viernes, 27 de mayo de 2016

Crítica clásica: Somewhere in Time de Iron Maiden (1986)

Tras un momento de gira larguísima, ligada a la publicación del disco Powerslave (1984), Iron Maiden necesitaba de un receso que le permitiera plantear el siguiente disco de estudio con el que se iban a enfrascar. Cabe decir que no todo el mundo andaba igual de inspirado para la composición del siguiente disco, por esa razón Adrian Smith (guitarrista) y Steve Harris (bajista) fueron los que más cargaron con la mochila del que iba a ser el Somewhere in Time (1986). Además, los tiempos se modernizaban y si Bruce Dickinson diría en una conversación con un fan que: "El metal jamás podría tener sintetizadores"; la cruda realidad se toparía con él a la hora de realizar este disco.

Dickinson no iba carente de ideas para el disco, el problema para el resto de compañeros de formación es que buscaba un giro de tuerca muy duro que los tenía que llevar a un estilo cercano a Jethro Tull. Pero si bien no pudo acabar de conectar compositivamente con el disco, si que este, tomaría una faceta realmente progresiva, como el propio Dickinson planteaba a través de melodías más acústicas. Aunque otras bandas ya habían trabajado en el metal progresivo (Black Sabbath o Mercyful Fate), el disco que tenemos entre manos logra tomar una sonoridad accesible, sin dejar de sonar avanguardista; original, sin dejar de ser el sonido conocido de Iron Maiden. Si vamos desgranando el disco en las próximas líneas, nos percataremos de ciertos elementos de evolución, que incluso la propia banda creo que no ha sabido dar suficiente valor.


El disco da el disparo de salida con Caught Somewhere in Time que abre con una intro muy melódica y épica de guitarra que nos conduce hasta un momento de trote típico maideniano. El bajo punzante de Steve Harris resuena como aguijones que se clavan en la composición, dándole un toque trepidante y virtuoso. En lo vocal, Dickinson es una inversión segura en esto de erizar pelos de la nuca y los solos de guitarra están a la zaga para que no decaigan las emociones. Las guitarras sintetizadas colocadas de fondo dan una tonadilla más épica, que de alguna forma hincha más esta excelente canción. Luego sigue la acción frenética con Wasted Years, el gran hit del disco. Si bien me parece una magnífica composición la de Adrian Smith, he de decir que solo sirve de aperitivo de la grandeza que sabe tomar este disco. El riff de punteo veloz, le da un aire futurista; los acordes rockeros, un caracter contundente; y el estribillo, coño ¡que estribillo! La primera vez que lo escuché hace 10 años me voló la cabeza. Tan pegadiza, que sigo alucinando lo heavy que es.

Llega Sea of Madness y con ella, una de las canciones más feroces y vanguardistas de la banda de Leyton. Smith se saca de la manga un riff que es pura dinamita y que hace alusión al progresivo más tecnico, conservando el toque Maiden que tanto gusta. La batería de Nicko McBrain sigue un ritmo ejemplar, reforzando el carácter imprevisible del riff, dando mucho enfasis en el ride. A la vez y como veremos a lo largo del disco, la parte de batería le saca mucho fuego al hi-hat, dando este toque aventurero a lo Blade Runner. La segunda opus épìca del disco resulta ser Heaven Can Wait, que ya nos da la bienvenida con ese sonido de guitarras sintetizadas. La mayor virtud de esta canción es que sabe ser una composición ciertamente compleja, pero con un estribillo que igual que Wasted Years, tira hacia un sonido más pegadizo. Los solos y las progresiones dominan la cuarta canción del disco, dejando una sensación muy placentera y de que se ha exprimido correctamente todas las posibilidades que podía ofrecer la melodía. Es de esas típicas canciones que demuestran la gran capacidad que tenía Steve Harris de estructurar largas canciones de forma coherente en los 80.

