, almenos por lo que yo le pido a un disco. Contiene 4 de las mejores canciones del cantante de Birmingham tras su salida de Black Sabbath y sabe hacer de todo el trabajo y las capas de instrumentos de sus canciones algo asequible y para nada complejo de escuchar. Además está repleto de emociones muy variadas que nos llevan desde la epicidad, la euforia, el sosiego, la sensibilidad dulzona y el misterio. Se que por la leyenda que rodea a Randy Rhoads muchos van a querer tacharme de sentimental o de tarado, pero sin duda este disco me parece mejor que sus precursores y por enormes ratos un disco bastante infravalorado por la crítica. Disco recomendadísimo para los que quieren de un trabajo de estudio, una aventura que los cautive hasta el final.
Nota: 8,8
Excelente reseña, y al igual que a mi creo que la mejor del disco es slow down, carajo, como no encuentro esa cancion en algun karaoke por lo menos (por que convencer a gente para tocar covers de ozzy está mas dificil aún). Bark at the moon en general es un discaso, para escuchar de inicio a fin sin saltarse ninguna, da gusto leer gente de por aquí que le guste tanto como a uno. Saludos !!!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl ùnico tema que sobresale es Waiting for Darkness ,los demás son intrascendentes hasta aburridos , arrancan como para demoler y después como que caen en su reiteración, pierden ese no se que , y el sonido no es muy bueno que digamos tampoco
ResponderEliminar