lunes, 2 de febrero de 2015

Crítica clásica: ...Famous Last Words... de Supertramp (1982)

Cuando se termina una etapa en nuestra vida, muchas veces nos sentimos descolocados y más cuando es una ruptura. En el panorama musical eso también ocurre y en muchos casos hace mella en la personalidad de la banda, en el ambiente que se percibe. Muchas veces desde que se da la ruptura hasta que ocurre la despedida de un miembro de una banda hay un proceso y en este caso fue la grabación de un disco.

Lo que ocurre, que en este caso es un disco que fue el precedente de la que considero mi segunda infancia. Un momento de mi vida en el que recuperé las ganas de ir por el mundo sonriendo y aprender a ver la vida de nuevas formas e incluso conocer al que sería mi primer amor. Igualmente, algunas de sus canciones estaban grabadas en mi memoria desde hacía muchos años. Era un proceso de redescubrir mi niñez pero con un poco más de inteligencia y criterio y con una de esas me volví a enamorar del sonido de Supertramp como cuando era un niño de 6 años.

Lo mas bonito es que la niña de mis ojos acabó siendo uno de esos discos que para muchos fans de esta banda supone una encrucijada contra sus principios. Aparentemente no me había enamorado de la mas agraciada del patio con este álbum. Por eso mismo, empecé a leer tanto como pude sobre él para entender que escondía su proceso de composición. Pero para los que no sois muy seguidores de esta banda creo que merece la pena que os haga una pequeña presentación. Supertramp es una banda que a lo largo de los años 70 contribuyó en la música popular dentro del género progresivo, generando una música que podría ser tildada de pop/rock con diferentes cambios y progresiones que nos llevarían al llamado muchas veces pop progresivo (esta valoración es personal no acepto devoluciones bla, bla, bla...).

No hablaré de todos sus precedentes, sólo de la etapa en la que creo que se enmarca este álbum y que fue bastante complicada para los integrantes. Supertramp tenía dos mentes creativas muy potentes y a la vez dos identidades musicales y vocales: Rick Davies (piano y voz) y Roger Hodgson (piano, guitarra y voz). Además John Helliwell (saxo, teclados y coros) que le daba mucha personalidad al sonido de la banda. En definitiva, todo esto se estaba tambaleando por los conflictos de Davies y Hodgson desde la concepción de su anterior disco, el aclamado Breakfast in America (1979). En este disco alcanzaron sus mayores cotas a nivel comercial convirtiéndolo sin exagerar en el bombazo de su año y un techo difícil de alcanzar. Sólo podían estancarse o huir por la tangente.

Las cosas no eran sencillas en el seno de Supertramp, aunque tampoco
quería poner una foto de ellos con cara de vikingo sediento de sangre
 para reflejarlo. (Helliwell, Davies, Hodgson, Siebenberg, Thomson) de izquierda
a derecha
Y decidieron quedarse con la primera opción y jugar con ella todo lo que pudieron, aunque eso les llevo disputas sobre que dirección sonora tomar dentro de lo visto en su carrera. Eso se tradujo en que Hodgson y Davies compondrían por separado, cada uno en su casa y moviendo al resto de integrantes de la banda a su son. Lo que salió de ese proceso era un intento de satisfacer al público que habían generado 3 años antes acercándose más aún a la comercialidad que desprendía el Breakfast y dando importancia absoluta en quedarse con su sonido ya que si tienes la fórmula de la Coca Cola, pa que coño dedicarse a vender zumos...

Pero fuera de bromas, este proceso compositivo de 3 años fue realmente productivo y la cuna de algunos proyectos 2 o 3 años más allá de este disco que hoy nos ocupa. Incluso, se han hecho largos debates sobre la extensión y temas de este disco si la discográfica los hubiera limitado menos o Davies y Hodgson se hubieran puesto de acuerdo. Temas como Brother Where You Bound (canción épica de más de 10 minutos que daría nombre al siguiente disco), Had a Dream o Hooked on a Problem que veríamos en el siguiente disco de Supertramp o el primero en solitario de Roger Hodgson poco después, se quedaron en el tintero. Y si, Hodgson se fue de la banda, más centrado en un sonido más pop (de calidad) y sus temáticas filosóficas en las canciones.

Sabido todo esto creo que ya podemos entrar directamente en la materia del disco, en sus canciones. Y de un retumbo entra Crazy, una canción que sigue de pe a pa los principios sonoros de su predecesor: una melodía dulzona, la letra filosófica de Hodgson y esa sensación falsamente feliciana que embriaga a cualquier buen oyente de música. Podríamos decir que nos pone en situación de las tensiones dentro de la banda y de las energías que esperaba sacar el músico para soportar todo eso. Es el paradigma de canción hodgsoniana, más accesible pero elaborada dentro de su simplicidad, por decirlo de alguna forma, es de una encantadora inteligencia. Y por cierto, recordad que el instrumento que más define esta banda es el piano/teclado y como no, esta canción nos pone un de bien rítmico.

