lunes, 18 de mayo de 2015

Crítica clásica: Misplaced Childhood de Marillion (1985)

Mucha gente le teje un vestido dorado a su infancia bordado de corazones, oro y formas de fantasía. Como si fuera un momento ideal, hermoso, imposible de recuperar de su hermético momento. Una pieza de orfebrería de valor incalculable y no lo voy a negar, es una época crucial de toda persona que se forma en este muy imperfecto mundo. Pero debemos entender que la infancia también tiene sus dilemas y sus dolores e incluso, hay gente que dedica toda su vida a recuperarse de los golpes de la niñez. Por eso, a veces un acto musical puede ser la mejor forma de materializar la redención.

Recuerdo tiempo atrás cuando os hablaba de Seasons End (1989) como os prometí hablar de otro disco de esta banda, que a medida de que los años ruedan como hojas por el bosque, me va enamorando locamente de su música. Y es que tal vez ese ha sido el amor más duradero que he vivido, el que le tengo a la melodía. Mis grandes recuerdos de infancia son con música y aunque el camino de la misma no fue sencillo, al menos la música me lo amenizó mucho. Entre esos lejanos recuerdos hasta no hace mucho existía una canción que no le ponía nombre, pero recordaba su sonido tintineante y delicado de balada pop. Hace unos tres años en esa conversación trascendental sobre música en la que acabe dormido debido a que soy un animal diurno surgió mágicamente esta canción seguido de mi amigo diciendo: "¿La conoces?"

Con seguridad me salió un si de mis labios que encadenó la siguiente frase de mi amigo: "Esta diría que es mi banda favorita". Al principio pensé que era una simple balada pop que volvía a mi tras años y no di demasiado valor a que fuera su banda favorita, hasta que empezó a tirar de repertorio marillionano. Como me repitió varias veces que el disco de esa canción llamada Kayleigh era tal vez el mejor del género progresivo de los años 80, le dije que me lo pusiera del tirón, que ya llegaríamos a un entendimiento luego de lo que pensaba de su música. ¡Pobre de mi! No sabía que mientras pasaba el disco iría convenciéndome de que no se debe menospreciar un disco de estos por un retazo descontextualizado de su grandeza. Entre caras de sorpresa y afirmación veía como todo estaba entrelazado en un material muy muy sólido y d'enorme belleza, solo era un simple mortal probando años después que otros un encanto del que algunos ya se habían emborrachado.

A día de hoy puedo asegurar que me conozco el disco como un amigo que me ha ido contando sus anécdotas, pero que como siempre pasa cada día cae en contarme algo nuevo y eso me encanta de Misplaced Chilhood (1985), que según el momento de la vida en el que lo escuchas te hace ver un mensaje diferente y valioso. ¿Y quien creó tal maravilla? Pues los mismos que os dije la otra vez: Steve Rothery (guitarrista), Mark Kelly (teclados), Pete Trewavas (bajista) e Ian Mosley (batería). Pero debemos retroceder en el tiempo, cuando el cantante de la formación era el icónico y grandote Fish. Este sin duda era y es un maestro de las palabras, un poeta urbano con todas las de la ley y toda su rica discografía debe ser valorada por una enorme ambición a nivel de mensaje. Podemos decir que la unión de unos músicos brillantes y un escritor excelso nos regaló algunos de los mejores minutos musicales de toda una década, hoy veremos porqué. Para eso, sólo hace falta poner oreja en el disco.

"La Cara A"

Marillion - Kayleigh (1985)



Los primeros segundos de Pseudo Silk Kimono son la gran introducción a un nuevo mundo, o tal vez a uno ya conocido. Ese sonido melancolioso y electrónico serían como la nostalgia y la modernidad de la mente de un niño unidas como la cosa más lógica del mundo porqué es una visión de la infancia desde el ahora. Su letra nos habla de una alma en pena, de un hombre vestido de Kimono (tal vez un actor) que enfrascado en su dolor hace que el alma de su niñez emerja para hacerle recordar todo aquello que vivió en el pasado. Esa revelación nos conduce al primer momento, al que muchas veces considero el fin psicológico de la infancia, el primer desamor. Kayleigh es ni más ni menos que eso, divagaciones de dos personas que se han hecho daño y que se han separado. Es una especie de lamento y a la vez una muestra de como caen en saco roto las promesas de amor, cuando este tiene un desenlace conflictivo.

Aquí se esconde uno de los traumas de aquel personaje dolido del principio, el hecho de que no haya logrado la reconciliación con su amada mientras ella ya ha iniciado una relación con otro. Musicalmente es magnífica y tiene mucho sonido a Marillion pero con ese toque más popero y dulzón que le hicieron subir en las listas de ventas. Esa guitarra tintineante acompañada del color del teclado hacen de este tema una composición delicada y tranquila que esconde tristeza con un manto de belleza muy notable. Por esa razón cuando el piano de esta nos lleva a Lavender, la cosa se alza a cotas de encanto increibles y sobretodo en su versión extendida. El tema trataría de la primera declaración de amor hecha por el personaje a través de una canción popular. Estamos tirando atrás en su vida hasta lo que se puede considerar de pleno su niñez. ¿Y la voz de Fish? No había necesidad de que fuera superdotado para emocionar.

