miércoles, 20 de mayo de 2020

Crítica: Distance over Time de Dream Theater (2019)

3 años de espera tuvieron que pasar hasta que Dream Theater publicase su nueva obra de estudio y su lanzamiento era bastante esperado tras lo que ocurrió con The Astonishing. La obra de 2016 era un ambicioso disco conceptual de más de dos horas que aún teniendo buenos momentos a nivel musical estaba bastante plagado de relleno y momentos menos inspirados. Sumemosle a que la historia tratada en el disco era una suerte de Juego de Tronos en un futuro distópico, pero con una narrativa bastante pueril. En definitiva, el disco que menos me ha gustado de la dilatada carrera de esta banda.

Igualmente, sabiendo la calidad de estos músicos estaba esperando que llegaran con una obra que redimiera la sensación agridulce del disco conceptual. Una de las pistas de que este disco podría estar bien enfocado, fue cuando en 2017 hicieron una gira de homenaje a los 25 años de Images and Words (la primera obra maestra de su carrera). En una entrevista de ese periodo el guitarrista John Petrucci dijo que esa gira y repasar algunas de las mejores canciones de su carrera, les estaba sirviendo para saber hacia dónde querían ir con su próximo disco.

Un esfuerzo colectivo

En orden: John Myung, Mike Mangini, James LaBrie, John Petrucci, Jordan Rudess

La segunda gran pista de que la dinámica creativa de este disco podría ser mejor era el hecho de que se iban a juntar todos los integrantes de la banda en una cabaña convertida en los Yonderbarn Studios en Monticello, una población cercana a Nueva York. Esta reunión de unas cuantas semanas sería para componer en equipo el material del disco que hoy analizamos y al mismo tiempo hacer una obra más concisa y enfocada. Atrás quedaba esa dinámica en la que el 90% del trabajo compositivo recaía en los dos mismos: Petrucci y Jordan Rudess (tecladista).

Tal fué el éxito de la fórmula que en 18 días ya tenían compuesto el grueso del material del disco y ya sólo quedaban las tareas de grabación y producción, que recaían en James Meslin y en el mismo John Petrucci. En varias entrevistas y videos colgados por la banda parecía que se respiraba buen ambiente entre los integrantes y durante y tras la grabación del disco mostraron una gran satisfacción por el proceso y se planteaban que tal vez este era el modo en el que debían trabajar de ahora en adelante. Entonces en diciembre de 2018 apareció el primer single del disco…
 
Untethered Angel como single de presentación me dejó pensativo, ya que no es para nada un mal tema, pero su sonido ya me resulta muy familiar a lo visto en discos como A Dramatic Turn of Events (2011) o el homónimo de 2013. Riff grueso de entrada con algunos más repartidos a lo largo de la canción que me gustan pero no me sorprenden. Por poner un símil muy simplista, esta canción es como la pizza; el sabor de la base es el típico y el toque distinto lo consigue con los ingredientes que añades a esa base. En este caso un estribillo que para mi va ganando con las escuchas, una sección solista con unas melodías realmente buenas y un outro que me recuerda a momentos de Train of Thought (2003).

La letra nos habla de los miedos que muchas veces tenemos a dar ciertos pasos en la vida y como es importante liberar ese ángel interior dispuesto a luchar por nuestros propósitos y para aquello que es nuestro sitio en la vida. Pero la secuencia de singles del disco sigue con la canción Paralyzed, esta si cabe, más carne de canción promocional por su duración más contenida y su toque algo más comercial. Su toque un tanto gótico me recuerda a una mezcla entre sus canciones más comerciales de los años 2000 y una pizca de Avenged Sevenfold y Tool. En este caso la canción hace referencia a una persona que se reprime y paraliza ante el hecho de tener que expresar un trauma o problema que tiene aunque los demás a su alrededor ya perciben que algo en él no anda bién.

Y la tercera canción del disco, pero segundo single antes de que este se publicara es Fall into the Light. Esta canción, como bien expone John Petrucci en su análisis Track by Track en YouTube, tiene un riff con un aire thrash bastante marcado que en un primer momento puede recordar al Metallica (según mi opinión al de discos como Death Magnetic o Hardwired). La composición juega con versos musicalmente más tensos y una parte de estribillo algo más amplia y relajada. 

Como siempre, Dream Theater en sus canciones largas hace interludios donde muestra solos melódicos técnicos, pero en este caso hay dos capas. Una primera capa más técnica liderada por los teclados y luego a una segunda más lánguida y épica que Petrucci le llama “la melodía del cowboy” donde la canción se da espacio para respirar un poco. El interludio cierra volviendo a la primera capa de teclados y desembocando al estribillo. El cierre me parece un recuerdo a The Glass Prison o al tono de Train of Thought con ese tipo de solos de la era Ride the Lightning de Metallica. 

