miércoles, 18 de febrero de 2015

Crítica: Comb the Feelings Through Your Hair de Grooms (2015)

Nota: Debido a que esta banda es un tanto desconocida os recomiendo escuchar este disco a través de Spotify.

Me gusta tomarme riesgos cuando se trata de valorar un disco nuevo. Muchas veces si llego a una banda nueva es por recomendación de un amigo o porqué una web le ha dado mucho bombo. Aún así, la mejor experiencia para mi es aquella en la que como hace 20 años atrás (mucho antes incluso) se entraba en una tienda y uno se dejaba encandilar por la portada de un disco igual que te enamora una chica. A algunos les enamora la chica modernilla y colorista, (Radiohead) a otros la extrovertida y rockera (Running Wild) y a mí me ha dado por la princesa soñadora que a escondidas le da al porro.

Lo mejor, es cuando te paras a hablar con ella y resulta ser encantadora y realmente quiere agradarte, aunque el puto Spotify con anuncios haga más difícil nuestro amor. Comb the Feelings Through Your Hair lo ha conseguido y pillándome medio dormido un mier(d)oles por la mañana con una taza de café entre las manos. Aunque siempre he sido un poco temeroso con las cosas nuevas; soy tímido y a veces me cuesta que me salgan las palabras con algo que me deja pasmado pero con lo que no tengo suficiente perspectiva. Por esa razón hasta ahora he sido bastante temeroso de hablar de un disco de rabiosa actualidad y más de un género como el indie, con el que siempre que he cogido un disco le he dado meses de evolución en mi mente.

En esta ocasión he querido cambiar un poco las normas y dejarme llevar por lo que el disco me está ofreciendo en las primeras escuchas, cuando mi sentimiento es más potente e impulsivo. Antes de ir al grano con el disco es de recibo hablar de Grooms. Esta banda de indie rock que remonta su debut a 2009 con el disco Rejoicer. Este me ha parecido un disco con buenas intenciones pero que sonoramente mezcla ratos de innovación y buen sonido ambiental con otros momentos en los que se nota que su fórmula musical era aún primigenia añadiendo algo de noise rock que me recuerda muchísimo a Sonic Youth. Pero con Prom (2011) y Infinity Caller (2013) me ha parecido que evolucionaron hacia algo más parecido al shoegazing (rock alternativo bailable, ambiental y con muchos efectos en la parte de guitarra).

Actual formación de Grooms
Hasta hace muy poco, la formación tenía cuatro miembros: Travis Johnson (guitarra y único miembro original), Emily Ambruso (bajo), Jay Haiselmann (synthguitarra) y Steve Levine (baterista, también actor que apareció como skater en Better Call Saul). Dejando eso de lado, Ambruso después de las sesiones de Infinity Caller decidió abandonar el barco dando paso a Haiselmann como sustituto en el bajo y quedando la banda en un power trio. El origen de Grooms se encuentra en otra banda, The Muggabears, donde Johnson y Ambruso empezaron a realizar sus primeros trabajos como músicos. En esa banda su sonido estaba muy basado en el noise de Sonic Youth, pero quisieron ir un paso más allá a finales de la década pasada formando Grooms.

Alguna cosa en ellos me ha dado un poco de luz de esperanza en la música pop/rock actual más allá de bandas como Vampire Weekend, Arctic Monkeys o Arcade Fire. Veo una nueva vertiente de música disfrutable que nos hace viajar a sonidos muy típicos de finales de los 80 y principios de los 90 cuando bandas como The Stone Roses, Happy Mondays o Lush (entre otros) conformaban un sonido que considero mágico, innovador y divertido. Por eso mismo, al escuchar los primeros compases de este disco sólo he podido pensar en algo que me ilusiona, ya que coge consciente o inconscientemente sonidos del pasado y les da una vuelta nueva con la electrónica actual. No creo que sean una copia descarada de nada, más bien una evolución.

Desde el momento en el que he ido profundizando en el sonido de Bed Version, me he sentido satisfecho. Consigue que una canción con mucho pulso rítmico sea relajante y me transporte. Su guitarra con mucho eco y los efectos que se hacen con la misma son increíbles. La parte de guitarra sintetizada del disco parece un teclado que dota de más aire al conjunto y apoya la parte de voces en dar un sonido de profundidad. La batería de Levine que sabe hacer de contrapunto y hacer unos ritmos de batería complejos que podríamos decir que mezclan lo jazzístico y lo tribal. Entre tanta naturaleza musical es genial que haya un aventurero rítmico que la explore. Con todo eso, como todo es etéreo, la transición entre canciones es muy suave y a veces se interconecta, además la parte de batería es muy respetuosa con eso y aunque es muy dinámica sabe parar a tiempo.

