sábado, 23 de mayo de 2020

Crítica: Black Sabbath de Black Sabbath (1970)

En la carrera de historia del arte aprendí que los pasos entre el mundo antiguo y medieval o entre la era del Renacimiento y el Barroco a nivel artístico, no eran algo brusco ni que se pudiera fechar en un año concreto. La gente no se iba a dormir el 31 de diciembre de 1491 diciendo “¡Somos del medievo!” y se despertaba el 1 de enero de 1492 celebrando que eran gente de la Edad Moderna. Los cambios o innovaciones culturales son un elemento que entra como una niebla, afecta a una parte de la población mientras otra aún conserva formas del pasado. 


Esta niebla sutilmente va empapando a la gente de la época hasta que todo el mundo ha hecho el tránsito y paralelamente nos encontrariamos a gente que ya está creando una nueva niebla, una nueva era. Esa acostumbra a ser la norma general, pero ¿qué ocurre cuando te encuentras con un grupo de gente que de manera concreta precipitó la formación de un estilo? Pues que para los que nos dedicamos a historiar el arte es un privilegio que merece la pena difundir y que pocas veces se ve. Esta ocasión es más especial si celebramos el 50 aniversario del disco que abrió de forma rotunda ese estilo o género, el Heavy Metal.


Por los alrededores de 1970…


Mucho debate hay abierto por parte de los amantes del género sobre que bandas o músicos influyeron al surgimiento del sonido y tono de la obra que analizaremos. Primeramente, con el endurecimiento del sonido del rock (incluyendo el rock and roll) y el blues con bandas como Led Zeppelin, Cream o Jimi Hendrix Experience o canciones individuales como Summertime Blues de Blue Cheer (1968), Helter Skelter de The Beatles (1968), 21st Century Schizoid Man de King Crimson (1969) o You Really Got Me de The Kinks que se remonta a 1964. 


Este nuevo ecosistema con un sonido más potente y distorsionado influyó fuertemente a un conjunto de bandas que viraron a ese sonido y le sumaron sus propias influencias: Deep Purple (que en 1970 cristalizó su transformación al hard rock), Uriah Heep (con su fantástica mezcla de hard rock, toques del primigenio heavy metal y rock progresivo), la banda alemana Lucifer’s Friend (desafortunadamente más desconocida, pero con una técnica y estilo impresionantes, sabiendo amalgamar lo mejor del rock duro, el heavy y progresivo).

Bill Ward, Tony Iommi, Ozzy Osbourne y Geezer Butler: unos genios

Pero de todas las bandas del momento, la que tomó un sonido más peculiar o nuevo fué Black Sabbath, que en febrero de ese año 70 presentaría su disco homónimo generando admiración y rechazo a partes iguales. Sus raíces eran del blues rock, siendo dos de sus integrantes, Tony Iommi (guitarrista) y Bill Ward (batería) dos músicos que venían de una banda de este estilo llamada Mythology. Pero su temática era más mistérica, tenebrosa y ligada por momentos al terror, debido a que Iommi y Geezer Butler (bajista) eran grandes fans del cine de terror, entre los films, Black Sabbath de Mario Bava con el actor Boris Karloff (1963).


Formación


Cuando aún eran Earth (1968-69)
Antes de lograr dar forma a su concepto, Sabbath había dado varios tumbos, siendo el primero cuando Iommi y Ward dispuestos a formar una banda se toparon en 1968 con el anuncio de un tal Ozzy Zig que buscaba una banda para cantar y que disponía de un par de altavoces. Del raro encuentro que hubo surgió poco a poco la amistad con Ozzy Osbourne y su colega Geezer Butler, que venían de la banda Rare Breed. Primero hicieron formación con dos amigos más de Osbourne (Jimmy Phillips y Alan Clark) y se llamaban Polka Tulk Blues Band, pero esos dos extras que tocaban la guitarra slide y el saxofonista fueron sacados de la ecuación por estar menos comprometidos que el resto.


La banda se pasó a llamar Earth y desarrolló más en profundidad el sonido tan duro de su blues rock. Iommi tenía influencias de The Shadows en su búsqueda de musicalidad, pero aspirando cada vez más a un sonido más lleno, duro, agresivo. Entre Iommi y Butler fueron perfeccionando como querían que sonara la mezcla de su guitarra y bajo, generando una química muy especial en su cocktail melódico. Hubieron altos y bajos en el periodo e incluso una tentativa de Iommi de marchar a la banda de rock progresivo Jethro Tull, eso sí, con el apoyo de Osbourne, Butler y Ward; que lo veían como una gran oportunidad para la carrera de su amigo.