El riff inicial y la sección del cowboy era material que Petrucci ya traía compuesto antes de las sesiones en Yonderbarn. Esta mezcla entre dureza heavy y melodía épica es un buen símil con el mensaje de la canción en el que contribuye el bajista John Myung: ese viaje introspectivo en el proceso de la vida en la que luz y sombra (bien y mal) se enfrentan para encontrar nuestra felicidad interior. Desde los inicios de la banda, las letras de Myung acostumbran a ser sobre el diálogo interno que tenemos las personas y los pensamientos y dudas que afloran con las dificultades de la vida.

Llegamos a una de las canciones que más devuelven al Dream Theater de la era Images and Words, la espectacular Barstool Warrior. Su intro hasta el minuto 1:40 me parecen de las cosas más bonitas compuestas por esta banda en los últimos 10 años tras la salida de Mike Portnoy. Emocionante, épica y con un James LaBrie cantando en un tono que me convence, esta creación me saca siempre una sonrisa de felicidad de ver como aún son capaces de recordarme porqué amo la música. Los solos de guitarra de Petrucci en esta canción tienen la misma propiedad que los de Pink Floyd o Marillion, me ponen el corazón en un puño. Melódicamente una obra maestra.

La canción nos presenta dos historias paralelas de dos personas en una crisis existencial: un hombre en una barra de bar lamentando su vida y no lograr sus metas (¿Marillion?¿Clutching at Straws? ¡Sí, dígame!), por el otro una mujer en una relación abusiva que se pregunta porqué sigue adelante con esa persona. Estas dos personas siguen un camino de realización de que deben encontrar un nuevo camino y volver a ser dueños de su propio destino. La única pega que pongo es que en esta canción y otras, nos propone temas de letras que pueden ser muy interesantes, pero estas ideas podrían tener más miga a la hora de desarrollarse y cerrarse.

Y la siguiente canción del disco es The Beautiful Pe… (disculpen las dificultades técnicas, que se me han liado los papeles)… la siguiente canción del disco es Room 137, que nos habla de Wolfgang Pauli, un físico muy reputado que tenía una obsesión con el número 137. Para él, su vida se marcaba por ese número y seguía la tendencia de muchos físicos que hacían leyes de electromagnetismo, física cuántica y gravedad a través de este número. Curiosamente Pauli, se dice que murió en la habitación 137 del hospital de la Cruz Roja en Zürich. 

Este tema tiene la primera contribución como letrista del batería Mike Mangini y me alegra que sea con un tema tan curioso y tratando a una personalidad tan culta como era Pauli. Por otro lado, Mangini y Petrucci han querido hacer una canción con más swing en su ritmo y con un riff, que no se porqué, me recuerda a algo. El solo de guitarra de Petrucci con su toque blues/jazz me parece muy acertado y en el tramo final se añade una parte un poco psicodélica que el guitarrista la considera influenciada por The Beatles. Se nota que tanto guitarrista como batería se querían divertir creando esta pieza. Último huevo de pascua o easter egg de esta canción, el título de la canción es acabado de nombrar en el minuto 1:37.

S2N o también llamada Signal to Noise me recuerda al frenetismo y diversión de ciertas canciones de la época de Falling into Infinity (1997). Destaca para mi desde el primer momento el fantástico riff de bajo y como Mike Mangini enriquece el ritmo con su toque de platos mientras la canción se suelta al más puro frenetismo. De nuevo, LaBrie en esta canción parece tocado por el hada correcta y me tiene ahí enganchado en el estribillo. Todo suena tan orgánico y virtuoso, que parece que esté subido a una montaña rusa con curvas reviradas y algún loop que sabe fascinarme sin marearme.

La reflexión de John Myung en la letra de esta canción me parece muy buena y ligada con la actualidad de nuestro mundo. Todas las personas con nuestra claridad y forma de pensar pura somos la señal (signal) y todas las noticias malas, los vicios, las malas influencias, los desastres naturales y la tecnología que distrae y emboba és el ruido (noise). Al final la vida és una rueda en la que hemos de encontrar la señal entre todo el ruido mundano. Como diría el sabio filósofo: ¡Wow!

La pieza más intrincada del disco sin duda és A Wit’s End, que considero que és una cumbre de aquel estilo más amplio y cinematográfico que tenían canciones del álbum Dream Theater (2013), empezando con un riff que para muchas bandas sería todo el cartucho técnico que se gastarían en el solo. Pero luego deja lugar a esas partes en las que la banda suena más emocional; Jordan Rudess acompaña con una delicada parte de piano y Petrucci te hace uno de esos solos olímpicos que recuerda a las mejores power ballads de esta banda. 

