martes, 1 de marzo de 2016

Crítica clásica: For Those About to Rock, We Salute You de AC/DC (1981)

Recuerdo que una de las primeras tentaciones que tuve al empezar este blog fue el analizar un disco de AC/DC. Entre los firmes candidatos se encontraba este disco, pero sabiendo lo infravalorado que era su sucesor Flick of the Switch (1983) creí conveniente poner cartas en el asunto. Hoy recuperamos de nuevo a los australianos como un guiño a como 1981 fue un año de importancia capital para el productor musical Robert John "Mutt" Lange. Cabe destacar que en este punto el productor ya tenía una espectacular reputación y que la banda estaba en el momento más dulce de su carrera, ya que había podido afrontar la muerte de su cantante icono, Bon Scott, superando de forma exponencial en 1980 todo el éxito que habían labrado entre 1974 y 1979. Para la discográfica era imprescindible seguir explotando el éxito que habían conseguido y lo más rápido posible. Pero a veces, ciertas jugadas comerciales acaban jugando malas pasadas.

Todo esto viene a tenor de que Back in Black (1980) seguía siendo un disco con unas ventas realmente buenas e incluso Highway to Hell (1979) seguía vendiendo bien por el shock de la muerte de Bon Scott e indudablemente por su calidad. Por lo tanto ¿no hubiera sido un poco más recomendable esperarse un año a publicar el sucesor a Back in Black? Según mi modesto criterio, si. Hoy analizaremos este disco y me da la impresión que un poco más de tiempo hubiera podido redondear las ideas que en él se muestran y las canciones hubieran quedado más pulidas, sin tantas prisas y con más margen para solventar ciertos obstáculos. Pero cuidado, no pongáis las luces de alarma ya, porque tenemos que desgranar aún todo lo que ofrece el disco y nos hemos de dejar sorprender por lo que viene en él. Hablando de sorpresa, es importante entender que este disco desde buen principio quiso enfocarse de una forma un tanto distinta a sus precursores, cosa que aclararemos a continuación.


For Those About to Rock es un disco que busca ser más pegadizo y comercial sin perder la esencia electrificante de la banda. La gran curiosidad es que ese sonido no empieza en la primera canción, ya que de alguna extraña forma, For Those About to Rock (We Salute You) parece seguir la estela de Back in Black como un mid tempo que encajaría entre Hells Bells o Rock and Roll Ain't Noise Pollution. Para algunos puristas la única canción que hace levantar el vuelo de este disco, pero como siempre los extremismos han llevado a la humanidad a perder grandes cosas. Sus grandes bazas son el sonido épico del principio un poco a ralentí pero con potencia, un Brian Johnson en estado de gracia y sobretodo el subidón de los últimos minutos de canción (cañones incluidos). Una auténtica maravilla de tema que desde el minuto 1 se convirtió en un clásico y en su innegable tema de cierre. Pero siempre en los conciertos cuando acaba de sonar esta canción, espero que la cosa siga...

Bueno, más bien, que siga el disco y ponerme a cantar I Put the Finger on You. En esta ya se empieza a notar un poco más este sonido pegadizo que la banda quería lograr. Un estribillo claramente provocador y sexual, parece haber sido creado para corearse sin vergüenza en los estadios. Se puede decir que se han perdido unos gramos de épica por un tema que sabe mantener la directa rítmicamente. Tan sencilla como una piedra, funciona como una bola de demoler. Haciendo un símil, cumple la función de Shoot to Thrill sin llegar a esas escandalosas cotas de caña bruta y euforia. En el solo de guitarra también esa idea de ser más sintéticos, con un Angus Young que pone dos trucos melódicos y va que chuta. A su rebufo aparece Let's Get it Up, canción con un riff sinuoso, incluso diría que sexy. La evidencia del cambio de aires respecto al anterior disco es evidente. Simplificación y estribillo melódico, diría que el mayor esfuerzo melódico lo hace Brian Johnson al cantar sus estrofas. El solo sigue por sus derroteros más simples sin desencajar la mandíbula ni nada parecido. Lo curioso es que la suma de las partes es realmente buena y eso me fascina.