Marillion - Lavender (Versión Extendida, 1985)


El solo de guitarra de la versión extendida (para mi la completa) me tocó el alma desde el primer momento que lo escuché, al principio es tan simple, pero hace vibrar el corazón de una manera tan fuerte en sus últimos y virtuosos compases que me parece una obra maestra. Pero claro, para los que tenemos el vinilo es más comprensible ver que la primera mitad del disco es una suite muy amplia y claro, cuando escuchamos Bitter Suite estamos continuando con la misma historia. Y ¡ohh amigos! esto sube como la espuma. Si hasta ahora lo que habíamos visto era bueno, preparaos porqué de aquí emergerá una de las partes más ambiciosas del disco. Mark Kelly domina con su teclado el ambiente, Ian Mosley le da tensión y virtuosismo con sus toques de plato y Trewavas punzante con su bajo le da matiz a cada giro argumental que dan los sonidos. La poesía urbana y llena de trazos de aquí y allá de Fish, hablan del desamor y la juventud. Las anécdotas de la calle son como tramos realistas en un mundo de fantasía.

El título ya hace referencia a través de un juego de palabras a su contenido: Bitter Suite, que se pronuncia igual que Bitter Sweet (agridulce). Pero voy a citar algunos tramos de letra de este disco para que os percatéis de la maravilla que escribió el señor Derek William Dick: "Era un alheli a los dieciseis, será un alhelí a los trenta y cuatro, su madre le llamaba hermosa y su padre le decía putón" o "El cielo en Lyon estaba negro como una Bíblia, cuando me encontré con la Magdalena. Estaba paralizada bajo la farola y rehusó dar su nombre" y finalmente "A las afueras de ningún lugar, en la circunvalación hacia algún sitio al borde de la indecisión, siempre voy dando un rodeo esperando la lluvia". La canción incluso hace referencia a la perseverancia a la leyenda de Robert I Bruce de Inglaterra, que inspirado por una araña que tejía sin parar aún errando le hizo querer luchar por conseguir la corona de rey.

Marillion - Bitter Suite/Heart of Lothian (Live from Loreley, 1987)


La transición a Heart of Lothian es como un subidón que nos prepara con redobles veloces de Mosley al hi-hat. La canción es nervio y euforia en su máxima expresión ya que hace referencia a la energía de la adolescencia, a salir, a ligar y hacer el travieso por las calles. Es la muestra de ese momento en la vida en el que queremos ser adultos para ser libres, pero a la vez, niños para reírnos del mundo y pensar sólo en la parte festiva y de contemplación de la vida. La guitarra solista e hímnica de Steve Rothery es tan simple como majestuosa. Convierte el solo de la canción en su riff principal, su matrícula. Pero luego tiene dos estribillos que también la definen, en definitiva, una canción que busca estar en la cúspide anímica hasta tocar el techo. Eso si, en la parte final se va apagando porqué aquí acaba la suite que cubre la primera mitad del disco.

"La Cara B"

Si bien ya hemos visto los resultados de la cara A, ahora tenemos que darle la vuelta al disco para estudiar la segunda parte del mismo. Esta segunda cara también la tenemos que considerar una suite larga que empieza con dos abrebocas, Waterhole (Expresso Bongo) y Lords of the Backstage. Estas dos canciones son un yin/yang sonoro que habla de encontrar el que creemos que será nuestro amor eterno, perder la virginidad con esa persona y el fracaso amoroso posterior. Además lo bueno es como contrapone la inocente idea de perder la virginidad con la persona deseada y la falsedad del mundo exterior a nuestra nobleza, el de los hombres de cortejo y las mujeres fáciles. Y seguro que muchos nos ha pasado por la mente alejarnos de esos mundos siendo amantes perfectos y evitando a toda costa el dolor del fracaso y la exposición a un mundo decadente. Pero este combo es como un recordatorio de que no sólo depende de nosotros.

Marillion - Blind Curve (1985)


Por eso, cuando hay una ruptura para un artista, para él también hay una época de soledad creativa en la que muchas de sus letras son un canto a ese in-pass. Blind Curve es por decirlo de alguna forma la metáfora de aquel momento en el que seguimos avanzando después de la ruptura pero sin saber donde nos llevará el camino. Tomando literalmente el título de la canción, es la curva ciega de la duda, esa que no sabemos hacia donde nos llevará, la que no deja ángulo de visión. La soledad y la reflexión sobre uno mismo es lo que domina el tema y un parrafo resume la idea de cuando uno se topa con el fracaso y piensa en el desilusionante mundo en conflicto: "Vi una viuda de guerra en la lavandería lavando los recuerdos de la ropa de su marido. Tenía medallas prendidas de un sobretodo raído. Se le hizo un nudo en la garganta y los ojos de cementerio", "Veo sacerdotes, ¿políticos?. Heroes en bolsas de plástico negro bajo banderas de naciones. Veo niños suplicando con los brazos extendidos, empapados en napalm, esto no es Vietnam". 