Pero los astros parecían estar de lado del futuro de Sabbath, ya que cuando Iommi hizo la prueba para entrar a Jethro Tull, se percató de que iba a ser casi un músico de sesión a manos de la voluntad del líder Ian Anderson. Iommi y Butler (que acompañó a su amigo al casting) se volvieron para Birmingham y sólo echó una mano a Tull para una película de The Rolling Stones en un especial de televisión llamado Rock ‘N Roll Circus. A partir de ese momento, el proyecto fué viento en popa y trabajando duro en bolos y componiendo ya con el nombre Black Sabbath. Lograron su contrato con Fontana Records, que luego pasó a Vertigo Records (más vinculada al rock progresivo) y junto al productor Rodger Bain se encerraron al estudio.


Grabado rápido para pasar a la historia


La formación de Birmingham disponía de 2 días para poder hacer el proceso de producción del disco, un día para grabar (16 octubre de 1969) y el siguiente para hacerse los trabajos de mezcla y overdubs. En 12 horas grabaron su set de canciones casi como si hicieran una actuación en vivo y según Iommi, a parte de los efectos de lluvia o de campana o doblar alguna pista de guitarra o eco de voz, lo que se grabó el 16 de octubre se puede escuchar de una forma bastante pura. Al acabar el proceso, la banda se iba a hacer un concierto a Suiza por 20 libras. 


Si nos fijamos en el material en sí del disco, la primera canción en ser grabada en los Regent Sound Studios és una que no sale en las ediciones europeas, Wicked World. Este tema que es una protesta sobre las contradicciones del mundo en el que unos llegan a la Luna mientras otros mueren en el campo de batalla o de los políticos que viven acomodados mientras la población humilde sigue sufriendo de sobretrabajo y enfermedades. Vigente en su letra, su estilo es realmente llamativo, ya que toma estilos como el blues o el jazz y le da este toque heavy que tanto se habían trabajado. Es discutible si estamos ante una canción de heavy metal, pero revela ciertos toques que hacían distintivo el sonido de la banda.


Eso si, el auténtico momento de revelación resulta ser la canción que toma el nombre de la banda. Black Sabbath es una composición que lo tiene todo para que la consideremos heavy metal puro e incluso doom metal por su compás y tono. Su riff usa lo que se llama un tritono, que durante siglos en la cultura occidental se ha considerado una escala satánica, que emana terror y maldad. La letra trata sobre la experiencia que tuvo Butler cuando Osbourne le prestó un libro de ocultismo en latín con ilustraciones de Satán. El bajista tras leerlo lo guardó y se fué a dormir, pero al despertarse a mitad de la noche percibió una figura a los pies de su cama. Al desvanecerse la figura y Geezer levantarse, el libro había desaparecido.


Tanto en tono, melodía y mensaje, esta canción estaba yendo un paso más allá de lo que el rock duro estaba haciendo hasta el momento. Por ejemplo, en The Wizard, todo apunta a una canción molona de hard rock, pero esta tendencia de la banda de hacer virar la canción a otros riffs y ritmos, hacen que se vuelva más machacona para cuando Ozzy empieza a cantar sus versos. La forma flexible las composiciones, viene de las influencias del jazz, pero también del entorno de rock progresivo de la época. Iommi a lo largo de su carrera ha sido un ávido compositor de riffs y tratar así la música, le dejaba espacio para encajar más ideas en un tema y dar una sensación más plena.


La letra de la canción nos habla de un mago que utiliza su magia para dar coraje a la gente con la que se encuentra. Cuando Geezer escribió la letra, aclaró que se estaba basando en la imagen que él tenía de Gandalf de El Señor de los Anillos aunque hay la sospecha de que también hacía referencia al camello que les pasaba la droga. Como curiosidad, la armónica que suena a lo largo de la canción es tocada por Ozzy y le da un toque muy especial a la canción, fusionando una reminiscencia del blues clásico con un género emergente del momento. 


En Behind the Wall of Sleep, parece que se trata la idea de viajar a otra dimensión tal vez con alguna droga un tanto espiritual que creo que La Sabría Detectar por su referencia a la flor de mortales pétalos con extraños poderes. Esta canción es otra muestra de ese heavy blues que se quedaba a la barrera de ser heavy metal. Canciones como esta nos demuestran que la banda estaba en un momento de esa mariposa que acaba de salir de su crisálida y tiene que acabar de aprender a volar segura. Apunte aparte hago a que la particular voz de Ozzy tiene un tratamiento en estéreo que parece que le hayan aplicado por momentos autotune (imposible por los años, pero ciertamente curioso).


La particular intro de bajo de Geezer Butler en N.I.B. me recuerda que el rol del bajo en Black Sabbath es esencial en hacer sentir el sonido de la banda más rico. Butler originalmente no era bajista sinó guitarrista, pero la negativa de Iommi de tener otro guitarrista en la banda lo movió a ser bajista y sacar del instrumento de cuatro cuerdas sus intrincadas aportaciones a lo que su amigo Tony le lanzaba con la guitarra. La canción és una de esas ocasiones en las que la “mariposa vuela segura” y vemos la fórmula del primer heavy metal a pleno funcionamiento.


