martes, 6 de diciembre de 2016

Crítica: Hardwired...to Self-Destruct de Metallica (2016)

Ha pasado ya tanto tiempo desde la última vez que viví la sensación que se tiene al publicarse un disco de Metallica, que básicamente creía que este proceso de creación del décimo disco de su carrera se postergaría hasta el infinito. Pero al final las dudas, más que las súplicas de los fans han hecho que la banda de un paso al frente con este disco que se ha preparado en estudio entre los años 2015 y 2016. Claro, Beyond Magnetic (2011) servía como una forma de aperitivo para aquellos seguidores de Metallica más impacientes por algo nuevo; pero siendo claros, esa obra estaba formada por descartes (algunos de muy notable calidad) de Death Magnetic (2008), aquella obra que se suponía que nos tenía que devolver a los estándares de calidad de los cinco primeros discos. Esa promesa ideal fue incumplida, pero por lo menos entregaron un disco digno de recuperar nuestra confianza y esperar que en la siguiente ocasión se reafirmara aún más este ascenso y se dejara atrás la desastrosa producción de Rick Rubin.

Me voy a ahorrar decir todo aquello con lo que han estado ocupados durante estos años sin publicar un disco de estudio ya que sacando mi vena más dura, considero que eran en mayor o menor medida pérdidas de tiempo que les alejaban de aquello que les tocaba: publicar discos con los que fueran llevando por una buena senda. Ahora en 2016 y en el mismo lapso de tiempo otras bandas del mundillo metal y más concretamente thrash, han tenido y aprovechado mejor su llama creativa: Megadeth sacando por lo menos dos discos de una calidad muy alta como Endgame (2009) y Dystopia (2016) entre otros un pelín menos acertada; Testament con The Formation of Damnation (2008), Dark Roots of Earth (2012) o su nuevo Brotherhood of the Snake (2016), han demostrado ser un ejemplo del buen hacer de la vieja guardia, y aún podríamos añadir a Overkill o Kreator en la ecuación. Si habláramos ya de las bandas nuevas como Vektor o Vader por poner dos ejemplos, la banda de Hetfield y Ulrich se queda en pañales entonces.




No es que quiera ser Metallica... es que ¡soy Metallica!

Pero estando en un entorno musical en el que ya es estúpido intentarse comparar con la intensidad de trabajo y material de otras bandas, vamos a lo importante ¿Metallica ha hecho alguna evolución en su fórmula? Pues en buena medida, si. Lo que ocurre que eso no se puede percibir del todo en la canción que abre y da nombre al disco. Hardwired, se mantiene como un ente independiente, una canción thrash muy directa pero de una factura que no va más allá de lo meramente notable. La entrada me parece tan intensa como un tanto tosca, con esos tripletes de caja que Lars Ulrich ejecuta. El tema se estabiliza cuando Hetfield empieza a cantar y parece ser abrazado por la propia melodía de guitarra que el ha creado. En el minuto 1:33 empieza una pirueta melódica que me recuerda ciertas formas del Black Album (1991), pero la canción es básicamente una ametralladora que dispara, que es efectiva y que es atractiva sin enamorar. El solo de guitarra pues no me llama la atención, me parece bastante mediocre y corto, suena a un Hammett con las alas cortadas o poco inspirado. El doble bombo en la batería incrementa la intensidad del último tramo del tema y mejora un poco las impresiones finales.

Primera prueba superada con solvencia aunque espero mucho más que esto y es lo que recibimos con Atlas, Rise!. Aqui ya nos encontramos con un tema completamente formado y que nos muestra la novedad que vendrá en este disco, la vertiente melódica y pegadiza. Con influencia de Iron Maiden y del sonido metalero de la NWOBHM (metal británico de los años 80), estamos ante una pieza muy bien elaborada y con momentos realmente emocionantes en los que las harmonías de guitarras brillan para hacernos entrar en un solo bien trabajado. El estribillo es fantástico y es la mejor muestra de este nuevo sendero que ha tomado la banda para este disco. Eso si, dos pegas: una intro muy larga que parece querer emular sin tanta gracia lo visto en intros de canciones pasadas como The Shortest Straw o Dyer's Eve con ese toque de acordes primitivos entrecruzados; lo segundo, que se alargan mucho al cerrar el tema. Por fortuna, el viaje parece que se va volviendo más agradable.


La desgracia es que nos topamos con una de esas canciones que me deja más frío del disco, Now That We're Dead. El problema principal es la entrada a la canción que si bien tiene su "qué" con la parte de batería de Ulrich, a nivel de riffs es como esa galleta pasada que vas dejando en el cajón y que contra más tiempo pasa más insustancial me parece. Sólo la inspirada parte vocal de Hetfield la hace salvar de la hoguera de lo olvidable. He leído muchos comentarios de aceptación hacia el supuesto groove de esta canción y considerándola por parte de algunos fans como "una de las mejores canciones del disco". Considero que la canción sólo se pone realmente interesante a partir del minuto 4 cuando la parte melódica y el solo que acaban de salvar los muebles, con un momento digno del Metallica de 1991. En este disco ocurre mucho esto, hay canciones muy bien elaboradas y luego retazos de los otros temas que levantan la esperanza del oyente.

