Nos adentramos directamente en el disco con el primer tema Lake Erie, que va sustentado por un tranquilo y bello piano que hace unas escaleras muy agradables que relajan y dan ritmo a la vez que delicadez. La voz de Sy Smith acompaña genial y ya de primeras siento lo mismo que con el disco anterior; un sonido muy moderno pero lleno de alma y capacidad de cautivar. Con Starlight, segunda canción, pasamos a un sonido funk/disco con electrónica que hace gala de una sutileza que lo aleja de la fanfarria de la época dorada del género en los 70 y 80, pero que por otro lado habla mucho del sonido actual de la buena música. Y es que haciendo referencia a unas declaraciones de Brian May en una entrevista de la publicación de The Miracle de Queen, es importante hacer música que cuente con el factor humano, más que con la simple electrónica. Tanto por las guitarras como por el notorio ritmo marcado por el bajo y la batería, siento viva la música.
Packing for Chicago, hace gala de un ritmo pegadizo, muy bien adornado por un bajo juguetón. Es de ese tipo de composiciones que aunque emanan tranquilidad, tienen una base movida que hace que no estemos ante la típica música de la que sudamos mientras suena. Se percibe vidilla sin caer en una rave desenfrenada. De alguna, podemos sentir una influencia del acid jazz en este tema o en el siguiente, I Don't Mind. El sonido tan pulido del jazz, hace que este disco tome una sensación cálida y al mismo tiempo que permite captar los matices de las notas. La incursión de elementos de hip-hop se incorporan de una forma muy natural y toda esta música de esencia claramente negra gana al dejarla como un diamante pulido sonoramente. Me recuerda un poco a esas melodías de jazz moderno tranquilo que en ocasiones ambientaban los juegos de conducción de los años 90, como Ridge Racer Type 4.
Seguimos con los sonidos del jazz moderno con Wishing You Well, que incorpora los compases marcados del funk y la elegancia del buen R&B moderno. Los adornos de teclado, que enriquecen la estructura tan bella de piano hacen de esta canción una escucha magnífica. Carmen Rodgers exhibe una voz relajante, susurrada y sutil que te coge de la mano y te va acompañando por el tema de una forma tan agradable como cuando la persona amada apoya la cabeza en nuestro hombro. En A Season, volvemos a la esa marcha tranquila, a ese ritmo fluido pero elegante del que hace gala el disco en ciertas canciones. Me encanta el añadido de las notas de trompeta eventuales que dan un toque más jazzero a la canción. Just Whatcha Like, es por otro lado un ejemplo de canción con el groove (ritmo funk) que me gusta. El bajo saltón y la voz coral femenina da ese toque fresco que hace que nos movamos de forma contagiosa por la música.
Lifelines me recuerda un poco a ciertos patrones vistos en el último disco de Tame Impala, Currents (2015). Una canción que transmite muy buen rollo, que queda reforzado por esos acordes alargados de teclado y piano, que hacen que la parte vocal suene más fluida junto a la música. No me quiero olvidar de resaltar la parte de batería a lo largo del disco, realmente acertada. El sonido compacto y limpio del que hablaba antes, sirve para que todos los giros y adornos de los parches y platos suenen detallados y nítidos. Y en For Pops, penúltima canción del disco,esta parte de batería brilla de una forma especial, por su elaborado trabajo que me recuerda a los arreglos que puedo ver en un disco de Brian Culbertson. También es de recibo valorar positivamente la parte de guitarra, que le da un punto pasional a la composición. En definitiva, una instrumental estupenda. Llegamos al final del disco con Steal My Joy, que tiene un patrón ligado a la samba y la bosanova. Eso juega a favor del disco, que en su cierre se siente muy variado y que es capaz de acabar su tarea, regalándonos una tranquila sonrisa en nuestra cara. Otra notable y pegadiza melodía.
La diosa fortuna ha hecho que me tope con uno de esos discos escasamente promocionados por nuestras tierras, pero que tiene una calidad sobrada para satisfacer al oyente. De nuevo Zo! nos presenta un disco elegante y repleto de música con buen rollo, ritmos trabajados y un conjunto de instrumentos que nos llevan por la senda del deleite instrumental. Las composiciones y sus letras nos mezclan géneros dispares como el hip-hop o la bosanova, pero en una base de jazz funk y R&B que hace asequible la escucha. Se nota que los lapsos de 3 años que el artista se toma entre disco y disco, luego son pagados con música de recomendable escucha. Bien no estamos ante nada revolucionario para mi humilde parecer, pero si que sabe dar satisfacción a un nicho de público menos amplio de lo que la obra merece.
Nota: 8,3
No hay comentarios:
Publicar un comentario