Según Butler en una entrevista de principios de los años 90, Nib (plumín de escribir en inglés) era el nombre que le daban a la perilla de Bill Ward por su forma puntiaguda. Le pusieron los puntos entre las letras para dar una sensación de misterio y de ahí surgieron las teorías de que las siglas significarían Nativity in Black. Dejando esto de lado, la canción nos habla de Satán enamorándose de una chica. El bajista sintiendo que no podía escribir una canción amorosa, usó el recurso de despersonalizarla y hacer que los sentimientos los tubiera el mismísimo señor del mal. Su riff principal y la voz de Ozzy en esta canción son iconos puros del origen del metal.


La cover de Evil Woman me parece una idea estupenda, ya que escuchando la idea original de la banda Crow uno podría decir que la original ya tenía un punto a lo Sabbath, sólo se precisaba sacar la parte de viento y convertirlo en riff de guitarra. Un poco más bluesero y siniestro, parece que va más acorde al tipo de mujer manipuladora de la que la letra hace alarde. Sleeping Village, es una pieza que muchas veces pasa por alto pero que destaca por sus momentos de blues y psicodelia pero claramente pasado por el filtro heavy que estaban mostrando al mundo. 


Alguno me tachará de exagerado, pero su tono más sombrío me parece la semilla del sonido y ambiente que en 1972 lograron con Vol. 4, aunque sea de una forma más primitiva. La forma de tocar la batería de Bill Ward tan influenciada por el jazz resulta ser la última prueba de lo sofisticado que podía ser el sonido de Sabbath, aunque en principio uno se pensara que la banda eran 4 tíos de tiradillo de una ciudad industrial que por accidente se habían topado con una mina de oro. Pero la realidad es que lo que hay en este disco es el resultado de un proceso de crear una fórmula y pulirla hasta que tiene suficiente personalidad única.


El disco termina con otra cover, Warning, originalmente de la Aynsley Dunbar Retaliation que con su mezcla de blues, psicodelia, hasta progresivo podía servir de escaparate para Sabbath de sus influencias y técnica. No me parece la pieza más esencial del lote, pero si uno se deja llevar con ella desde su entrada más tranquila y sombría y pasa por sus diferentes fases hasta llegar a la parte solista de Iommi o la vuelta de la canción a su cauce, pues no me desagrada su inclusión. La letra habla del sentimiento de una relación que se ha terminado, un lamento blues puro y duro.

Arte y controversia
La controvertida portada interior

La portada del disco resultó ser toda una revolución y acierto. La oscura dama en Mapledurham Watermill era la mejor imagen para representar lo oscuro y mistérico de Black Sabbath y su música. El problema llegó con el arte interior que no fué decisión de la banda, la cruz invertida. Esa portada les valió las sospechas de mucha gente de ser satanistas cuando para nada era lo que pretendían. 

Según Bill Ward en una entrevista para Sam Dunn y Banger TV en 2010, a ninguno de los integrantes les gustó y para más inri no sabían quien era responsable de ello. Era una interpretación erronea de su pasión por lo sobrenatural, el terror o la fuerza de su música. Incluso el propio Ward aclara que el propio padre de Ozzy les hizo las cruces que muchas veces llevaban como colgante, ya que el padre pensaba que podía ser un amuleto de apoyo en su carrera. Un sambenito que les acompañaría en los años venideros.
 
El primero de su especie, aún con sus antepasados


El álbum de debut de Black Sabbath se le puede considerar el primer disco donde hay canciones de heavy metal (e incluso doom metal en el caso de la homónima) con todas las de la ley. Evidentemente, bebe de influencias de su entorno, sea mirando a la escena de rock duro que se estaba generando, a los referentes de blues o jazz que les habían marcado incluso antes de la creación de la banda o al ambiente más hippie de psicodelia y drogas que había (esto último paulatinamente les iría marcando más y más).


Ozzy por su lado mostraba una voz peculiar ante tanta banda con cantantes con enormes rangos vocales. Su estilo blues resiguiendo los riffs de Iommi se volvería un elemento distintivo de la banda que aunque tenía un enorme trecho de desarrollo y evolución por delante, ya resultaba acertado junto al carácter alocado que él siempre ha tenido en el escenario y fuera de él. Aunque como bien sabemos, ese carisma no siempre le llevo por el mejor sendero a nivel personal, cosa que se puede trasladar al resto de la banda.


En 1965, cuando Tony Iommi perdía parte de dos de sus dedos en una prensadora de metal, nunca se hubiera imaginado que por su fuerza de voluntad e inspirado por la historia del guitarrista Django Reinhardt (que en un incendio perdió varios dedos pero reaprendió a tocar la guitarra), lograría ser ideólogo de este nuevo género con ya 50 años de historia. Esta solo sería la primera obra de una carrera revolucionaria como pocas otras en la historia de la música, empezaban con un muy buen disco y estaban a unos meses de sacar una obra que marcaría aún más su vida para siempre…


Valoración: 🌟🌟🌟🌟 (Muy bueno)

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