Otro de los momentos grandes del disco llega con Moth into Flame, canción por la que transpira este sonido thrash más pegadizo. Tiene mérito que sepan coger un estilo que no busca "per se" la belleza y que lo conviertan en una obra con mucho gancho y que sabe permanecer en la mente del oyente. La intro ya tiene este toque épico que conduce a el punteo nervioso de la guitarra rítmica. De nuevo destacar la letra y la forma de cantar de Hetfield, le da carácter a la canción al mismo tiempo que valoro mucho como ha aprendido a dar un nuevo sabor a las composiciones de la banda. La colección de riff que se desprende de esta canción son muy sólidos y construyen una base muy digna del legado de esta banda. La primera escucha de este tema fue un tanto chocante para mi, pero como se puede vislumbrar, las diferentes escuchas y el dejar reposar mi opinión me ha hecho apreciar la calidad que tiene. Finalmente decir que Ulrich sigue en los esquemas simplistas de los últimos 25 años pero con toques que hacen que su trabajo aquí me resulte más aceptable y adecuado a la melodía.


Llegamos al quinto tema del disco y aquí debo explicaros mi experiencia personal. Dream No More, empezó siendo una canción que me sonaba tontorrona por la parte vocal harmonizada que hay en prácticamente todo su recorrido. Pero a veces captar el encanto merece tomarse su tiempo y al final, parece que he sabido ver con una perspectiva más adecuada esta creación. Vamos a plantear esta canción como una hija de Sad but True y Devil's Dance, en la que se mezcla contundencia y malicia. El riff principal es como la marea chunga por la que navega un Hetfield que es el Caronte a este viaje al infierno de Cthulu. Desde 1986 con The Thing That Should Not Be, no se trataba este tema de Lovecraft y parece que aquí nos sirve para enriquecer el trasfondo de un disco que se nos presenta hasta ahora muy polifacético. Batería simple, bajo sinuoso y acertadísimo y un solo bastante meloso aunque sin la sustancia de los mejores trabajos de Hammett, han facilitado a que considere esta como una muy buena canción del disco.

El final del primer disco se materializa en Halo on Fire, balada del disco con una elaboración bastante compleja e interesante. Toda la estructura de guitarra que genera esta canción me parece esplendida, en cambio la voz de Hetfield se mueve entre lo excesivamente meloso y lo muy acertado, cosa que ya recuerdo que pasaba en la época de Load y Reload (1996/1997). Cuando empieza a cantar: "Obey, Obey, Come Won't You Stay. Sincere, Sincere, All Ends in Tears" No puedo parar de pensar en que ojalá lo hubiera cantado con la actitud en la que cantaba las partes "tranquilas" de One. Pero cuando gana intensidad, la voz hace lo mismo y el resultado me parece loable. A partir de los 3 minutos para mi la canción ya no me genera dudas y va dando pasos acertados hasta su cierre, con tramos hermosos. En el minuto 5:50 suena una guitarra dulce y sin distorsión que si hubiera sido la base principal de la canción, estaríamos hablando de una de las mejores canciones de Metallica mezclada con los riffs más selectos de la misma. No llegamos a ese extremo, pero ¡muy bien! ¡así vamos muy bién!

Segundo disco y parece que nos vayan a colar una cover de Am I Evil? en este disco con esta intro a base de redoble, pero no, ha sido una Confusion que ha invadido mi mente. Y tenemos aquí otra de esas canciones aceptables que no emocionan: riffs buenos en una estructura un poco caótica que me recuerda los momentos más cansinos de Death Magnetic. En esta canción que hablan del estrés post-traumático de un/a antiguo soldado de guerra, no se logra aquella intensidad que hubiera merecido esta temática. Por eso, no me sabe mal cuando dejamos atrás esta canción y empieza ManUNkind, que por lo menos tiene más sustancia en sus formas. Me gusta su toque melódico a ratos bizarro (raro) y en otros un tanto intrépido que define el sonido de la composición, incluida su memorable intro a lo Maiden moderno. La parte de batería en esta canción se ha llevado muchos palos por parte de la crítica, y vale, podría haber sido mucho mejor, pero le encuentro su encanto a esta especie de entrada y salida del compás que tiene. Con esta canción tenemos un buen ejemplo entre muchos de la promesa de que este disco sería más groovy y que le daría mucha importancia al ritmo cabezón de las canciones. Finalmente, elogiar el solo de guitarra que posee un carácter incendiario y ácido que me sorprende. 