Por eso pasamos a Comb the Feelings Through Your Hair casi sin percatarnos, como si fuera un cambio de la primera canción. Es con los segundos que sabemos que la melodía cambia y los redobles locos acompañan una guitarra simple y una parte vocal más rockera. Aquí me recuerdan un poco a su etapa de The Muggabears sin romper la sonoridad del disco. En cambio, Cross Off de nuevo vuelve al sonido aéreo del primer tema, dando la sensación de que el disco pretende seguir unos principios, más que generar hits tremendamente diferenciados. Aquí la música es mas orgánica y aunque se desarrolla, cada una es como una rama del mismo árbol dejando que algunas lleguen a florecer.

Grooms - Cross Off (2015)


Y personalmente una de estas flores es Something Wild, una maravilla sonora que me contagia la felicidad de niño que siempre añoro en ciertos momentos de la vida. Esos teclados que suenan de fondo (y que tal vez son la synthguitarra de Haiselmann) nos transmiten una aura emporrada muy hippie que hipnotiza con sus notas felicianas. ¡Unicornios y caramelos para todos! Pero como una niebla entra Doctor M, que es mucho más tensa sin perder la típica belleza que emana de cada canción. Siendo justos, eso si, destapo en ella uno de los fallos (mínimos) que tiene el disco, que es el hecho de que como dirían los amigos de tierras sudamericanas, las "violas" están tan altas que me tapan mucho lo vocal en momentos puntuales.

Otro tema curioso es la extensión de las canciones, que va desde los poco más de dos minutos hasta los más de 6 dejando respirar ejemplarmente el ambiente preciosista que han creado para Comb the Feelings. A ratos me atrevería a decir que estamos ante un disco de progressive indie, que es capaz de maravillar si le dejas fluir por tus orejas. Por ejemplo, Half Cloud trabaja mucho el ritmo pausado y marcado de una canción de in pass pero con muchísima identidad y convirtiéndose en otra composición que edulcora con su imperfecta coloratura. Me tiene fascinado como saben encontrar algo tan delicado que me llena tanto. Lo mismo ocurre con Will the Boys, que explota desde el primer momento con unas notas muy cálidas que me recuerdan la euforia del verano y que sabe abrir una paleta de imágenes preciosas en mi mente.

Savage Seminar me recuerda un poco a las canciones para niños que me cantaban para que me aprendiera los números o las letras y a la vez me anima tanto como una canción de Blur, sin llegar a ser tan rockera. Pero por ser un poco quisquilloso y criticar algo, en la segunda mitad del disco las canciones son más inconexas entre si ya que entre Seminar y Grenadine Scene from Inside, hay una pausa notable que tal vez se me hace como un tijeretazo accidental a una bonita tela. Esta última tiene un sonido bastante experimental y teniendo una factura muy notable tal vez se me hace de lo más flojo del disco, repito, siendo de una gran calidad.

Ahora, cuando escucho Foster Sister y su deconstrucción rítmica acompañada del incisivo bajo, ahí si que melódicamente me encuentro con lo más flojete del disco, algo un poco repetitivo aunque con un aire misterioso. En cambio, con Later a Dream percibo una mezcla entre los Happy Mondays y los Arctic Monkeys de Suck it and See (2011) con ese ritmo movidillo y esos acabados más raretes pero bien buscados. Me encanta como crece la canción sobre el minuto 2:40 y luego ese estribillo juguetón de la canción, como si todo lo que antes me evocaban los instrumentos ahora fuera trabajo del cantante. Me siento ante una enganchosa canción de pop sofisticado que ha sido perfectamente ensamblada en un disco tan ambiental y preciosista.

Creo que todos los términos los he dejado claros y que evidentemente el disco me ha dejado sumamente satisfecho. Es inevitable que el disco tenga sus taras y temas más de relleno, pero su sonido unitario, sus grandes dotes por encandilar al oyente y ese sonido peculiar pero hijo de cosas que veíamos décadas atrás me hace pensar que estamos ante algo importante. No se si será este un disco revalorizado con los años, ya que la suerte es caprichosa y nunca se sabe si lo bueno caerá en el olvido o un enamorado con mucha influencia en el sector lo alzará a un pedestal. Por ahora, yo debo cumplir con mi función y darle al César lo que es del César.

Nota: 8,3

No hay comentarios:

Publicar un comentario