Hay artistas a lo largo de la historia que han sido conocidos por sacar una canción muy conocida en su momento y luego caer en un limbo en el que todo su material siguiente era bastante ignorado por la mayoría de los que en su momento se sintieron atraídos por su hit en particular. Uno de los momentos en los que eso podría haber ocurrido fue cuando una joven Carly Rae Jepsen publicó su segundo álbum de estudio tras ganar la quinta edición de Canadian Idol. Kiss (2012) era el disco receptáculo de una canción pop clave de principios de los 2010’s, Call Me Maybe. Cualquier radiofórmula o televisión musical dedicada a los temas del momento la tenían que poner varias veces al día,ya que siempre estaba bajo demanda.
Otros singles del disco como This Kiss, Tonight I’m Getting Over You (que me parecen superiores a la canción de marras) o Good Time con la banda Owl City, no lograron el mismo boom comercial en el momento e hicieron temer que la fama de Jepsen fuera flor de una temporada. De haber sido así y alguien me hubiera preguntado por ejemplo en 2013 sobre la cantante, pues le habría dicho algo como: “¡Ah si! Aquella chica que saco unos cuantos singles simpáticos de pop en Tug of War (2008) y Kiss. Me gustan This Kiss y Bucket”. Así tan ligeramente hubiera dado carpetazo a mis impresiones sobre ella y hubiera seguido con mi mundana vida. Pero esta cantante no se achantó ante tal reto, agradeció el éxito recibido y trabajó arduamente en hacer música que a ella le llenara.
2013-14 sería su periodo para recoger los frutos de su éxito comercial y para actuar en el musical Cinderella (Cenicienta) durante doce semanas a principios del año 2014. Durante ese periodo de tiempo buscaría la inspiración en artistas como Madonna o Prince para ir creando ideas nuevas y rescatar otras que llevaban en el tintero desde 2011. Su trabajo componiendo le juntaría a grandes nombres de músicos y productores creativos con los que acabaría de redondear sus conceptos: Rostam Batmanglij, las hermanas Haim, Ariel Rechtshaid, Mattman & Robin, Greg Kurstin… Jepsen quería asegurarse de trabajar bien las canciones junto a artistas que ella admirase.
Ese ejercicio le llevó a tener 250 composiciones entre las que escoger para poner en el disco. Entre ellas, la que llamó Emotion fué la que le hizo decidir que su disco tenía que tener un sonido influenciado por los años 80. Y en lo que el proceso de selección de canciones se refiere, citaré a la propia cantante en una entrevista para el programa de radio q on cbc:
“Se hizo fácil reducirlo a 40 ya que buscaba aquellas canciones que más representaran el álbum de forma cohesiva, para que tuvieran un tema común y la gente se lo quisiera escuchar de principio a final. Pero a partir del top 40, la cosa ya era más complicada y empecé a mandar cintas con esas canciones a mi gente de confianza. Mi hermano escuchó las 40 canciones y me mandó una crítica de tres frases para cada una de ellas y mi hermana tenía un sistema de evaluación de 1 a 5 estrellas. Todos tenían sus favoritas y a la hora de cenar se generaban debates muy apasionados sobre cuales poner en el disco. He querido que hubieran canciones para todo el mundo; tanto alegres, como más profundas en las que demostrar cómo ha madurado mi estilo”.