En Here Comes Revenge, nos volvemos a encontrar en una composición esperanzadora que me recuerda de nuevo al álbum homónimo de Metallica tanto por la forma de hacer el riff como por los arreglos de batería de Ulrich. Buena actitud, un bajo que acentúa las gracias de la canción y una letra con una actitud más mundana pero en parte trascendental, hablando de la búsqueda de venganza como estilo de vida y dando vida a la Ley de Talión. Hetfield lo vive en cada momento que escupe al oyente ese "Eye for an Eye, Tooth for a Tooth. A Life for a Life it's my Burden of Proof" y me contagia ese temperamento como pocas canciones de esta banda lo han logrado fuera de sus primeros cinco discos. Y si os fijáis en el videoclip con ese tema animal y haceis relaciones con Of Wolf and Man encontrareis que las dos canciones se mueven más o menos por las mismas notas y acordes, haciendo una curiosa relación que culmina en la forma que está elaborado el esplendido solo de guitarra de Hammett. De esos momentos muy rescatables del disco y que espero ver en vivo.

Mi alegría se ve un poco mermada, eso si, cuando aparece un nuevo bache en el camino con Am I Savage?, canción que se mueve en la fina cuerda entre lo aceptable y lo cansino. No me acaba de cuadrar la repetitividad que da esta canción a unos riffs que por otro lado no son malos. Digamos que mi mente queda demasiado partida como para que pueda recomendar esta canción en ningún sentido, ya que me parece un mid tempo poco agraciado aunque perdonable. El solo de guitarra entrega ni que sea un momento minimamente memorable, pero dudo que eso me haga reconectar con esta canción muy a menudo (por no decir casi nunca). Para mi criterio la peor canción del conjunto. Pero esta cuesta abajo se topa con el ascenso de Murder One, canción dedicada a Lemmy. Creación algo infravalorada por ciertos sectores de la crítica, acaba siendo una pieza de arte musical que sin impactar en exceso es como ese caldo que hierve, que en principio no llama la atención pero que no despreciamos haciendo ese chup, chup de batería del señor Ulrich y que recibe su toque de verduritas y limón con el grandísimo solo que se saca de la chistera Kirk (sin bigotillo) Hammett.

 

El final de la aventura se presenta con el momento más álgido de todo este doble álbum, Spit Out the Bone. Esta canción es la muestra definitiva de que si esta banda se centra y le pone ganas, puede sacar canciones dignas de sus primeros discos. Thrash con toda esa emoción, melodía, furia y temática que se podría desear de esta trascendental banda. Riffs que me ponen los pelos de punta, la mejor intervención vocal de Hetfield desde la finalización del Black Album, progresiones a lo ...And Justice for All (1988) y una intervención del bajo dignisima. Se pueden enumerar un montón de factores que hacen de esta canción una de las cinco mejores que han hecho en los últimos 20 y pico años. Estoy absolutamente viciado a como recita el estribillo Hetfield entre el minuto 2:28 y el 2:38 ¿os habéis percatado de la animalada que es eso? Aún me emociono cada vez que lo escucho. Puentes con harmonías de guitarra, solos increibles, riffs mastodónticos. Ya os digo que leer este párrafo de mi crítica tan denso es como entender esta canción.

Producción, reflexión y conclusión



En el título del apartado de crítica de las canciones he puesto un título que define en buena parte lo que ha pasado en este disco, una banda que ha sabido ser más natural y quedar menos forzada. Primero en lo que es la producción del disco, que resulta más limpia y respetuosa con los diferentes instrumentos que forman parte de la música. Greg Fidelman, siendo ingeniero de sonido junto a Rick Rubin, ha sabido captar mejor la forma de trabajar que merece un disco nuevo de Metallica. Sonido moderno y definido pero tomando apuntes de como redondear el sonido de la batería o como dejar sitio al bajo, tal como se había logrado en el Black Album. En ese sentido es interesante ver como en You Tube ha surgido una corriente de usuarios musicos que deciden reinterpretar canciones de este disco con los tonos de guitarra de los primeros discos o con las construcciones de batería complejas de ...And Justice o Ride the Lightning (1984) por poner unos meros ejemplos.

Todo eso lo podemos interpretar como que muchos momentos de este disco vuelven a la dignidad compositiva de finales de los 80 y principios de los 90, sin quitar a ratos el aroma alternativo de Load o Reload. Pero por otro lado, estas formas del pasado se han sabido macerar con una nueva faceta melódica más pegadiza en los estribillos que da un paso adelante en lo que se había logrado en canciones como King Nothing, Fuel o The Memory Remains, que ya de por si eran muy buenas. La tara de este disco doble es que se presenta innecesario en su formato, ya que Reload es más o menos igual de largo y se presenta en un disco único. Encima esto sólo ha servido para que ciertas canciones de relleno pudieran tener cabida, evitando que el disco fuera un poco más concreto y más satisfactorio en conjunto. Igualmente si miramos lo realmente bueno de este disco, me podría quedar con 9 canciones que nos muestran sin postureo una banda que aún puede estar muy inspirada aunque sea menos productiva que sus contemporáneos.

Valoración: 🌟🌟🌟✰ (Bueno)

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