Desde que grabaron sus primeras demos, hasta que lograron publicar su primer disco, Dire Straits (1978), todo fue una concatenación de casualidades que se fueron produciendo para sorpresa de la banda. Ese espíritu de sorpresa era tal que el mismo año de su disco de debut ya estaban empezando a dar forma al disco que hoy veremos y no en Londres como ocurrió con sus primeras canciones, sino en los Compass Point Studios de las Bahamas con unos productores de gran prestigio (Barry Beckett y Jerry Wexler) que ya habían producido discos para los Rolling Stones, Elton John, Willie Nelson, Aretha Franklin, Wilson Picket... La idea era dar continuidad a un primer disco del que se desprendían hits como Sultans of Swing, siguiendo su estilo pero evidentemente con mejores medios de grabación y sin tantos impuestos como los que imponía la industria británica a sus músicos.
Y poca broma, el disco ya estaba terminado para diciembre de 1978 pero se decidió posponer unos meses la publicación del disco (hasta junio de 1979) para evitar que el nuevo disco pisara a las ventas del anterior. Se puede decir, que el éxito de la primera obra era tal, que cuando por fin se presentó Communiqué al público, este se situó por ejemplo en el número 1 de las listas Alemanas cuando aún su debut estaba situado en el número 3 en ventas. Todo ese éxito evidentemente venía de que el material que se presentaba era y aún es de una calidad muy alta, con una banda que creaba un sonido particular y sobretodo, porqué era liderada por un guitarrista y cantante de gigantesco talento, Mark Knopfler. Y es que si bien no sólo se le puede dar a él todo el mérito de las texturas sonoras de la banda, él era el Leónidas de este grupo de espartanos de Deptford (Londres).