Lo otro que es muy definitorio de su sonido es el solo se saxo por John Helliwell, siempre acertadíssimo, ya que tiene esa magia de reforzar el espiritu de la canción. Y del sonido puro Supertramp, pasamos a una variante más tabernera y divertida. Put on Your Old Brown Shoes, con ese teclado y la voz más abellotada de Rick Davies, es una chasquea dedos de manual. La parte de viento es igual de confortable y siempre que la escucho, me dan ganas de cantarla con los amigos, eso si, digamos que para ser justos no es de las canciones más brillantes de Davies. Aquí brilla más la faceta de hits rápidos y digeribles, lo que ocurre es que como músico Davies crea mejores trabajos en su faceta progresiva.

Supertramp - It's Raining Again (1982)

















Con el tercer tema llega uno de los grandes hits del disco, It's Raining Again. Un tema sobre la superación de una ruptura y la aparición del nuevo amor y que me retrotrae a mi infancia, cuando era una de mis canciones favoritas. Me encanta las buenas emociones que me evoca y la parte de saxo que es absolutamente sublime y elegante, con un Helliwell inspiradísimo que refuerza el sentimiento dulce pero nostálgico que emana de ella. Emparejada a ella está Bonnie, la "balada bonita" de Davies. Lo pongo entre comillas porqué dentro del catálogo de Davies ya es toda una categoría de canción y realmente se desenvuelve genial en ella. Es una melodía más progresiva, pero con austeridad. En ella lo que cuentan son los pequeños regalitos que van soltando los instrumentos.

La única pega es su final que me viene un poco precipitado que le recorta unas décimas de calidad en mi mente. Sigamos con Know Who You Are, otra balada acústica que nos refuerza ese espíritu de mid-tempo más íntimo de este disco. Esta canción es la muestra de que aún con calidad de sobras, algunas canciones podrían haber sido mucho mejores con mayor desarrollo, con más aire para que respiren y se desenvuelvan, es decir haciendo lo que saben, pop progresivo. En este caso, algún pequeño cambio sin entrar en excesivas pirotecnias ni nada por el estilo. Y tal vez eso contribuye en otra de las taras del disco, que es un poco la falta de unidad. En anteriores discos las canciones eran diferentes, pero se notaba que trabajaban más en equipo, aquí tenemos el sonido de la banda pero más dividido en dos formas de hacer dispares.

Supertramp - My Kind of Lady (1982)

















Otra de las grandes canciones del disco, My Kind of Lady. Otra bella balada (y ya van) de la mano de Rick Davies que nos pone por delante su lado romanticón. Una pieza de acabado brillante, con la voz aguda que pone el barbudo cantante para igualarse o casi al rango vocal de Hodgson. Los coros de fondo le quedan genial cantados por Helliwell y Hodgson. La parte de viento tan ronroneante se une a un solo se saxo magnífico que me deja los pelos de la nuca más afilados que una navaja suiza. Aquí si que noto que la canción ha dado lo que podía y que todo lo demás hubieran sido añadidos para reforzar un idea ya completa.

C'est le Bon, sería salvando las diferencias la Give a Little Bit de este disco, absorbiendo su espíritu más íntimo y tristón. Es sencilla pero efectiva y sabe tocar un poco la fibra sensible del oyente, muy recomendable para conciertos de aforo reducido. ¡Pero paren las maquinarias leñe! Que por fin llega la pieza la melodía progresiva del disco, preparense damas y caballeros para Waiting So Long. Puff! Y que pedazo de canción se ha sacado Davies de la chistera, una melodía muy pinkfloydiana que culmina en un solo de guitarra de esos que su mera escucha ya te da una excusa perfecta para comprar el disco, si es que no teníais suficientes.

Pero es que llega el final del disco y Roger Hodgson le da su respuesta a esta disputa que vivían internamente en la banda y vaya pedazo de tema. Don't Leave Me Now es el equivalente a Waiting So Long, pero elaborado por el cantante con aires a Jesucristo. Esta sería la última composición del cantante, pianista y guitarrista antes de marchar de la banda inglesa. Su elaborado sonido y su melodía dramática siempre las tendré en mente como una de las mejores composiciones hechas por Hodgson y se nota que la escribió con sentimiento. Con ella llega el cierre del disco y empiezan las conclusiones.

Roger Hodgson - Don't Leave Me Now (Live in Paris, 2008)

















Primero, el disco da mucho de si. Estamos ante una notable creación que ha sido un poco maltratada a lo largo de los años cosa que es un poco triste porqué criticar un disco así de forma tan tajante demuestra que sólo se ha disfrutado superficialmente. Pero por otro lado tiene pegas que le restan algunos enteros; alguna canción más de "relleno", la falta de cohesión de los temas y a ratos la falta de desarrollo que podía ver en discos anteriores como Crime of the Century o Even in the Quietest Moments... (1977).

Por todo ello, le he restado un par de décimas de lo que llamo desarrollo del disco. Pero aún así, creo que es el último disco que brilla con una luz muy intensa en la discografía de estos genios. Posteriormente firmarían algún buen disco, pero ya más parco del espiritu original de la formación que se solidificó en 1974 después de muchos ires y venires.

Nota: 8,3

1 comentario:

  1. Fue mi primer disco, y casi todos mis amigos me lo pedían alguna vez porque nos gustaba a todos. Un poco melancólico pero brillante a rabiar!

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