viernes, 4 de marzo de 2016

Crítica clásica: Gran Turismo 2 (PSX, 1999)

Como crítico de arte que me considero, no sólo se hablar y valorar la música (mi mayor pasión) sino que también soy conocedor del resto de las artes y por ende, sé que principios o particularidades tiene cada una de ellas. Ante todo, esta primera crítica que dedico a los videojuegos son una confirmación por mi parte de que no estamos sólo ante un mero entretenimiento, sino ante una creación con su diseño, sus conceptos, su estilo e incluso su género. Pero debemos entender que el videojuego es el arte que más interacción nos permite; es un arte que se va desplegando como resultado de nuestras habilidades y que por lo tanto, entenderlo de forma completa significa dedicar un número de horas determinadas a esa pieza artística. Y ante vosotros está la crítica sobre la pieza de arte videojueguil a la que más horas, mimo y esfuerzo he dedicado en mi vida. Centenares de horas, partidas guardadas y partidas perdidas de valoración... una de esas obras de arte que cambió mi visión sobre la dedicación que merece el arte al ser estudiado.

Como siempre hago, situémonos en el contexto de este videojuego. En 1997 existía una visión de los videojuegos de conducción mucho más reducida de lo que a día de hoy se puede apreciar. El mercado mostraba como dominante un sistema de juego que era arcade (accesible) en el que los juegos eran fáciles de entrar y jugar pero que era más difícil llegar a la maestría. En cambio si alguien buscaba una alternativa más parecida a un simulador, sus opciones quedaban fuertemente reducidas  a un PC con juegos como el Indy Car Racing 2 o tirando más de hemeroteca; del WEC Le Mans (1986) de Konami o del padre espiritual de todos, el Chaquered Flag (1983) de la Spectrum. Ya os digo yo que en aquellos años no habían emuladores, es decir, si no quedan copias del juego te quedas sin y a vivir de los frutos que te daba el mercado. Pero las cosas cambiaron cuando apareció la primera entrega de Gran Turismo (1997). Ese juego supuso la auténtica revolución que muchos usuarios podrían agradecer, ya que hasta ese momento los representantes de la simulación eran pocos y con limitada difusión. Con actualmente casi 11 millones de copias vendidas, negar la importancia capital de ese juego sería un craso error...

martes, 1 de marzo de 2016

Crítica clásica: For Those About to Rock, We Salute You de AC/DC (1981)

Recuerdo que una de las primeras tentaciones que tuve al empezar este blog fue el analizar un disco de AC/DC. Entre los firmes candidatos se encontraba este disco, pero sabiendo lo infravalorado que era su sucesor Flick of the Switch (1983) creí conveniente poner cartas en el asunto. Hoy recuperamos de nuevo a los australianos como un guiño a como 1981 fue un año de importancia capital para el productor musical Robert John "Mutt" Lange. Cabe destacar que en este punto el productor ya tenía una espectacular reputación y que la banda estaba en el momento más dulce de su carrera, ya que había podido afrontar la muerte de su cantante icono, Bon Scott, superando de forma exponencial en 1980 todo el éxito que habían labrado entre 1974 y 1979. Para la discográfica era imprescindible seguir explotando el éxito que habían conseguido y lo más rápido posible. Pero a veces, ciertas jugadas comerciales acaban jugando malas pasadas.

Todo esto viene a tenor de que Back in Black (1980) seguía siendo un disco con unas ventas realmente buenas e incluso Highway to Hell (1979) seguía vendiendo bien por el shock de la muerte de Bon Scott e indudablemente por su calidad. Por lo tanto ¿no hubiera sido un poco más recomendable esperarse un año a publicar el sucesor a Back in Black? Según mi modesto criterio, si. Hoy analizaremos este disco y me da la impresión que un poco más de tiempo hubiera podido redondear las ideas que en él se muestran y las canciones hubieran quedado más pulidas, sin tantas prisas y con más margen para solventar ciertos obstáculos. Pero cuidado, no pongáis las luces de alarma ya, porque tenemos que desgranar aún todo lo que ofrece el disco y nos hemos de dejar sorprender por lo que viene en él. Hablando de sorpresa, es importante entender que este disco desde buen principio quiso enfocarse de una forma un tanto distinta a sus precursores, cosa que aclararemos a continuación.