Un riff de 6 acordes para un tema algo más acomodado como Inject the Venom le da un toque de contundencia que va bien después de un par de temas algo más accesibles. Pero no nos dejemos engañar, estamos ante otra canción pegajosa con todo el ADN de AC/DC. Mientras Johnson escupe su parte vocal con feroz erotismo, la parte de guitarra construye unos adornos bastante interesantes y melódicos. En la parte rítmica considero que se ha rebajado la velocidad y reducido el toque para quitar el dramatismo que tenían canciones del Back in Black como Let Me Put My Love Into You. No hay guitarras dobladas ni peripecias solísticas en las 6 cuerdas. For Those demuestra ser un disco que al tomarse de forma más relajada, nos muestra otra cara de la banda de una forma sutil, sin que parezca un cambio radical. Entonces llega Snowballed y rompe un poco el esquema para permitirse un poco de caña. Realmente una canción bastante tapada de esta banda que podría estar encajada en cualquiera de los dos discos capitales de esta banda y nombrados al principio. Una parte vocal que brilla por los cuatro costados, unas guitarras con garra, una batería salvaje y un solo muy bien resuelto.

Evil Walks es de esos temas que sabe impactar de primeras con su contundencia y su riff maléfico, pero que con el tiempo me he dado cuenta de que por muy bueno que sea, podría haber sido mejor. Es como ese alumno brillante de tu clase del que esperas más de un 9 pero que se queda en un 8 y pico. Me alegra su presencia porque le da mucha identidad al disco y es una de las razones por la que recuerdo este disco, pero tal vez me hubiera gustado un pelín más acelerado, sin perder ese tono épico-malvado. En cambio C.O.D. acaba satisfaciendo más de lo que en un principio puede aparentar su simplísimo riff. Un par de solos bien resueltos le dan la puntilla a un tema que me gusta mucho la actitud que emana, que su calidad técnica. Breaking the Rules es como rememorar la canción que abre el disco que hoy valoramos pero sin tanto nivel de acierto, sin un cambio dramático al final que la eleve al Olimpo de los temas de AC/DC. Tiene unos grandes adornos blueseros de Angus Young a lo largo del tema, que hacen que le de más márgen a que me lo mire con buenos ojos. En lo vocal seguimos la tónica vista, Johnson en esa época ponía toda la carne en el asador porqué su voz aún lo permitía y eso elevaba un peldaño las buenas ideas de los hermanos Young (destacando el papel compositivo de Malcolm Young).


Eso si, si existe una canción que sea el clímax de la faceta más melódica de AC/DC podríamos decir que es Night of the Long Knives. Un riff que me tiene enamorado desde su primera escucha por su aspecto intrincado pero que luego puesto a la práctica trae menos problemas de los que aparenta. Tiene ese nosequé de Riff Raff, pero con un tono más festivo. Es una canción para dejarse edulcorar sin ninguna culpa y es que algunas bandas como Mötley Crüe también se dejaron fascinar por este riff al crear su respectiva canción Dr. Feelgood. Y es que hablando en términos más generales del disco, se puede decir que For Those bebía de ciertas novedades vistas en los discos de Van Halen, para adaptarse más al mercado de Estados Unidos pero de nuevo, sin perder su sonido. Eso si, tuvieron que acabar el disco con un ligero tropiezo, Spellbound. Y es que si bien sería un delito llamarla una mala canción, creo que ya va demasiado lenta y le falta más densidad de batería. La melodía está bien resuelta (aunque sea simplísima) y la parte vocal no tiene ninguna tara en lo que se dice entonación, pero ¡ahhj! siendo un tema notable, no logra despuntar y acabar de redondear el disco por ir a este ritmo de tacatá.

Conclusiones

Viendo el disco como un conjunto se debe decir que es ciertamente satisfactorio y muy jugoso en lo que ofrece a nivel melódico. Innegablemente hay algún momento que se queda un pelín atascado el disco del cañón, aunque no niego que cumple con mucha eficacia. En lo que a novedades se refiere, creo que aportó mucha fama al rock duro más melódico y comercial (cosa que con los años se visualizaría en el AOR y en el glam metal). A nivel de producción, "Mutt" Lange de nuevo supo dar elegancia a un sonido tan potente como el de los australianos, incluso en situaciones en las que tenían que ir visitando diferentes estudios y estudios móviles por París.

En definitiva, a la banda aún le quedaban un par de años de estar en plena forma y tener su estrella creativa a una intensidad muy buena, pero como ya se advierte en este y en el siguiente disco (que también repasamos aquí), hay momentos en los que ya no se redondean tan bien los temas como en entregas pasadas. Pero curiosamente es un disco que en mi biblioteca digital lo conservo entero, señal de que da totalmente la talla siendo algo inferior a los colosos que vinieron antes.

Nota: 8,3

3 comentarios:

  1. Pues para mí Spellbound es una de las mejores canciones del disco. Lo que son las cosas.

    ResponderEliminar
  2. Spellbound es una gran canción que lamentablemente tuvo poca disfunción....debio ser un tema clasico

    ResponderEliminar