Al final la canción se desvanece en ese solo, pero al cabo de unos cuantos segundos reaparece como si desde un micro lejano hubieran grabado una jam de la canción desapareciendo de una forma muy bonita. Ese efecto tiene que ver con el duro mensaje de la canción en el que nos habla de las dificultades de una pareja en la que la chica fue violada. El trauma ha llevado a la chica al límite de sus facultades y el chico hace lo posible para reencaminar su relación. James LaBrie escribe la letra desde el ángulo del chico que lo intenta todo por la persona que ama pero ve como ella quiere romper la relación para superar su trauma, ya que incluso ve la oscuridad de su violador en los ojos de su pareja.

Ese outro que reaparece al final ha sido interpretado de varias formas en los foros de la banda. Algunos interpretan que por su belleza puede suponer un final feliz al cabo del tiempo, otros lo ven como que la relación se rompió y si suena distante es porque ella se está recuperando fuera de la relación con el narrador. Me encanta esta forma de lanzar una respuesta críptica sin palabras, sólo con música. Esa sensación final de la canción más descansada se une a la siguiente canción, que también tiene letra escrita por James LaBrie, Out of Reach.

Esta power ballad que nos habla de un chico que está reuniendo el valor para hablar a una chica que le parece que está fuera de su alcance. Él la ve cada día sola en la misma cafetería pero percibe que ella no está bien o está superando la pérdida de alguien. Al final, el chico se anima a ir a hablar con ella para él redescubrir el amor y poderle aportar a ella la fuerza para superar su pérdida. Aunque en un cierta medida el mensaje me parece algo pasteloso, no puedo negar que hay veces que a todos nos gusta devolver la felicidad de alguien que nos atrae y que sabemos que está pasando por un bache vital.

El cierre del disco llega con Pale Blue Dot (aparentemente), la gran opus de metal progresivo de este disco. La intro espacial de teclado y la entrada de la batería de Mangini, ya me hacía pensar “uy lo que se viene ahora…” la primera vez que la escuché y efectivamente, la metralla guitarrera me puso la piel de gallina. Pero espero espera, que cuando Rudess coloca esos teclados ominosos de fondo ya parecía un erizo en posición defensiva. Musicalmente vamos a las raíces de Train of Thought, pero con la referencia al disco homónimo de 2013. Eso significa heavy bruta, épica, compleja de narices y muy cinematográfica.

La imagen del Voyager 1: El pixel blanquinoso és la Tierra

Esta titánica infraestructura musical trata sobre lo insignificantes que somos en el Universo, cuando nuestro planeta solo es una mota azul en nuestra propia galaxia, la Vía Láctea. Toda nuestra historia, conflictos, evolución, naturaleza, diferencias políticas o religiosas; todo eso es una ridiculez ante todo aquello desconocido por los humanos. Por eso mismo, es mejor ser agradecidos y como especie intentar encontrar nuestra armonía, ya que más allá de nuestras fronteras puede haber cosas muy superiores a nosotros. John Petrucci escribió esta letra recordando ver el programa Cosmos de Carl Sagan con su padre y ver en un capítulo la última foto foto de la sonda Voyager 1 antes de desaparecer más allá de las fronteras de nuestra galaxia.

En el programa de Sagan esa imagen fue acompañada de la siguiente afirmación del astrónomo: “Cada héroe y cobarde ha habitado en ese pálido punto azul”. Incluso publicó un libro en 1994 llamado Pale Blue Dot: A Vision of the Human Future in Space, que trataba sobre como podría ser el proyecto humano de la conquista espacial. Pero tras esta tremebunda creación, la banda ser guardaba una bala extra en el cargador con un tono muy diferente a lo visto. Y es que Viper King resulta ser una especie de regalo hard rockero en el que divertirse musicalmente y líricamente una carta de amor a un gran deportivo americano, el Dodge Viper. Tal vez un homenaje libre a Deep Purple, haciendo su propia Highway Star, pero con un sonido aún más cañero.

Conclusiones


Voy a ser bastante directo con mi valoración de este disco: Distance Over Time según mi humilde opinión es el mejor disco de Dream Theater desde Train of Thought. Sin llegar a las cotas de calidad de sus mayores obras maestras, sí que se iguala en el nivel de variedad. El disco, tal como prometía John Petrucci, reúne los 5 elementos claves de la música de esta banda: ser heavy, progresiva, melódica, virtuosa y épica. Todo ello lo hace con muy buena mano y rememorando lo que hace grande la mayoría del catálogo de esta banda estadounidense. 

Valoración: 🌟🌟🌟🌟✰ (Excelente)

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