Al llegar en la segunda cara del disco, nos percatamos que tenemos una seguidilla de temas extensos que ya nos advierten de que la banda tirará de épica para resolver el disco. Por ejemplo, al empezar The Loneliness of the Long Distance Runner, ya tenemos de nuevo esa guitarra melódica acompañado por ese redoble de hi-hat que os advertía unas líneas atrás. Igual que Caught Somewhere, esta canción empieza suave para luego entrar con toda la artillería y volver a generar una sensación muy satisfactoria. Eso si, de las cuatro grandes épicas que conforman el disco, creo que esta es la que se aleja un poco más de la excelencia, sin dejar de ser un tema que muchas bandas ya les gustaría igualar en calidad. De alguna forma es una canción que busca sostener los sonidos y el ambiente vistos hasta ahora en el disco. Pero luego de este muy notable ejercicio musical, tenemos un golpe de efecto con Stranger in a Strange Land. El riff transmite una sensación muy señorial, de caballero que domina a su paso. Me resulta hasta difícil transmitir todas las sutilezas que hacen grande a esta canción. Lo resumiré en que tiene carácter y que sabe transmitir pasión en su letra. El solo de guitarra melódico de Smith es antológico, me eriza la piel. Una de las canciones de Iron Maiden que más me gustan y que me pongo varias veces del tirón para captar todos sus bondades.

Y es que lo que son las 3 últimas canciones del disco me dejan estupefacto de la calidad que contiene este disco y de la que mucha gente ha sudado. Me tiene enamorado Deja-Vu ¡que absoluta maravilla! Una de esas canciones más compactas de Maiden compuestas como excepción por Dave Murray junto a Steve Harris. Una intro muy tranquila, no amenaza del giro que toma la canción y del pulso que McBrain le echa. Desde las guitarras tan épicas, pasando por un ritmo riquísimo de batería, un Dickinson que se sale por los cuatro costados y un bajo que es muy melódico. Cuando oigo "Feel like I've been here before" en el estribillo es como un nudo de sensaciones emocionantes que me recorren el cuello, la cabeza, mi espalda... y le vuelvo a dar al play, porqué con esta canción quiero tener tantos deja-vus como sea necesario. Pero paren las máquinas, porque llega ante nosotros una de las obras maestras que ha parido esta banda y que hacen que me postre ante Steve Harris. Alexander the Great, es de esas canciones que me hace pensar que Iron Maiden eran la mejor banda de metal de los 80. Hablar de Alejandro Magno, hacerlo en una canción progresiva lleno de giros dramáticos y encima con un virtuosismo como el que hace gala esta canción, es simplemente increíble.


Las Caras B (no incluidas en la nota):

En la edición de 1995 se incluyó un disco extra con la edición CD que contenía cuatro caras B de los singles que sacaron en aquel tiempo. Son 4 canciones que hacen más énfasis en el lado rockero y desenfadado de la banda. Reach Out merece una mención especial por su genial calidad, siendo una canción compuesta por Dave Colwell (Bad Company) y que pega genial con el disco, pudiendo ser otro hit a lo Wasted Years. Juanita, es recomendable para quien busque algo con sonido a lo 2 Minutes to Midnight y es un cover de la banda Marshall Fury. Sheriff of Huddersfield, por contra, me parece una composición estropeada y bastante mala por el tono chorras que toma la canción con eructos y pedos incluidos. Finalmente That Girl, que fue compuesta por la banda FM, es un excelente cover que junto a Reach Out, sabe seguir las sonoridades del disco madre.

Entonces ¿que le pasa a la gente por la cabeza? Tal vez la complejidad del disco no gusta tanto o que en verdad sólo tiene un hit directo y que el resto de las canciones piden mucho del oyente. Pero creo que todos ya somos mayorcitos para saber que las 8 canciones que componen este disco, mantienen un standard de calidad que sólo unos pocos músicos y bandas sabían tener. Maiden estaba madurando mucho sonoramente y aspiraba a creaciones más complejas. La euforia de juventud de la banda seguía presente. Bruce Dickinson habla en Iron Maiden History 3 como si este disco fuera un proyecto en el que se intuyen buenas ideas sin ser definidas del todo; pero en eso no coincidimos. Somewhere in Time, es un disco que tiene su propio universo sonoro, canciones realizadas con mucho esmero y momentos que siguen impactándome aún tras años de escucharlo. Por mi criterio humilde, el mejor disco de Iron Maiden.

Nota: 9

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