Esta pieza es el sublime más alto de todo el disco a nivel musical con una riqueza de detalles que ya quisieran muchas bandas para su música. Encadena tensión con drama y luego euforia. El detalle final con el solo/riff de Heart of Lothian me hace pensar... ¿podría ser una pequeña idea del refugio que encontramos en los amigos en los momentos duros de la vida? Es algo posible y coherente dentro de la estructura del disco. Quedará siempre como duda pero es una buena teoría para dar unidad a este disco. Además pegaría con el concepto de la siguiente, Childhood's End?, que es de un estilo mucho más vitalista. Ese riff de guitarra brillante y repetido (y que me recuerda un poco a la música de Los Fruitis) busca que estemos activos, eufóricos y pasionales. La letra de la canción es de lo más hermoso que he leído filosóficamente. El hombre hundido que ve como su infancia no se ha ido, debe dejar que el camino siga y seguir disfrutando del encanto que el puede crear en su vida.

Marillion - Childhood's End?/White Feather (1985)


Se percata de que su mejor amigo puede ser el alma de niño que aún conserva y que le hará superarse. Los solos de guitarra y teclado son como pura dopamina que me hacen sentir como si fuera capaz de todo lo que quiero, por unos segundos la felicidad inunda mi mente y el mundo parece mi sitio, el que yo siempre he querido. Y finalmente con White Feather, Fish se suelta y habla de su experiencia de poeta musical y su lucha contra el sistema gobernante. Nos muestra al personaje seguro que desea tirar adelante como un hombre artista y luchador contra la cobardía de la política. 

La composición del disco

Después de la época ajetreada y estresante que tuvieron con Fugazi (1984), querían consolidar su estatus de nueva gran banda de progresivo. En medio de las giras y la composición Fish se dió un viaje de ácido que le duraría unas 10 horas en el cual escribiría gran parte de las ideas que quería para este disco y se inspiró en un traje de soldado que rondaba por la habitación para pensar en el concepto. El guión que surgió lo distribuyó en dos partes que son lo que hoy vemos como cada una de las dos suites del disco, a parte todas ellas bañadas en referencias tanto a otros grupos progresivos como Renaissance o Van der Graaf Generator, como a discos anteriores como Script for a Jester's Tear (1983). Cuando más o menos las tuvieron arregladas musicalmente, presentaron en sus conciertos en forma de adelanto la primera suite integra como si fuera una canción más. Del proceso de composición y grabación nacerían dos canciones más: Lady Nina y Freaks.

Marillion - Lady Nina (1985)


Debo decir que estas canciones con sus letras me parecen un punto intermedio entre este disco y el siguiente, Clutching at Straws (1987). Melódicamente me parecen magníficas y sobretodo la primera aumentan el nivel de diversidad del disco original y le regalan un par de singles más para pasar a la memoria. Por desgracia, no pasaron a la posteridad y son más recordados por fans muy apegados a la banda. A nivel de portada, nos encontramos con el estilo típico del primer Marillion. Es una arte altamente simbólico y que hace referencia a las canciones y sus mensajes. El soldadito es el alma del niño noble y el arlequín la parte creativa, burlona y que se evade mentalmente al escapar por la ventana. El arcoiris sería una señal de la ilusión renovada y en commemoración al 20 aniversario del disco, Fish hizo una renovación del diseño junto al dibujante original y amigo suyo Mark Wilkinson.


En él, se ve la presencia del adulto torturado y pensativo (tal vez una recreación del joven Fish) y una habitación con recuerdos desordenados que evocan lo fantasioso y lo horroroso (camo la cabeza de ciervo). La máscara en el suelo sería una señal de como se quita la máscara de bufón y muestra su realidad como es con sus ilusiones y dudas. Creo que es la mejor forma de hacernos una idea gráfica del disco y valorar su riqueza. En definitiva y por acabar con esta intensa crítica, Marillion demostró ser una de las mejores bandas de su época con esta creación. Todos y cada uno de sus detalles muestran un equipo dispuesto a hacer música muy esmerada, simbólica, anecdótica y emocionante. Dar forma musical a una etapa tan importante como la niñez es muy difícil pero ellos lo lograron a unas cotas tan sofisticadas que le darían un vuelco al rock progresivo. Una obra magna bastante desaparecida de los rankings.

Nota: 9,1

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